¿Cuánto valoramos aquellos contextos multilingües en que el hablante tiene la libre opción de adquirir más de una lengua? Disponer de la capacidad de comunicarnos en la lengua natal del país que visitamos es una gran hazaña lingüística y cultural. Resulta maravilloso cuando se elige aprender una segunda lengua por nuestra voluntad, pues resurge ese espíritu entusiasta de adquirirla y de comunicarnos en ese idioma.
Mucho se ha discutido sobre el asunto de Puerto Rico y sus pugnas político-lingüísticas, y los rotativos del país lo han documentado: las legalizaciones en torno a la lengua oficial establecidas en Puerto Rico han estado impregnadas por el aspecto político desde la llegada de los norteamericanos a la Isla, luego de la firma del Tratado de París. A partir de ese momento, se iniciaron luchas incesantes por implantar el idioma inglés.
Los proyectos de enseñanza del anglosajón y español variaban según el comisionado de educación incumbente. Entre los siglos XX y XXI, las propuestas cambiaban según el partido gobernaba. Refirámonos a las más recientes. Durante su cuatrienio, el ex gobernador Rafael Hernández Colón obtuvo el Premio de Asturias con la Ley del “Spanish Only”. Luego, el gobernador que le siguió, Pedro Roselló, retomó la política lingüística propuesta por el primer mandatario electo por el pueblo Luis Muñoz Marín (español e inglés como lenguas oficiales), y no podemos obviar el debatido Proyecto de Ciudadano Bilingüe. Le prosiguió la novedosa propuesta de los rótulos en inglés en los municipios de San Juan, Guayama y Guaynabo. Hoy, a meses de la celebración del referendo 2012, regresa el debate con la propuesta de plataforma de escuelas bilingües del actual gobernador, Luis Fortuño.
En todas las propuestas vinculadas con la política, han surgido debates por parte de grupos de intelectuales, educadores y lingüistas. Entre ellas, la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española ha puntualizado en la prioridad de cimentar la enseñanza de la lengua materna -el español- y luego de afianzada, se podrá adquirir una segunda lengua, el inglés. Lo importante es que ambas se enseñen bien; con su debida planificación y adquisición. Por lo que, se infiere que el asunto de la enseñanza de lenguas debe ser atendido desde la perspectiva de la lingüística aplicada, la didáctica y no desde la política.
Desde hace dos décadas, el doctor Humberto López Morales (actual Secretario General de la Asociación de Academias de la Lengua Española), precisamente desde que impartía cátedra en el Programa de Lingüística de la Universidad de Puerto Rico, ha destacado las deficiencias halladas en la enseñanza del español y su repercusión en el educando puertorriqueño. Parte de aspectos tan básicos, pero fundamentales, como son la planificación, adquisición y disponibilidad léxica. Sus planteamientos se han apoyado en diferentes investigaciones de solvencia metodológica incuestionable, proyectos de investigación dirigidos por el respetado lingüista.
De estos estudios, puedo dar fe de los resultados confiables, pero poco alentadores, de mi disertación de maestría-; una realidad léxica nefasta. Los hallazgos de este estudio demostraron que el vocabulario enseñado en escuela elemental no correspondía a la realidad léxica y cultural del alumno puertorriqueño de escuela pública. Se halló que mientras mayor era el grado académico, menos vocabulario básico adquiría el estudiante a su competencia lingüística. Asimismo, esto concordaba con lo hallado en la programación léxica; los textos correspondientes a los grados mayores demostraban poca o ninguna planificación de vocabulario. (Resultaría interesante repetir el estudio y corroborar resultados; sin embargo, temo hallar resultados similares.) Finalmente, respecto a los estudios de disponibilidad léxica del estudiante puertorriqueño de escuela pública, cabe mencionar que la posición que ocupa Puerto Rico en comparación a todos los países hispanoamericanos, no es muy entusiasta.
Desde hace más de veinte años, el doctor López Morales aspira a lograr que la enseñanza y adquisición del español en Puerto Rico sea efectiva tanto para un alumno que estudia en escuela privada como para un niño que proviene de escuela pública, así expresó recientemente en el Congreso SICELE. Aspira, además, a que esa excelencia educativa llegue tanto a niños aventajados y desventajados socioculturalmente. Es el sueño que aspiran también muchos lingüistas y educadores del país. Aun más, hace falta reestructurar ambos currículos de enseñanza, el de español e inglés y que se considere la libre alternativa de aprender una segunda lengua. La historia de las políticas lingüísticas lo ha demostrado y la sociolingüista Alma Simounet ya lo ha advertido: La imposición de una lengua trae como consecuencia la resistencia.
En este sentido, cabe preguntarse: ¿Cuándo se tomará el asunto de la enseñanza de la lengua materna y de lenguas extranjeras desde la perspectiva de la lingüística aplicada? ¿Cuándo concluirán las pugnas político-lingüísticas en Puerto Rico?
La autora es Lingüista y Catedrática Asociada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Humacao. Dudas o comentarios carmen.orama1@upr.edu