La reconstrucción de la Escuela de Comunicación Pública (COPU) del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) —una de las edificaciones del campus más afectadas por el impacto del huracán María— podría tomar hasta un año, según cálculos de la Oficina de Planificación y Desarrollo Físico (OPDF) de la institución.
De acuerdo con el director de COPU, el doctor Jorge Santiago Pintor, el principal daño de la estructura (Anexo del edificio de Biología) se dio en el techo lo que provocó filtraciones de agua hacia el primer y segundo piso del edificio.
Por esta razón, y partiendo del referente de 1998 cuando el edificio quedó destruido debido al paso del huracán George, Santiago Pintor no descarta que la rehabilitación de la escuela se extienda mucho más tiempo del que estima la OPDF.
“En términos generales, la mayor parte de los muebles se dañaron y el equipo tecnológico de los laboratorios de computadoras se sacó luego y se guardó en un almacén de la Facultad de Humanidades para ser evaluados”, aseguró el director.
Santiago Pintor logró entrar al edificio el viernes 22 de septiembre, dos días después del paso del fenómeno atmosférico. La impresión inicial —contó— “fue fuerte porque esperaba que no estuviese tan afectado por dentro porque por fuera se veía muy bien; pero el techo no pudo aguantar”.
Según el director de COPU, todavía no se tiene una cifra exacta de los daños en la estructura. Sin embargo, se estima que las pérdidas en equipos podrían ascender hasta los $150 mil. En 1998 la reparación de la escuela tuvo un costo de $1.5 millones.
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Vista de la biblioteca de COPU luego del paso del huracán María. (Suministrada)
A pesar del incidente, el también profesor aseguró que en esta ocasión el 95% de los libros de la biblioteca de COPU se salvaron y actualmente se encuentran en cajas en el Archivo Central del recinto. De hecho, esta semana se informó que los servicios de la biblioteca de COPU se comenzaron a ofrecer en la biblioteca Dr. Rafael Picó en la Torre Central de Plaza Universitaria.
Profesores y estudiantes hablan sobre el estado de la Escuela
“Es como si te quedaras sin casa porque yo paso en COPU casi doce horas de mi día”. Así se sintió la profesora Ramaris Albert Trinidad al ver el estado de destrucción de la Escuela de Comunicación.
“Los estudiantes son la vida de esta universidad. Cuando vine a limpiar la escuela destrozada, la esperanza que le vi en ese momento fueron los estudiantes que se dieron la tarea de venir a limpiar, y esa sensación me ocurrió el primer día de clases cuando vine al centro”, manifestó la educadora.
Por otra parte, sobre el estado emocional en el que llegaron los estudiantes luego del huracán, Albert Trinidad mencionó que algunos se notaban consternados, estresados, otros no tenían dinero para comer y en ese momento tampoco había lugares para ingerir alimentos en el recinto.
No obstante, explicó que sintió felicidad porque “los estudiantes le impregnaban alegría, esperanza y ánimo a un esqueleto vacío que era la universidad después de los destrozos de María”.
Sobre la situación de que COPU continúa en un espacio temporero, dijo que le gustaría que las labores se reanuden en un espacio nuevo con los recursos y la estructura necesaria que merecen programas acreditados en los niveles subgraduados y graduados.
El Capítulo de exalumnos de COPU, del cual Ramaris Albert es secretaria de la directiva, busca la manera de que exalumnos de la escuela puedan aportar a la rehabilitación de la misma.
“COPU nos necesita, y tenemos que devolverle algo de lo que nos ha dado”, exhortó la profesora.
También los estudiantes expresaron su sentir. Ricardo Santana Fonseca, estudiante de segundo año de periodismo, manifestó que “COPU nunca estuvo en condición y luego de María quedó destruido, lleno de asbesto y hongo”.
Mencionó que desde antes del huracán se notaba que el edificio ya estaba en deterioro, pero tan pronto anunciaron el evento atmosférico, se imaginó que la estructura no iba a aguantar.
El alumno sostuvo que tomar clases en el Centro de Estudiantes en ocasiones presentaba un grado de complejidad porque los salones de conferencias que se usaban para impartir las clases no contaban con los recursos necesarios de tecnología y mobiliarios.
Desde el 30 de octubre, día en que se reanudaron las clases en el recinto luego del huracán María, COPU impartió sus cursos en el Centro de Estudiantes, pero a partir de la segunda semana de diciembre la escuela movió sus trabajos a la Torre Sur y Torre Central de Plaza Universitaria.
Santana Fonseca opinó que el desplazamiento de clases a Plaza Universitaria podría ser inaccesible, incómodo y en cierto sentido una pérdida de tiempo “porque es una posibilidad que lleguemos tardes a las clases por lo lejos que está”.
Por otro lado, manifestó que se sentiría apenado si COPU vuelve al mismo edificio temporero que es desde la década de los 80 porque piensa que son situaciones que se pudieron haber evitado.
Y es que para COPU la oportunidad de contar con un espacio oficial es un problema que se remonta a década de 1980 cuando la escuela se ubicó “temporeramente” en Anexo de Biología en aras de, eventualmente, ubicarla en otro espacio.
Desde el 2007, en el Plan de Desarrollo de la Escuela se estableció que era importante identificar un edificio adecuado y permanente para COPU. En 2013 inicia otro Plan de Desarrollo vigente hasta el 2018 y continúa incluida la misma iniciativa.
“Los planes de la escuela es que la institución entienda que es indispensable que identifiquen un lugar seguro y permanente para ofrecer los servicios. Este mensaje se ha llevado a las instancias administrativas del recinto y hasta el momento he percibido una receptividad a la situación”, puntualizó, por su parte, Santiago Pintor.