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Las risas y los gritos hacían eco en uno de los salones. El maestro comenzaba diciendo su nombre y a la misma vez hacía un movimiento que los niños debían imitar, uno a uno. Asimismo se repitió este ejercicio con cada estudiante. De los cinco estudiantes presentes, sólo una niña parecía tímida. El resto, tres niños y una niña, demostraban sentirse libres al correr y dar vueltas por el salón de clases. Pero, estas no son las típicas clases donde el estudiante se sienta en un pupitre a escuchar la lección impartida por el maestro. Por el contrario, el alumno se desenvuelve en todo su espacio, siguiendo las instrucciones dadas. Este tipo de dinámica se puede ver en La Escuela de Teatro, en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Aquí el teatro es la lección principal y el motivo esencial para la creación de este taller, por parte del Consejo Artístico de Puerto Rico, Inc. (CAPRI). La directora ejecutiva del CAPRI, Mari Torres, admite que “hacía falta un taller de teatro”. Tradicionalmente ha habido danza y baile, “pero no una escuela permanente (de teatro)”, explicó Torres, quien anteriormente tuvo una escuela de baile llamada “Dance Factory”. Según la directora ejecutiva, muchos “estudiantes entran a la universidad a estudiar teatro y llegan con una experiencia bien limitada o ninguna”. Por tal razón se concretizó esta nueva propuesta educativa para niños y jóvenes –entre 6 y 18 años de edad-, especializándose en el teatro contemporáneo. La Escuela de Teatro cuenta con una facultad vinculada y experimentada dentro del mundo artístico. Estos dramaturgos se encargan de compartir su conocimiento teatral con los estudiantes matriculados. Los maestros “son muy creativos”, y asimismo ellos buscan fomentar la creatividad en los muchachos, añadió Torres. Además de la creatividad, la directora asegura que la escuela se distingue principalmente por su facultad mixta, ya que vienen de distintas compañías y grupos artísticos. Artistas como Maritza Pérez Otero, Pedro Adorno, Gisela Rosario y Yari Helfeld -entre otros- forman parte del grupo de actores y actrices que traen su experiencia y estilo individual a cada clase. En esta escuela no sólo se ofrecerán talleres de teatro, incluso se integrarán talleres especiales como Danza Caribeña, la que se ofrecerá tanto a jóvenes como adultos. Al igual que ya se están ofreciendo clases de yoga y video. El teatro es el arte más inclusivo de todas las disciplinas, “es multidisciplinario”, explicó Torres. Tampoco se debe olvidar que “el cuerpo y la mente se deben condicionar también”. Por eso se ha incluido el yoga como parte del currículo, ya que es una disciplina afín con el teatro. Y no se podían olvidar de los aficionados cineastas. Para éstos la escuela les ofrece una extensión al cine. El propósito es instruir a los estudiantes sobre el cortometraje y el video documental, guiados de la mano de Gisela Rosario –encargada del taller de video-. Con éste tendrán la experiencia de aprender dentro y fuera del aula, utilizando recursos tan accesibles como la cámara de un teléfono celular. No sólo se impartirán clases de teatro, la escuela ofrece clases de español para extranjeros que residan en la Isla, o que simplemente se interesen por aprender el idioma. La escuela tiene unos 40 estudiantes que han sido becados por el programa Expresarte, del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Según Torres, han tenido una buena aceptación, ya que se han matriculado muchos estudiantes. Tres jóvenes de la clase de Maritza Pérez Otero –quien dirige el grupo de teatro Jóvenes del 98– se expresaron respecto a su experiencia en las primeras lecciones teatrales. Rodolfo, de 12 años de edad, se ha sentido “liberado”. La clase le ha dado la oportunidad de expresarse y “ser libre en sus expresiones”, comentó. Para Cristina, de 17 años de edad, el taller “está genial”. Ha sido diferente porque “no es lo que acostumbras a ver en teatro”, dijo. Su dinámica favorita es “caminar alrededor del salón expresando emociones” y ver qué hacen sus demás compañeros. Según Cristina, “lo que veía como un cliché se transforma en un matiz”. Para la actriz y maestra, Pérez Otero, es la primera vez que imparte lecciones teatrales a un grupo tan pequeño. En su clase utiliza el arte de improvisar y los movimientos corporales, así como también los sentimientos. Además, Pérez Otero se enfoca en enseñarles a trabajar en equipo, tal y como lo harían en un escenario. Torres recalca que se le llama “La Escuela de Teatro”, ya que las clases se reanudarán cada semestre y serán complementarias a la educación en las escuelas del País. Pero se diferencia de cualquier otra, ya que se puede ver como “una escuela nacional”, así lo definió Torres. Pueden venir estudiantes de toda la Isla porque se dan clases los sábados, a las cuatro de la tarde. La Escuela en agenda A mediados de mayo se ofrecerá una presentación final de los talleres que se ofrecieron durante el semestre. La fecha está pautada –tentativamente- para el 23 de mayo. Además, en agosto -cuando se reanuden las clases- estrenarán piso de madera y una clase de escritura creativa. Mientras tanto, el taller se concentra en el teatro. También, se dividirán los grupos por niveles de aprovechamiento académico. Este semestre los grupos se dividieron por edades: de 6 a 9, 10 a 12 y 13 a 18 años.