
…pero no puedo. No puedo por instinto, por reacción inmediata, pero más aún, no puedo por lo mismo que leo en los espacios que más simpáticos le son a esta nueva-vieja forma de gobierno. Hoy decidí darles el break conceptual a las apepés (Alianzas Público Privadas) mirando dos fuentes que ni el más conservador de mis lectores podría criticar: el semanario Caribbean Business (que por cierto, nos advierte que las apepés son nuestro último chance, en portada), y el portal mismo de las APP. Primero el portal, que nos informa que La Autoridad tiene la misión de guiar y facilitar el establecimiento de Alianzas entre el Gobierno y entidades privadas… con el fin ulterior de facilitar el desarrollo económico y el enriquecimiento de la calidad de vida en Puerto Rico. So far, so good. Suena hasta bonito. Lo privado y lo público se unen con el fin de lograr el bien común. No el “profit” necesariamente, sino el bien común. Esto es consistente con la insistencia del Gobernador de que las APP no son un caso de privatización, sino una cosa “nueva”. Qué cosa, no me está claro, así que voy a la sección más prominente del sitio (un sitio web bonito, por cierto, con molinos y puertos que nos susurran un futuro posible), al arte que me invita a acceder al contenido de la reciente conferencia. Una conferencia que fue motivo, de paso, de una protesta en contra de la “privatización” que el pueblo sospecha se esconde detrás de todo esto. Pero nada, yo busco el plan, la explicación, lo que sea que haga las apepés distintas de las privatizaciones descarnadas y fallidas en el modelo fracasado que ya hemos visto en las últimas décadas en Chile, Argentina, Rusia, Polonia, Bolivia, Iraq, New Orleans, Sur Africa…Busco porque quiero creer, y quiero creer porque aparentemente, según me dicen los representantes de mi democracia, no me queda otra, todo está roto, todo es un desastre… Me encuentro con que el plan posible propuesto en el sitio, para empezar, lo incluye…todo. He aquí la lista, copiada enterita: Sanitary landfills; Reservoirs; Plants for electrical power production that are alternatives to oil; Mass transportation systems; Health, Security, Education, and Correction and Rehabilitation facilities; Affordable housing projects; Sports, recreation and cultural entertainment facilities; Wireless and land communication networks; High technology and mechanization systems; And other kinds of activity or facilities that are identified as a priority through legislation. La lista es consistente con lo que dice Romero Barceló en su larguísimo editorial en el Caribbean Business de esta semana, donde apasionadamente alega que aunque el rol del gobierno es proveer seguridad pública, educación, salud, energía, agua, y esas cosas, esos servicios pueden pasar a manos privadas porque “whenever private enterprise can provide a public service more efficiently and at a lower cost to the public, we should allow private enterprise to do it. They, in turn, will provide the jobs”. Dentro de mí, una voz de alarma (¿el ángel o el diablo de Tom, el gato de Jerry?) me dice cosas como what about profit? ¿Cuándo, en la historia de este país, tal vez la de cualquiera, se ha logrado un mejor servicio de salud, agua o seguridad recurriendo a manos privadas que, contrario a las públicas, necesitan PROFIT para existir? Pero prometí leer con la mente abierta, leer para creer, así que paso la página de la columna de Romero y sigo leyendo otras en el Caribbean Business. Miro, por ejemplo, la lista de los invitados a la conferencia celebrada en el Conquistador. Salen en la historia de portada del Caribbean Business, y son muchos. Algunos nombres me resultan familiares. Rebusco un poco. Sólo un poco. Y me encuentro cosas que me impiden creer en la solución de las APP. Encuentro, por ejemplo, a Fluor Corp, el primerito de los invitados de la lista publicada en la página 21 y una compañía Fortune 500, y también uno de los contratistas más importantes en la “reconstrucción” de Irak y en las intervenciones de emergencia en Nueva Orleans tras el huracán Katrina. No es un buen record-ambos procesos fueron duramente criticados en la prensa internacional. En Irak, por ejemplo, la reconstrucción fue asignada (muchas veces sin mediar subasta) a compañías como Fluor, Halliburton y demás, en lugar de emplear a los muchísimo más baratos y desplazados contratistas iraquíes, contribuyendo así a la destrucción de lo que quedaba de la clase media iraquí, una clase media educada, secular y dispuesta a trabajar en la reconstrucción de su país, una clase que puedo haber sido empleada en lugar de desplazada, humillada y ofendida. En Katrina, ya sabemos lo que pasó – el huracán causó 1,090 muertes en Nueva Orleans y el manejo posterior del desastre fue no solamente malo, sino carísimo: los chavos del gobierno se fueron todos a manos privadas como Carnival, Fluor, y BKR…Junto con entidades como Bechtel y Chevron, Fluor formó, por cierto, una mesa redonda después del asunto de Katrina, para quejarse al gobierno por ser víctimas de competencia deshonesta por parte de los “non profits” que insistían en meterse a Nueva Orleans a hacer de gratis lo que ellos querían hacer for profit… Y hablando de Bechtel, también sale en la lista de invitados especiales. ¿Qué sabemos de Bechtel? Sabemos que fundaron (junto con Pepsi y 6 compañías más) un think tank en Estados Unidos que generó un documental, de PBS, para explicar y apoyar el uso de políticas de libre mercado para resolver todo tipo de problemas y servicios sociales. Sabemos también, y esto es más reciente, que en 1998, Bechtel reportó 12.6 billones en ganancias, 2.4 de ellos en América Latina. Uno de sus proyectos más importantes era la privatización del sistema de distribución de agua en Bolivia. Bajo su dirección, el agua aumentó 300% en precio para los bolivianos – habitantes de uno de los países más pobres del mundo. Pero qué más dá, ya sabemos que el agua no es un derecho humano. El caso es que los bolivianos se cansaron, se tiraron a la calle, y exigieron que se le quitase el contrato a Bechtel, que por cierto ha tenido contratos similares para manejar agua en Manila. Bechtel obtuvo también contratos en Irak por unos 2.3 billones, tras haber participado de un grupo (les gustan los think tanks, a estos individuos) que se dedicó a influenciar la opinión pública a través de columnas y noticias escritas por autores en su nómina, como G. Shultz, para promover la guerra en Irak (guerra de la que esperaban sacar tremendas ganancias) como una guerra “necesaria”. Por ejemplo, el tal Shultz escribió en el Washington Post en el 2002 que la guerra era inminente porque “si hubiera una serpiente cascabel en tu patio, no esperarías a que te mordiese para entonces atacarla en defensa propia”. Bechtel estuvo también en el desatre de Katrina, donde cobraron chavos del gobierno (es decir, chavos de la ciudadanía) para proveer unos trailers para refugiados. Hablando de cómo lo privado no necesariamente es mejor: En Cuba, donde no se privatiza ningún servicio gubernamental, y a pesar de haber tenido 90% bajo agua una ciudad grande, en seis huracanes (incluyendo a Katrina) han muerto solamente 16 personas. Usted odie a Cuba todo lo que le de la gana-hay mucho que odiar allí, pero ese no es el tema de este post. El punto es que me resulta cada vez más claro que hay ciertas cosas que las manos privadas, por definición, tienden a hacer peor, no mejor, porque contrario a las públicas, tienen que hacer chavos, muchos chavos, para sus accionistas, para sobrevivir. Las empresas y corporaciones privadas obedecen no a la lógica de la calidad de vida y el bien común a la que apelan en el sitio web de la Autoridad de las APP, sino a la lógica de la ganancia en constante aumento. Bechtel, criticado recientemente por, entre otras cosas, tener vínculos con la familia Bin Laden y por extracción ilegal en el Congo, obtuvo el contrato en Luisiana para crear alojamiento para refugiados sin subasta, por tratarse de una emergencia. Los contratos además fueron criticados por lo caros y por dejar fuera del proceso a potenciales postulantes locales. Igualito que en Irak. Podría seguir. Las notas originales para esta entrada incluían otros personajes, como Goldman Sachs y Morgan Stanley. Pero resumamos: Este es mi problema con las apepés – me recuerdan un patrón de décadas recientes, un patrón magistralmente descrito por Naomi Klein en su libro, un patrón que temí ver llegar cuando empecé a notar (y comenté en este blog) un uso frecuente de metáforas que aludían al “desastre”. El patrón, llamado por Klein “complejo del desastre”, es más o menos así: Ocurre un desastre político (como un golpe de estado, como Chile o Iraq), financiero (como el colapso fiscal de los “tigres” asiáticos) o natural (como Katrina o el tsunami en Asia), y entonces el gobierno, preferiblemente ahuecado de antemano para volverse “pequeño y ágil” , declara que hay una “emergencia”, y procede a venderle las necesidades de la población (ahora llamadas “oportunidades”) al mejor postor…o al postor más amigo…o al postor mejor conectao…en fin. Curioso el nombre del lugar que eligieron para reunirse – El Conquistador. Curioso porque en los círculos izquierdosos latinoamericanos suelen referirse a los procesos globalizadores requeteneoliberales de las pasadas décadas como “la segunda conquista.” En la primera, los europeos se llevaron los recursos naturales. En esta segunda, las corporaciones se llevan los bienes públicos (mal)administrados por los estados. Me cuentan los que de eso saben más que yo, que un inversionista (un individuo, un grupo, una compañía) antes de invertir en una idea se fija en los hacedores de la misma: ¿cómo són? ¿Qué record tienen? Como país, cada APP representa una inversión nuestra, de pueblo. Es decir, en este caso Puerto Rico es también inversionista y está en todo su derecho de pasar juicio sobre el carácter de aquellos que quieren que invirtamos en una alianza con ellos. ¿Cómo son? ¿qué record tienen? Para acceder al texto original puede visitar: http://rimabrusi.com/