Mucho se ha discutido en los pasados dos meses sobre el conflicto militar entre el Estado de Israel y la franja de Gaza, controlada gubernamentalmente por las fuerzas armadas del Movimiento de Resistencia Islámica, mejor conocido como Hamás.
¿Qué sucede realmente? ¿Por qué los ataques y bombardeos militares desde la franja de Gaza hacia Israel y viceversa? ¿Por qué están cerradas todas las fronteras de la Franja y no se permite ningún tipo de entrada o salida por cielo, mar o tierra?
Diálogo Digital conversó con el profesor Waldemar Arroyo, experto en Política y Relaciones Internacionales del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (RUM) para aclarar dudas y ofrecer una explicación más profunda y abarcadora del conflicto que mantiene a 1.5 millones de personas al borde de la hambruna, y que ha cobrado casi dos mil vidas, incluyendo 300 menores de edad.
Los orígenes del conflicto entre los israelíes y los palestinos se pueden remontar a tiempos y espacios bíblicos, aunque en términos de la historia reciente, los encontronazos entre ambos bandos se intensificaron a partir de 1967, cuando Israel ocupó militarmente los territorios de la franja de Gaza y Cisjordania, incluyendo la parte este de Jerusalén para convertirlo, junto a la otra mitad oeste, en la capital del Estado de Israel.
Es preciso mencionar que desde 1920 hasta el 1947, los territorios palestinos estuvieron bajo el poder de Gran Bretaña. Tras culminar la Segunda Guerra Mundial, la nación Inglesa decidió pasar el problema de Palestina a la recién creada, en aquel momento, Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta, a su vez, decidió en la resolución 181, dividir en dos comunidades la franja de Gaza y Cisjordania y otros territorios palestinos: un 55% para los judíos, Jerusalén bajo dominio internacional y el restante para los árabes palestinos.
Durante el 1948 dio comienzo la guerra árabe-israelí y la Franja quedó ocupada y administrada por Egipto, siendo utilizado el territorio palestino como plataforma militar por el ejército egipcio. Casi 20 años más tarde, Israel conquistó la Franja, así como Cisjordania, Sinaí y los Altos del Golán.
“La resolución 242 de la ONU establece que Israel debe retirarse de los territorios ocupados. En esa resolución y en la 338 se establece el derecho del pueblo palestino a tener su propio Estado”, indicó el profesor Arroyo.
La resolución 242, aprobada el 22 de noviembre de 1967, exige, además, el derecho a la instauración de la paz justa y perdurable en Oriente Medio, así como el “respeto y reconocimiento de la soberanía y la integridad territorial y la independencia política de cada Estado de la región, y su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras reconocidas y seguras, al abrigo de amenazas y actos de fuerza”. Desde entonces y en distintas ocasiones en las últimas seis décadas, la ONU ha firmado casi una decena de resoluciones en las que exige y recomienda un alto al fuego, así como el reconocimiento de un Estado Palestino.
Conflictos entre palestinos complican el panorama
Durante el 2006 se celebraron las primeras elecciones generales palestinas desde 1996, resultando ganador el Movimiento de Resistencia Islámica o Hamás, cuyo líder máximo es Ismail Haniya, frente a la organiación politico-militar palestina Al-Fatah.
Aunque hubo intentos de un gobierno unificado entre los dos partidos, las negociaciones no dieron resultado, tomando el contro territorial el partido islámico de Hamás. No obstante, Al-Fatah, liderado por Mahmud Abás, mantiene el control de Cisjordania y es el gobierno oficial ante la comunidad internacional, aunque Israel, cuyo líder político es el primer ministro Benjamín Netanyahu, no ha permitido el reconocimiento del Estado Palestino.
La relación entre el partido Al-Fatah y el Estado de Israel es más diplomática. “Al-Fatah reconoció el derecho de Israel a existir y ha expresado que está de acuerdo con que puedan existir dos Estados, uno israelí y otro palestino”, indicó Arroyo.
No obstante, existen algunas diferencias que no son reconciliables. “El conflicto en gran medida es porque hay unos temas técnicos con los cuales no hay acuerdo posible con Israel, y uno de ellos es qué va a pasar con los refugiados palestinos, porque Fatah dice que deben tener derecho a regresar a Israel pero el gobierno israelí dice que no, que pueden regresar al nuevo Estado palestino pero no a Israel”, explicó el profesor del RUM.
Por otro lado, los principales funcionarios del partido de Hamás tienen una visión más radical y extremista que sí podría atacar cuestiones culturales y religiosas, aunque ésta no sea necesariamente la opinión mayoritaria del pueblo palestino.
“Cuando uno escucha el discurso de Hamás se da cuenta que realmente no reconoce el derecho de Israel a existir”, puntualizó Arroyo. El conflicto militar que ha cobrado casi dos mil vidas en las últimas semanas, es más bien entre el partido de Hamás y el Gobierno de Israel. No obstante, las acciones de los principales miembros del partido, han resultado en castigo colectivo para los civiles palestinos.
“Cuando Israel ocupaba Gaza en los años ochenta y noventa, muchos ciudadanos cruzaban a Israel, tenían permisos de trabajo, iban por la mañana y regresaban de noche. Eso se acabó porque algunos palestinos, los que se asociaron con Hamás, comenzaron a cometer atentados contra Israel”, explicó Arroyo.
Sin embargo, aunque estos actos han sido influenciados por las visiones extremistas y fundamentalistas del partido de Hamás, el profesor Arroyo explicó que sucede de igual forma en el gobierno de Israel.
“Siempre hay fundamentalsitas, hay partidos religiosos en la Coalisión de Gobierno y la visión también es la misma: una visión intolerante, que no reconoce el derecho de los palestinos a estar en ese territorio. Se fundamentan en sus libros sagrados, argumentan que el territorio se lo cedió Dios, argumentos que políticamente no son aceptables, incluso se puede notar que a veces manifiestan hasta cierto racismo hacia los palestinos”, indicó Arroyo, quien añadió que sólo un 30% de la población de ambos lados mantienen posiciones fundamentalistas radicales.
Como método de presión, Israel controla en estos momentos toda entrada y salida de la franja de Gaza y Cisjordania. Su espacio aéreo es vigilado por torres de control en Israel; la fuerza naval israelí ocupa las costas y una enorme barrera fue construida en la frontera. Egipto, que intenta ser mediador entre palestinos e israelíes, también instaló una barrera en tierra y condenó el gobierno de Hamás.
“La situación en Gaza es de mucha escasez. Israel no permite la entrada de ningún tipo de bienes, los alimentos son insuficientes. Los informes son que Israel no está permitendo ni siqueira a los pescadores de Gaza ejercer su labor. Las Naciones Unidas y la Cruz Roja han declarado que la situación es crítica y que hay que hacer algo porque podría empezar una hambruna y epidemias”, expresó el experto en Política Internacional.
Aislado los Estados Unidos de América
Ante una posible violación a los derechos humanos, el gobierno de los Estados Unidos Unidos de América (EE.UU.) se ha mantenido al margen de la situación entre Israel y Gaza. Esta acción es poco característica de parte del gobierno estadounidense, que en otras ocasiones ha condenado acciones similares a las tomadas por el gobierno israelí y ocupado militarmente territorios dominados por ejércitos considerados grupos terroristas, como es el caso de Hamás en la franja de Gaza.
Puede resultar difícil olvidar que Israel es uno de los principales aliados militares y económicos de los EE.UU., por lo cual la nación americana prefiere mantenerse al margen de la situación aunque vaya en contra de la visión que en otros países han impulsado de manera agresiva.
Tampoco es posible olvidar que más de 5.5 millones de judíos residen en EE.UU., población con mucho poder económico y político. Para que se tenga una idea, Israel es el país con la población más grande de judíos en el mundo, con seis millones.
“Alrededor de un 70% de la población de EE.UU. es pro israelí, por lo que los políticos del país no se van a arriesgar a apoyar a los palestinos porque les podría costar las elecciones”, opinó Arroyo.
El 31 de octubre de 2011, el Estado de Palestina fue admitido como miembro de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) en calidad de “Estado miembro de pleno derecho”, mientras que la Asamblea General de la ONU le concedió la condición de “Estado observador no miembro” en el 2012.
No obstante, ambas organizaciones continúan en espera de un acuerdo de paz y negociaciones entre Israel y el Estado de Palestina para su establecimiento oficial.