Imagina que es el 6 de enero, una fecha casi sagrada en la cultura puertorriqueña, el día de los tres Santos Reyes. Estás en una fiesta, casualmente en la casa de los abuelos que es donde suelen reunirse las familias en ese día. ¿En qué área acostumbran a acomodarse los invitados? Indiscutiblemente, alrededor de la comida. Ahora, piensa en el menú. Arroz con gandules, lechón asado, ensalada de papas o coditos y aunque no quepa en el plato, nunca puede faltar el famoso pastel.
El pastel, aunque posee tantos ingredientes juntos que se puede comer solo, los puertorriqueños tienen diferentes maneras de disfrutarlo. Hay quienes lo prefieren junto con arroz con gandules y lechón, unos la acompañan con arroz blanco, mientras que están los que se lo comen acompañado con papitas fritas y un toque de ketchup.
No importa la forma en que lo coman, es uno de los platos más disfrutados. Sin embargo, no son muchos los que saben confeccionarlo y menos los que conocen su origen y lo que representa.
Según el profesor de historia y actual director del Museo Casa Roig de la Universidad de Puerto Rico en Humacao (UPRH), Cruz Miguel Ortiz Cuadra, el pastel puertorriqueño es una influencia africana ya que fueron ellos quienes trajeron el plátano y el guineo, por lo que conocían cómo trabajarlo.
“El pastel tiene de todas las culturas: el ají picante y el achiote de los taínos. De los españoles tiene el cerdo, las pasas, las aceitunas, los garbanzos y de los africanos el plátano y el guineo”, mencionó.
Sin embargo, las opiniones sobre quiénes realmente introdujeron la confección del pastel a la cultura puertorriqueña, están divididas. Hay quienes dicen que es una herencia taína porque los indios hacían el guanime, que era un pastel similar hecho con harina de maíz. Pero el profesor defiende la idea de que es una herencia africana diciendo que "si hubiese sido una comida proveniente de los taínos el pastel hubiese sido envuelto en una hoja de maíz, no en la de plátano".
Por otro lado, el pastel solía ser un regalo que se entregaba en ocasiones especiales, ya que su confección es compleja. Tiene muchos elementos integrados y es un proceso de montaje detallado.
“Primero hay que recortar la hoja de plátano, hay que amortiguarla en el fuego, después hay que guayar los plátanos y hacer la masa. Se le hecha calabaza o yautía a la masa. Si queda muy espeso se le hecha agua, hay que freír el achiote para untarle a la hoja y así darle color y sabor. Hay que preparar el relleno, hay que preparar la carne. Es decir, es una operación bien compleja que requiere una logística y nada de lo que es fácil es un regalo. Tú regalas lo complejo, tú regalas la artesanía, tú regalas una joya”, precisó.
Al ser un alimento de compleja confección no lo saben preparar muchas personas. Por esta razón es que comúnmente se hacen y se consumen pasteles en la época navideña. Además de que es un tiempo de muchas festividades y en las fiestas se regala algo “hecho con esmero”, como dice Ortiz Cuadra. Sin embargo, añadió que hoy día “ha perdido ese carácter de obsequio” porque es un alimento que ya se puede consumir en cualquier día del año.
El también autor del libro Puerto Rico en la olla, ¿somos aún lo que comemos? dijo que para la época de la esclavitud, las mujeres eran quienes preparaban y regalaban los pasteles y eso era una manera de darse a conocer.
“Le dan paso de figuración a la mujer en el espacio doméstico y en navidad porque es tiempo de fiesta”, mencionó.
A desarrollar el turismo gastronómico en Puerto Rico
Ortiz Cuadra insistió en la importancia de desarrollar el turismo gastronómico mediante proyectos innovadores.
Aseguró que a la Isla vienen turistas con el propósito de disfrutar de sus playas caribeñas, pero también para disfrutar de una buena oferta gastronómica.
Como opción para poder desarrollar el turismo gastronómico, el profesor habló sobre crear regiones gastronómicas. Es decir, dividir la Isla por regiones en donde cada una se encargue de confeccionar platos específicos.
“Arecibo y Hatillo son famosos por el queso (…) Igual que esta zona [Humacao] es famosa por los pastelillos de Chapín, pues puedes posicionar esta zona como una de chapín o de langostas. Como Mayagüez, puede ser la zona de las pastas. El cerdo, pues Guavate, y en el centro de la Isla son famosos las butifarras, los embutidos y las morcillas”, agregó.
Sin embargo, el profesor de la UPR en Humacao mencionó que esto sería posible solamente si se comienza a educar sobre el valor de la gastronomía local. “Si nosotros queremos convertir eso [comida típica] en valor patrimonial, tenemos que empezar a educar de muchas cosas. Educar sobre trazabilidad, educar el sentido de gusto, reconectar al cocinero y al propietario del restaurante con una agricultura sostenible, entre otras cosas”, puntualizó.
Aquí puedes encontrar una receta detallada para preparar los suculentos pasteles puertorriqueños.