Este martes, y después de una larga espera, inició el Festival de la Palabra 2010. La ceremonia inaugural se dio en el Cuartel de Ballajá en el Viejo San Juan, ahí también se darán la mayor parte de los eventos en agenda. La gente llegó a cuenta gotas. Destacadas figuras del ambiente literario del país y de la cultura en general, así como profesores, estudiantes y demás público miraban ilusionados el evento que se extendió por más de dos horas. La escritora Mayra Santos-Febres, quien es una de las organizadoras y caras del evento, dio la bienvenida a los escritores allí reunidos con no poca emoción en la voz. “Este Festival de la Palabra se hizo para soñar, para unir a gente de distintos lugares, distintas latitudes mediante la palabra”, dijo. Luego inició la jornada musical con un toque de bomba a cargo de Tata Cepeda. Tata cantaba: “estoy buscando un árbol que me dé sombra” en el preciso instante en que el cielo de San Juan se hacía cada vez menos claro y ocupaba oscuramente la noche. El público coreó la música para luego dar lugar al Comborican, quienes pusieron a bailar a varios de los allí presentes con canciones más que conocidas de salsa. Hubo jazz, música jíbara, en fin, una fiesta musical. La decepción de la noche fue el que no se realizara la videoconferencia en vivo con el Premio Nobel de Literatura José Saramago, puesto que está gravemente enfermo desde hace ya varios días en el hospital. Su esposa, la periodista Pilar del Río, envió un mensaje lamentando el delicado estado de salud de su esposo. Luego de un poco más de música llegó la hora de inaugurar la exposición fotográfica “Los rostros de la escritura”, del artista y fotógrafo argentino Daniel Morzindsky. Los asistentes quedaron absortos ante la cantidad de escritores fotografiados en la exposición. Y no es para menos. Roberto Bolaño escondido tras unos arbustos y arbolitos pequeños, Julio Llamazares mirando la inmensidad del mar, Julio Cortázar risueño en una firma de libros, Juan Gelman oliendo una flor, Roberto Juarroz mirando a través de una triste y enana ventanita, son algunos de los rostros que recoge esta exposición. Mayra Santos-Febres ofreció unas palabras en la exposición y anunció la buena nueva de que Morzindsky donó todas las fotografías para asegurar en parte la próxima edición del festival. Morzindsky, hombre de pocas palabras, leyó algunas. “Gujión está al norte, Cartajena de Indias y Buenos Aires al sur, ahora Puerto Rico está en el corazón”, dijo con la voz un poco tiritante. Habló de su trabajo, de por qué ha pasado más de treinta años retratando. “Mi trabajo busca darle rostro a quienes imaginan montañas, ventanas y castillos. Trato de hacer un relato humilde y fragmentario de lo que es la literatura para mí”. Continuó: “como el mito de Sísifo, mientras más autores retrato, más me quedan por fotografiar”. Dijo esto y desde una esquina de la sala, quizá sin que se diera cuenta, el rostro triste de Ernesto Sábato reflejado en una ventana le miraba en silencioso.