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El pasado 3 de febrero, ocho minutos después de haberse iniciado una subasta en la Casa Sotheby’s de Londres, ya se había vendido una escultura de Alberto Giacometti de la serie El Hombre que Camina, en $104,327 millones. Esta cifra representa el récord mundial de venta de una obra de arte, ya que superó la marca que anteriormente, en mayo de 2004, había establecido el cuadro El Muchacho con pipa de Pablo Picasso, vendido también por Sotheby’s pero en su sede de Nueva York, por el precio de $104,168 millones. El arte forma parte de una experiencia cultural que genera cierto tipo de modelado sobre la conciencia del sujeto social que lo lleva a percibir el objeto artístico como una forma particular de expresión. De la misma forma que otros valores son generados por las instituciones sociales inscribiéndose en la conciencia del individuo, el arte también establece una serie de caracteres formales y de contenido que permiten percibirlo y valorarlo de diferente manera. Si seguimos el punto de vista que desarrolla el crítico Arthur C. Danto, en su libro El fin del arte, podríamos afirmar que el objeto artístico tiene cuatro formas básicas en que históricamente se ha manifestado en la cultura occidental: 1) Antes del siglo 16, el arte era entendido como un ornamento que ayudaba a fortalecer las prácticas devocionales de la fe. Es decir, el arte era una manifestación sensible de la experiencia religiosa. 2) A partir del siglo 16, el arte se va a entender como una representación objetiva de la realidad desarrollando imágenes de corte realista dentro de la tradición clásica renacentista. 3) En el siglo 19, con los artistas impresionistas, se comienza a valorar el arte como forma y esa nueva manera de percibir el arte, pone en crisis los modelos realistas de origen renacentista. La forma, dentro de la escuela impresionista es un proceso que está modificando constantemente los objetos o la apariencia del sujeto en su relación con la luz, que dependiendo de su intensidad o ausencia de luz, lo transforma, sensiblemente. El juego de la luz y de la sombra, crea una atmósfera basada en la dosificación de la luz. Un buen ejemplo de esta tendencia sería la pintura Impresión de Claude Monet. En el otro extremo, la intensidad furiosa de la luz blanca, en lugar de crear una atmósfera, borra el paisaje o el objeto representado, como lo hace el pintor venezolano Armando Reverón, que es una expresión tardía y extrema del impresionismo. 4) El arte durante el siglo 20, pierde el sentido de lo artístico, porque la cultura y todo lo que ésta incluye, carece de la capacidad para crear y afirmar valores, entre ellos, los valores estéticos, entrando en una fase de indeterminación donde el arte puede ser cualquier cosa. Pensemos en los Readymade de Marcel Duchamp. Durante el siglo 20, el arte se fusiona con la producción en serie de los objetos manufacturados que genera la industria y todo se encuentra subordinado a las mismas leyes de mercado donde rige la oferta y la demanda. El arte cobra un elevado valor económico de carácter especulativo, de la misma manera que puede elevarse el precio de un coche de lujo; ya que ambos, arte y automóvil, son mercancías. Para acceder al texto original puede visitar: http://www.radiouniversidad.pr/noticias/artehoy/arte-26-02-2010.html