La vida universitaria implica mucho más que simplemente asistir a clase. La universidad como espacio educativo permite el acceso a cientos de oportunidades formativas dentro del aula, pero también fuera de ella. En los pasillos, en otras salas de la misma universidad e incluso fuera de ella.
¿Revisaste alguna vez las actividades o viajes de la universidad? ¿Conoces los programas extracurriculares con los que cuentan? Con estos eventos podrás conocer nuevas personas, hacer algo que te guste y al mismo tiempo formarte.
Sí, formarte. Porque para aprender no se necesita un aula.
¿Qué son las actividades extracurriculares?
Las actividades extracurriculares permiten que los estudiantes desarrollen sus pasiones o habilidades mediante el compromiso para con una actividad, el trabajo en equipo o el aprendizaje de determinada habilidad en concreto. Tal y como su nombre lo dice, estas no forman parte del currículo o el programa del curso, y por tanto no suman créditos o horas de clase, aunque en algunos casos pueden hacerlo.
Cada universidad cuenta con actividades propias que ofrece de manera extracurricular a sus alumnos. Algunas de las más tradicionales son:
- Prácticas en empresas.
- Tareas de voluntariado.
- Actividades artísticas.
- Prácticas de algún deporte.
- Aprendizaje de un idioma o habilidad concreta.
- Tutorías entre pares.
¿Por qué estas actividades son importantes en la formación?
Mediante ellas el estudiante aprende a relacionarse con otros, a comprometerse con una tarea, trabajar en equipo y perseguir un resultado. De este modo, poco a poco se convierte en un mejor profesional.
La esencia de estas actividades es el desarrollo de las denominadas habilidades blandas, que en la actualidad se posicionan como especialmente destacadas por las empresas, por lo que apostar por una actividad extracurricular no solo puede ser una buena manera de formarse a nivel académico y personal, sino que también puede funcionar como una oportunidad para el desarrollo profesional.