
La proliferación del pez león en costas nacionales ha sido definida” como un evento “drástico y [para el cual] todavía no tenemos una explicación”, en palabras del oceanógrafo Jorge Bauzá, quien labora como científico ambiental del Estuario de la Bahía de San Juan. Otros expertos en asuntos marítimos alrededor del mundo señalan a través de información en la mar de la ‘world wide web’ que ésta será probablemente la invasión de animales marinos más destructiva en la historia. “Es posible que no haya remedio para resistir completamente a la invasión, no lo hay de momento”, indicó Bauzá. Asimismo académicos y funcionarios de diversos países caribeños, dónde cada día que transcurre el pez es avistado en cantidades mayores, han sostenido reuniones y foros sobre el peligro que representa el atractivo anfibio -oriundo del Pacífico Oeste y Oceanía- que amenaza a los alejados ecosistemas del Océano Atlántico y el Mar Caribe. Al pez que también se le conoce como “mariposa de mar” o “pez escorpión” (aunque no es el igual que el pez nativo del mismo nombre) hay que mantenerlo fuera de las costas. Es imperativo. “Sobre todo de las áreas recreativas del país; entiéndase los balnearios, que tienen arrecifes cerca de la costa, como los de Dorado e Isla Verde”, expresó Bauzá y añadió que su presencia repercute en un problema ecológico. Porque crea desbalance en la comunidad marina. “No es una especie natural de los arrecifes nuestros y peleará por sus alimentos. Entre ellos los pececitos pequeños y todo tipo de crustáceos. Come también pargos, meros y langostas pequeñas”. Frutos marinos que figuran entre los preferidos y de mayor valor económico dentro de la industria pesquera nacional. Bonito y tóxico Es un pez sumamente voraz y territorial. Así fue reseñado en 1991 por el científico Myers, quien detalló que el pez león “nada rápidamente hacia el agresor para herirlo con sus espinas”. Bauzá por su parte lo describió como “un pez de movimiento lento que no le tiene miedo a la especie humana”. Y especificó que las espinas dorsales son venenosas. “O sea que si alguien lo pisa se puede envenenar”. Como resultado de los inconvenientes que causan a la fauna marina, distintos medios noticiosos de la República Dominicana, México, Colombia, Venezuela y España lo registran como la mayor amenaza de las áreas turísticos y recreativas de sus respectivas costas. Ana Isabel González de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad de México dijo a la BBC Mundo que es un pez que ataca a la especie humana y la envenena. Otros expertos aseguran que se trata de una especie agresiva, aunque es capaz de “hacer amistad” y luego atacar. “En Bonaire una isla [caribeña] que reporta 20 millones de dólares en su ingresos nacionales debido a que sus marinas son saludables y es afamada por la práctica de buceo deportivo ya se han reportado casos que están afectando su economía”, anunció Bauzá. Aún cuando su vistosa composición y belleza morfológica atraen al ojo humano –siendo una de las 10 especies importadas más valiosas en los Estados Unidos, según se publicó en el periódico dominicano Diario Libre – su coloración le permite pasar desapercibido, lo que representa un riesgo para los buzos o nadadores, ya que las espinas del pez león son ponzoñosas. Su picadura aunque es relativamente indolora al principio se puntualiza como “muy dolorosa” después de un rato, dependiendo del veneno recibido. Los síntomas pueden incluir inflamación, enrojecimiento, sangrado, nauseas y hasta paros cardiovasculares. “En algunos casos particulares si la persona es alérgica puede llegar a causar la muerte”, advirtió Bauzá. Pesca y captura El Departamento de Recursos Naturales de Puerto Rico (DRNA) lanzó un anuncio en septiembre del año pasado exhortando a todos los ciudadanos a reportar cualquier avistamiento de algún individuo de esta especie invasora. El titular Daniel J. Galán Kercadó se refirió al pez: “Generalmente se encuentra en bancos de algas, arrecifes de corales o lagunas costeras de poca profundidad, también puede encontrarse en alta mar y constituye un gran riesgo para pescadores y nadadores, pues su picadura es extremadamente dolorosa”, recalcó el secretario. En cambio, seis meses más tarde la iniciativa de la agencia se vio modificada y en esta ocasión el DRNA, – valiéndose de un incentivo económico de dos a tres dólares por la pesca de ejemplar- amonestaba a la ciudadanía a que capturasen el pez como medida alterna para la mitigar la proliferación del pez en terrenos acuáticos. Una solución que aparenta pecar en la irresponsabilidad puesto que se motiva a personas inexpertas a tener contacto con el virulento pez. “Sí, hay que tener un grado de responsabilidad. Antes se debe adiestrar a la gente para que conozcan cómo pescarlo sin entrar en riesgos. A mi juicio no sólo se debería adiestrar, sino que también otorgar una certificación previo a que puedas salir a pescarlo. De hecho, penalizaría a quien traiga una especie y no esté calificado para hacerlo”, recomendó Bauzá. La recomendación de la NOAA es sacarlo del agua A nivel estatal, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por su acrónimo en inglés) recomienda sacar al pez de las aguas y no muestra reservas con que se liquiden los ejemplares de la especie. Como no posee enemigos naturales en el Atlántico, el mecanismo de defensa de sus púas venenosas parece muy efectivo y sus depredadores potenciales en el océano Atlántico y el Mar Caribe jamás se han enfrentado a algo similar. “No hay nada que se lo coma, no hay controles naturales. Este pez llegó para quedarse”, reafirma Bauzá. El pez tampoco tiene preferencias por una especie de peces en particular, y según estudios realizados en los Estados Unidos y el Caribe se alimenta tanto de peces pequeños como juveniles y grandes. Su modo operativo es acorralar a las presas en las cavidades del arrecife y extender sus aletas (similares a las de las atarrayas) y engullirlas enteras. Otra dificultad particular en la reducción es su enorme potencial reproductivo. En las cálidas aguas de Florida, una hembra puede liberar miles de huevos cada semana durante todo el año. Y las crías de pez león llegan a la madurez en un año. En la República Dominicana se han hecho varios estudios y el periódico nacional Diario Libre, en su versión digital describe: “El Pez León (Pterois volitans), especie originaria del Pacífico Oeste y Oceanía, es una especie marina, relativamente grande, que puede llegar a alcanzar los 38 cm. y pesar 1200 gramos. Se distingue por presentar líneas verticales rojas, café y blancas a lo largo de todo su cuerpo, aunque los tonos varían en función del hábitat, y por presentar 13 espinas dorsales cargadas de un potente veneno, 3 anales alongadas y separadas, y entre 10 y 11 rayos dorsales suaves y 6-7 rayos anales”. Bauzá convino con la teoría expuesta anteriormente de que todas las especies proceden de los seis peces león liberados accidentalmente en la Bahía de Biscayne, Florida, cuando se rompió un acuario de una casa al lado de la playa durante el huracán Andrew en 1992. Pero también hay teorías en torno a la liberación intencionada de estas mascotas de acuario en el Océano Atlántico. Que muy probablemente hayan contribuido al aumento de población de la Florida. Vista al Mar, un sitio español en Internet especializado en temas marinos, informa que estos peces se han convertido en un motivo de preocupación para algunos zoólogos que estudian los arrecifes. Lad Akins, director de proyectos especiales de la Fundación de Educación Ambiental del Coral (Reef, por su acrónimo en inglés) considera que esta especie tiene el potencial de causar “un grave impacto en todo el ecosistema marino”. De otra parte, estudios realizados recientemente por la Universidad del Estado de Oregón aseveran que el pez león es capaz de disminuir en un 79 porciento la población de juveniles de otros peces. A pesar de que al navegar el Internet se llega a la conclusión de que nadie puede estar absolutamente seguro de los orígenes de la creciente población de peces león en el Atlántico, Vista Al Mar (www.vistaalmar.es) hace referencia a investigaciones de ADN que sugieren que la totalidad de la población es descendiente de sólo tres hembras. ¿Alguna relación con la contaminación? Este género vespertino y noctámbulo en las costas tropicales. Sus lugares predilectos son los bancos de algas, arrecifes coralinos o lagunas costeras de poca profundidad. “Recientemente un pescador encontró seis individuos en el Canal San Antonio (donde está el Club Náutico de San Juan) y otro en el Escambrón y tengo entendido que hay otro caso en Isla Verde”, reportó Bauzá. Se ha mencionado que habita cercano a los escombros ¿podría tener relación directa con la contaminación? Bauzá argumenta que esta especie habita en rocas sueltas y en fondos duros o rocosos. Pero que también es cierto que habitan en los macrocontaminantes, como son las gomas de carro y las neveras tiradas al mar. “Aunque se le ha asociado a costas desarrolladas (como las del Estuario de la Bahía de San Juan) no podemos concluir que los escombros estimulan la invasión. No obstante los desperdicios podrían contribuir a que se localicen en esas áreas”, concluyó el científico.