El Comité Central de Comida de la huelga en la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, alimenta diariamente alrededor de 250 a 300 estudiantes con las tres comidas del día.
El trabajo realizado por las personas del comité es voluntario. No cuenta con una composición exacta de personas, pero aproximadamente se repiten entre 12 y 15 caras que se unen desde diversos comités de bases de los portones que se mantienen cerrados desde el pasado 28 de marzo, cuando el recinto inició un paro.
La diversidad del comité es sumamente amplia. Hay estudiantes que cursan diferentes años, incluso alumnos de maestría y de diversos departamentos. Además, familias de los mismos estudiantes —que el pasado 6 de abril extendieron la paralización de la UPRRP a una huelga indefinida—se han ofrecido para colaborar.
“En este espacio se vive la inclusión de la que tanto se habla durante los procesos de paro y huelga”, explicó Joshua García, uno de los coordinadores del comité.
Los alimentos que confeccionan llegan gracias a donativos monetarios y de productos. Estas donaciones, según García, han llegado desde diversos puntos de la Isla, incluso de manos de dueños de fincas que han aportado alimentos de sus propias cosechas.
Con esto, los estudiantes, que se encuentran inmersos dentro de los portones, cuentan con un menú variado. Incluso, tienen opciones para los veganos, aunque los voluntarios aceptaron que esta opción es la más compleja de preparar.
El Centro de Estudiantes es el comedor
El Comité de Alimentos ubica su sede en el Centro de Estudiantes del campus. La idea, explicaron, nació de la necesidad de no solo atrincherarse en los portones, sino de tener un espacio donde compartir. Y es que el espacio les da oportunidad de realizar otras actividades fuera del área de la cocina.
Por ejemplo, recientemente los estudiantes en huelga realizaron un conversatorio sobre relaciones de género, con el que se buscó que cada integrante opinara sobre qué es para ellos perspectiva de género. La idea fue estudiar más a fondo el término a fin de crear conciencia sobre sus significado en el contexto social actual.
Mano a mano entre comités
A pesar de la labor titánica de alimentar cientos de estudiantes en huelga, el Comité de Alimentos del Recinto de Río Piedras no ha estado solo dentro del campus.
Por ejemplo, durante los días de paralización de la Universidad, han aunado lazos de colaboración con el Huerto Semilla de la UPRRP, quienes envían varias personas constantemente para colaborar en los turnos de la cocina. Es una ayuda mutua, pues el comité les provee los alimentos que se desechan para el Compostero Comunitario.
También, el huerto, en ocasiones, les suple vegetales que se siembran y nacen allí, como repollo, y en su mayoría especias para condimentar los alimentos.
El Huerto Semilla es un proyecto que comenzó en la huelga del 2010 frente a la emblemática Torre del recinto riopredense. Más tarde se trasladaron a su lugar actual en la parte trasera de la residencia de estudiantes.
Otra colaboración surgió de parte del Comedor Social. El primer día de paro en la UPRRP, el 28 de marzo, suplieron el almuerzo y los donativos monetarios que recogieron los donaron al Comité de Comida.
Joshua García también trabaja hace dos años con el Comedor Social y manifestó que ellos fueron sus mentores antes del proceso y durante.
Además de asesorar, el Comedor Social les ha prestado sus utensilios de cocina y mesas para el uso del Comité de Alimentos.
Experiencia del voluntariado
Yaení Portela Molina, voluntaria del comité y estudiante de sexto año de la Facultad de Ciencias Sociales, comenzó en la huelga destacada en un portón que servía de puente para hacerles llegar los alimentos a los demás.
“La experiencia ha sido mayormente de aprendizaje, solidaridad. De una forma indirecta, se van rompiendo con los esquemas de género que usualmente tiene nuestra sociedad de que la cocina es el espacio predominante por las mujeres, y aquí se busca romper con esos esquemas”, dijo Portela sobre su experiencia.
Expresó que se busca problematizar eso que se ha naturalizado y abrir un espacio tanto de una alimentación saludable a un espacio de aprendizaje porque “esto es para aprender, crecer como equipo, como personas y entiendo que ha sido una experiencia muy amena y sobre todo llena de aprendizaje y transformación”.
De esa forma, cree que el Comité de Comida representa esos espacios que se consideran tan cotidianos y tan pequeños, como un espacio que transforma y cómo desde la misma comida se puede cambiar como sociedad, ya sea desde la alimentación, hasta cómo perciben la comida y a las personas.