Cuando debutó en 2003, muchos considerábamos que el filme Pirates of the Caribbean: Curse of the Black Pearl era una de las películas más divertida de ese momento. Catorce años más tarde, tenemos Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell no Tales, la quinta entrega de una saga que debió haber acabado hace años. No es la peor de la serie, pero Dead Men Tell No Tales es otro ejemplo de una secuela que no debió existir.
Henry Turner, hijo de Will y Elizabeth de la trilogía original, intenta encontrar el infame tridente de Poseidón para lograr levantar la maldición que sufre su padre. Para encontrarlo, necesita la ayuda de Jack Sparrow, nuevamente interpretado por Johnny Depp. Su trayecto no es fácil, pues una banda de piratas fantasmales aterroriza el mar y su capitán tiene una vendetta personal contra Sparrow.
La buena noticia para los fanáticos de la serie es que Dead Men Tell No Tales es mucho mejor que On Stranger Tides, la cual era tan terrible que se parecía a Citizen Kane (1941). Dicho eso, esta no es una película original o digna de mis $9.50. La producción parece un mosaico de escenas de acción grabadas únicamente para tener acceso a nuestro bolsillo. Estas escenas de acción son innegablemente entretenidas, pero no suman a una historia coherente.
Cabe destacar que los efectos especiales le reducen suspenso y poder al filme. Javier Bardem, uno de los actores más versátiles del mundo del cine, interpreta el antagonista del filme, el capitán Armando Salazar. Desafortunadamente, su cara queda escondida debajo de capas de efectos especiales y sus gestos corporales y faciales son imposibles de apreciar.
Bardem interpretó a Anton Chigur, el asesino en No Country for Old Men, uno de los villanos más memorables de las pasadas décadas. Él tiene la intensidad y el talento para brillar en cada rol, pero aquí parece un villano de Scooby Doo.
Lo positivo se encuentra en los elementos familiares de la serie. La banda sonora explosiva de Geoff Zanelli, que alude a la música de la película original pero no la imita, es excelente.
El personaje de Carina Smyth, posiblemente, es lo mejor de la serie desde la primera película. Kaya Scodelario interpreta a una científica que intenta encontrar a su padre, pero por ser mujer es acusada de brujería.
Las apariencias breves de personajes de la película original no se sienten forzadas. El cameo de Sir Paul McCartney es particularmente divertido, y aunque no es central en el filme, es uno de los mejores momentos de Dead Men.
Lo mismo no se puede decir de Sparrow, la estrella original de la serie. Aquí termina siendo irrelevante para la historia. Depp no hace nada para mover la historia hacia delante. Siempre está en segundo plano, haciendo el bufón.
No creo que esta sea la ultima película en la serie, aunque sí concluiría bien. Dead Men Tell No Tales deshace el fiasco que fue On Stranger Tides, dejando en su lugar una producción superior (pero aun mediocre), más entretenida, e igualmente olvidable. Esto es Disney en acción esta década, una maquinaria de secuelas innecesarias las cuales nadie quiere, pero exitosas al fin. Lo que importa es el dinero y no la integridad artística o el storytelling original.