Esta es la primera entrega de una serie de tres reportajes sobre los medios informativos alternativos que surgieron a partir de la huelga estudiantil universitaria durante el año 2010.
Cuatro jóvenes se sientan al borde de una mesa de madera en un apartamento de Santa Rita. De la pared, cuelga una bandera puertorriqueña con el triángulo azul celeste. En una esquina, una computadora, una consola y unos cuentos audífonos.
-Hay que chequear lo de México.
-Tenemos la entrevista con Chile.
-Tengo para entrevistar a un estudiante de la escuela de aviación.
-La semana que viene se celebra el natalicio de Luisa Capetillo.
Se encuentran un jueves en la noche en una reunión editorial de Radio Huelga. La única mujer del grupo, Olga del Mar Reyes Maldonado abre su libreta abultada de notas. Lee la agenda de trabajo. Tienen que aprobar una propuesta para un nuevo programa. Tienen que decidir cuál será el tema de la próxima mesa redonda, que se emite una vez a la semana. Alrededor de ella intercambian palabras los estudiantes graduados Francisco Jiménez Crespo y Juan Miranda Ruiz. Llega Frank Aquino Ruiz, del programa Metalurgia, que carga con viandas y vegetales que cultiva. Bayram Gascot Hernández se excusa. Son cinco jóvenes que trabajan para rescatar el proyecto radial que surgió en la huelga de estudiantes del año 2010.
Ricardo Olivero Lora era estudiante de derecho cuando irrumpió el paro de 48 horas del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en abril de 2010, el cual sirvió de antesala al proceso huelgario de la institución universitaria. A las tres de la mañana, en la densa noche, se internó en un paseo que luego se convertiría en costumbre: le daba la vuelta al Recinto y visitaba todos los portones y los comités de huelga. Le causaba particular interés ver las diversas dinámicas, las formas de entretenimiento, las comidas, las diversas clases sociales.
“De las primeras observaciones que tuve fue que no había una buena comunicación entre los diferentes comités porque estábamos esparcidos por todo el Recinto y era difícil construir un engranaje de espacio”.
Se le ocurrió entonces una idea: colocar un transmisor en el medio del Recinto para lograr una comunicación más efectiva entre todos los portones. Podría instalar una antena que abarcara un radio de dos millas a través del transmisor de banda AM para operar sin licencia, cumpliendo con las disposiciones reglamentarias de la FCC. En ese momento, no se vislumbraba la función periodística que luego desempeñarían.
“Si hay algo que tiene en común su génesis [de Radio Huelga] a lo que se terminó haciendo, es que siempre se sintió como una herramienta. No nos considerábamos un medio como tal bajo el paradigma de la neutralidad periodística. Somos parte, somos huelguistas, esto es una herramienta de lucha. Nuestra lealtad es con el movimiento, no con un abstracto del medio”.
Luego de leer manuales y reglamentaciones, conseguir equipo donado y enfrentarse a dudas técnicas, un puñado de gente que se había unido al ímpetu de Ricardo, se reunieron una noche en las antiguas oficinas del Consejo General de Estudiantes (CGE), en ese momento vacías, en las inmediaciones del Centro Universitario. Para poder acceder al techo de las oficinas, tuvieron que “expropiar una escalera de la contratista” que estaba remodelando la Facultad de Ciencias Naturales del recinto riopedrense. Entre tres y cuatro de la mañana consiguieron la escalera, muy pesada, y se la llevaron, tirándose al piso cuando pasaban los guardias. Al mediodía, descamisado, sin dormir, sin comer, con el sudor bajando a chorros, Ricardo llamó a un compañero y le dijo: “Estamos al aire”. Era el 2 de mayo de 2010.
Radio Huelga estaba abierto para todos los huelguistas, por lo que la programación que al principio se pensó de cuatro horas diarias, enseguida cobró forma para llenar las 24 horas del día. La programación contaba con un nutrido grupo de Dj’s espontáneos que llenaban horas de música, y pronto surgió una varieda oferta de programación. El Castor de sátira política, la radionovela Amor de Barricada con sus historias cotidianas de la huelga y las bromas internas, y Resistencia Deportiva, que hoy sigue en pie como mecanismo estudiantil de información deportiva, brotaron de la emisora estudiantil.
“Dormíamos en el piso. Usábamos a veces las sillas para dormir entre ellas. Estábamos lejos de los portones. Los suministros que recibían (los huelguistas) a nosotros no nos llegaban”, recuenta Ricardo. Un día, decidieron pedir comida a los radioescuchas. Se apareció un niño acompañado de un señor, que habían bajado de un pueblo en la montaña solo para llevarles comida. Más adelante, el fenecido líder de la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (HEEND), Ángel Santos, junto a Ricardo Santos, empezaron a cocinar entre los campamentos.
Por su parte, Olga del Mar Reyes Maldonado llegó a Radio Huelga en busca de refugio, luego de que perdiera la caseta en que dormía en la Facultad de Humanidades. “Yo solamente estaba buscando un techo donde dormir, pero había tantas cosas pasando que era imposible no integrarse”, recuerda la ahora estudiante de maestría en Trabajo Social.
Rapidamente fungió como locutora, productora y coordinadora. Suplió la necesidad de cubrir lo que estaba sucediendo, redactar rápido una noticia para que saliera al aire, cubrir como DJ un período en la noche. “Es un colectivo donde no se asume una tarea permanente, todos están cualificados para hablar al aire, coger una cámara, escribir una nota”, explica.
El incidente que trastocó el rumbo de Radio Huelga se suscitó el 20 de mayo de 2010. Durante el vigesimoctavo día de huelga, un grupo de estudiantes se amotinaron en el Hotel Sheraton en protesta contra el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño. Según Ricardo, ese día, Radio Huelga imprimió un carácter periodístico a su gestión. “Todos los huelguistas eran corresponsales en potencia de Radio Huelga”, por lo que a quien primero llamaban, sobre arrestados y heridos, sobre gases y macanas, era a la estación autogestionada estudiantil.
El movimiento en la sala ocupada del CGE se agitó ese día. Los reporteros de Radio Huelga contaban los nombres de los estudiantes afectados, entrevistaban en vivo a oficiales de diversos cuarteles, llamaban a huelguistas para que contaran lo que veían al aire, los radioescuchas colaboraron en la búsqueda de información.
A partir de ese momento, los medios tradicionales de mayor alcance en el país empezaron a citar la información provista por Radio Huelga. “Nos empiezan a respetar. Hasta ese momento éramos un corillo de chamaquitos jugando a hacer radio”, añade.
“Lo que nos daba legitimidad es que éramos nosotros mismos. No era gente que venía a interpretar lo que estaba pasando. La gente estaba hablando sin filtro. No es necesario que estés de acuerdo o te caiga bien, pero lo estás escuchando directamente de la boca de nosotros. Rompía muchos esquemas. Lo otro, la transparencia. Transmitíamos íntegro las Asambleas de Estudianes. Palabra por palabra, gente por gente. Llega a tu propia conclusión. Eso me parece que es lo opuesto a lo que estamos acostumbrados por el Estado y la administración (universitaria)”, contempla Ricardo.
Una vez concluida la huelga, tenían planeado discutir el futuro del programa radial. Ricardo llevó a una reunión concurrida una propuesta para que Radio Huelga levantara los trabajos, y se convirtiera en un colectivo que solo se activara cuando fuera necesario. Nadie lo secundó. Decidieron continuar con el proyecto.
“Es quijotesco”, suelta Ricardo. Una vez los integrantes retomaron sus estudios y restauraron sus rutinas, hasta entonces sacudidas por la huelga, era solo lógico que no existiera el mismo nivel de entrega. “Cuando empezamos teníamos la ventaja de que no teníamos que estudiar, éramos trabajadores full time de la emisora”, subraya Olga.
En la segunda parte del conflicto, Radio Huelga inició su experiencia nómada. “Salimos del Recinto a raíz de la ocupación de la Policía. En una noche cogieron todo el equipo, lo montaron en el carro y, ¿qué hacemos ahora?”. Dos colegas de la Escuela de Comunicación (COPU) del recinto riopedrense les facilitaron las llaves de su propio apartamiento, brindándoles total libertad para instalarse. “Todo el tiempo hemos tenido un apoyo tan brutal de todo el estudiantado, estén inmersos en el movimiento o no, siempre han sido muy solidarios”, comparte incisivamente Olga con una sonrisa.
Durante ese segundo proceso, Radio Huelga expandió su labor periodística, recibiendo a reporteros de Al Jazeera y Telesur para colaborar en la distribución de información sobre el movimiento estudiantil. Luego de la segunda huelga las actividades comenzaron a decrecer.
La producción de contenido en Radio Huelga decreció al punto de sostenerse por entero de sus redes sociales, que ya han alcanzado más de 30 mil seguidores.
Francisco Jiménez Crespo, quien maneja las redes sociales del medio, dice que navega la internet y diversos medios noticiosos en busca de todo tema que se relacione con derechos humanos y la política estudiantil en Latinoamérica y Puerto Rico.
“Los últimos días todo lo que tenga que ver con Oscar (preso político puertorriqueño), con lo de México (estudiantes desaparecidos) o con la UPR. Pusimos un post del Residente (Calle 13) y Rubén Blades a favor de los estudiantes mexicanos y gustó", dice en tono jocoso.
Según el estudiante graduado de Estudios Hispánicos, prácticamente los últimos dos años Radio Huelga vive a base de su red social. “Yo diría que Radio Huelga es un proyecto dentro de las redes sociales para tratar de informar lo que otros medios en Puerto Rico no cubren o no cubren de una manera crítica”, concluye.
Olga del Mar Reyes lee un puñado de notas de su libreta.
-Esto es solo un borrador- recalca. Se trata de un borrador para sentar un norte a la labor editorial, que surgió a partir de una discusión previo a la restauración del programa.
“Creemos en el antimperialismo cultural y político. Creemos en la liberación social de los oprimidos y su derecho a luchar de las maneras necesarias para tener su derecho a la autodeterminación. (Somos) Anticapitalistas en el sentido que nos oponemos a todo tipo de opresión que surja de las disparidades económicas y de clase, y nos oponemos a la acumulación del capital social de la clase rica. Antifascistas, nos oponemos a todo gobierno fascista y dictatorial y creemos en la democracia participativa. Creemos en la equidad de género, legal-social y cultural. A favor de los derechos ambientales. Apertura a grupos religiosos siempre y cuando su mensaje no esté en contra de nuestros ideales. Fomentar la conciencia social mediante la cobertura de eventos y publicación de información que de otra manera los medios corporativos no van a cubrir. Fomentar la conciencia de que los puertorriqueños son parte de Latinoamérica. Prensa constructiva, no ser sensacionalistas, negativos ni de crítica. Fomentar el debate”.
En cuanto al futuro de la emisora, Olga dice que están resueltos a trabajar para que se estabilicen los trabajos. “Nosotros sabemos qué queremos, y nos encantaría, hacer una red de radio comunitaria”. El grupo desea vincular la gestión actual de la estación con la labor comunitaria, mediante talleres de comunicados de prensa y locución a comunidades, para brindarles una herramienta de difusión e instrumento de lucha que reconecte a Radio Huelga con su génesis y reproduzca la exitosa fórmula de horizontalidad y apertura que hizo crecer a la emisora en 2010.