El Aedes aegypti es el vector de enfermedades virales como el dengue, el chikungunya y el zika. En Puerto Rico, estas enfermedades han cobrado mayor atención recientemente por su peligrosidad y por lo difícil de controlar el insecto que las transmite.
Aunque existen productos hechos con compuestos químicos que repelen los mosquitos, algunas personas prefieren como repelentes el uso de aceites que ocurren naturalmente en las plantas. Independientemente de si los repelentes son naturales o no, es esencial que su efectividad haya sido demostrada científicamente. De lo contrario, las personas podrían invertir dinero y arriesgar su salud usando productos que no son efectivos para protegerlos contra el Aedes aegypti.
Uno de los aceites botánicos que ha probado su capacidad larvicida proviene de la planta Ylang ylang (Cananga odorata). Un estudio publicado en julio de 2014 en la Revista Colombiana de Entomología reportó que una concentración de 200 partes por millón del aceite (2 gotas de aceite por cada litro de agua estancada) era suficiente para matar larvas, aunque no fue muy efectivo con los mosquitos adultos.
Mientras, en pruebas de laboratorio, dos aceites botánicos que demostraron su efecto repelente contra mosquitos adultos fueron los aceites de citronela (Cymbopogon nardus) y de limoncillo o “lemon grass” (Cymbopogon citratus). Un estudio, publicado en el 2012 en la revista Journal of Essential Oil Bearing Plants, reportó que cremas y ungüentos con concentraciones de 10% y 20% de una mezcla de los aceites de citronela y limoncillo repelieron los mosquitos por hasta cuatro horas, comparado con el DEET (N,N-Dietil-3-metilbenzamida).
Un estudio similar con otros aceites naturales, incluyendo aceites de hoja del canelo (Cinnamomum verum), y clavos de especie (Syzygium aromaticum) confirmó su efectividad como repelentes de mosquitos. El artículo, publicado en junio de 2013 en la revista Journal of Pest Science, concluyó que el aceite de clavos fue el repelente más efectivo de los aceites estudiados.
Además de los aceites antes mencionados, en la literatura también se destacan aceites como el de lavanda (Lavandula spica), el de la melaleuca o “tea tree” (Melaleuca alternifolia), el de eucalipto (Eucalyptus obliqua) y el de vainilla (Vanilla planifolia) por sus propiedades repelentes. Se sugiere añadir algunas gotas de estos aceites a atomizadores o botellas de “spray”, luego de diluirlos en “witch hazel” o agua de maravilla y unas gotas de aceite de oliva o de coco.
Al comprar su aceite repelente preferido, es importante que el nombre científico de la planta esté en la etiqueta, pues no todas las variedades de una misma planta producen los mismos aceites. Algunos indicadores de la calidad de los aceites botánicos son su pureza (no debe tener otros ingredientes añadidos), su olor y su precio (si es demasiado económico existe la sospecha de que pueda haber sido adulterado).
Un punto importante es que el efecto repelente de algunas plantas funciona con sólo sembrarlas alrededor de los hogares, o tenerlas en tiestos o canastas en las áreas que se necesita protección contra los mosquitos.
Una de las plantas que ha sido utilizada con éxito a estos fines es el carriaquillo, Lantanta camara. Sobre este particular, en un estudio publicado en el 2011 en la revista PLoS One, se encontró que sembrar plantas altas y densas de carriaquillo alrededor de los hogares redujo las poblaciones de mosquitos en un 50%.
Otras plantas que han sido utilizadas a estos fines lo son el limoncillo, la citronela, la albahaca, el romero, la artemisa, la lavanda, el clavel de moro, el neem, la menta y el geranio. Estas plantas deben sembrarse preferiblemente a favor del viento de modo que se puedan dispersar su aroma y compuestos volátiles por el área de interés.