La manifestación y causas de la injusticia son naturalmente espaciales. Todos estamos rodeados de geografías opresivas e injustas, para algunos solo visible desde el carro, para otros es el pan de cada día.
Las geografías injustas se originan en la desigualdad social, en la exclusión a los recursos y servicios sociales y en la no participación de los procesos de planificación en torno al manejo y uso de un lugar. La justicia espacial hilvana los conceptos de justicia ambiental y justicia social, reconociendo la interdependencia de ambos y el carácter geográfico de la injusticia.
Por ejemplo, la contaminación de nuestros recursos naturales en muchas ocasiones converge en comunidades económicamente devaluadas, no obstante los impactos de la injusticia espacial afectan a todos. Continuamente las causas de geografías injustas se originan en la desigualdad social, en la exclusión a los recursos y servicios sociales y ecológicos, en el acceso a el bienestar y calidad de vida y en la no participación de los procesos de planificación en torno al manejo y uso de un lugar.
Pienso en sucesos históricos donde la injusticia espacial y la lucha por el control y uso del espacio tuvo consecuencias mortales. El 6 de febrero de 1980, por proteger el espacio que sostenía su hogar y por defender los apegos y valores que tenía con ese lugar, Adolfina Villanueva, residente del Barrio de Tocones en Loíza fue asesinada a balazos.
En cambio, su muerte dio paso a la ocupación de comunidades turístico residenciales que se sitúan frente el paisaje y delimitan una frontera de desigualdad. Edward Soja, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), menciona que es muy difícil de borrar la huella que deja la injusticia espacial en el ambiente natural y ambiente construido, también es imposible borrar la injusticia de la memoria histórica.
Lugares en resistencia a la producción de geografías injustas
La comunidad de Monte Grande en Piñones, logró legitimar su control del espacio y detener su desplazamiento, tras sus reclamos de participación; evitando así el desarrollo de las geografías injustas del Mega Resort Costa Serena. También hay otros casos de geografía en resistencia y en lucha por el control del espacio como es el de las comunidades aledañas al Caño Martín Peña.
Estas comunidades buscan adelantar la justicia espacial a través de la restauración de su medioambiente físico y social. Esto demuestra que es posible revertir la producción de geografías injustas ya que la injusticia espacial crea la zapata para la resistencia y emancipación. Si vemos esto dialécticamente, en el caso de las comunidades del Caño, la injusticia espacial creó la efervescencia para resistir la amenaza de desplazamiento y provocó la organización y movilización de sus residentes para garantizar su permanencia y la planificación en el manejo de los usos del espacio en sus comunidades.
Herramienta para fortalecer los reclamos de justicia social
Muchos de los conflictos del mundo se originan en la percepción sobre el uso de un espacio, ya sea por sus recursos, valores físicos y/o socioeconómicos. Un espacio convertido en lugar existe porque un colectivo como producto de una relación sensorial le otorgó significados sociales y ecológicos y valores a un espacio.
Dependiendo de esta experiencia sensorial con el espacio desarrollamos significados y actitudes positivas y o negativas hacia los lugares. Estos valores influyen en la manera en que nos relacionamos e identificamos con un lugar. Por esto, la planificación en torno a la transformación y uso del espacio debe considerar las dimensiones emocionales de la experiencia con el espacio.
Esta planificación sirve para facilitar la inclusión de los reclamos, actitudes, preferencias, valores y apegos a un lugar, de manera que atienda y disminuya la producción de geografías injustas y opresivas. En un proyecto que trabajé recientemente se utilizó la herramienta de mapas participativos en el Primer Festival de la Calle Loíza. El objetivo de este ejercicio, además de propiciar la participación, fue explorar la geografía emocional en el noreste del barrio de Santurce e identificar la percepción diversos atributos sociales y ecológicos en lugares y el paisaje.
La geografía que atiende la emoción con el espacio reconoce que el bienestar y la calidad de vida están intrínsecamente relacionados a las experiencias positivas y/o negativas que se obtienen o perciben de un lugar. Este ejercicio permitió la exploración de herramientas geográficas que ayuden a insertar las necesidades, el valor, apego, opiniones y percepciones de los actores locales como un criterio fundamental para la toma de decisiones. Asimismo, esta herramienta geográfica y otras funcionan como un mecanismo altamente útil para comunicar, educar y facilitar la toma de decisiones en torno a la planificación, uso y manejo de los recursos naturales, la planificación urbana, entre muchas otras necesidades.
En fin, los que utilizamos la geografía tenemos la responsabilidad de convertir los reclamos en torno al uso y manejo del espacio/ lugar en herramientas legítimas de participación. Entonces, pienso al geógrafo como gestor de la justicia especial, profesional capaz de explicar, visualizar y atender la producción de geografías injustas o injusticias espaciales.
El autor es geógrafo del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan. También es profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.