Los recortes sugeridos por el presidente estadounidense Donald Trump al presupuesto federal provocarían una serie de repercusiones en Puerto Rico que incluso supondrían la clausura de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, el fin de La Campechada, la eliminación de las subvenciones otorgadas por el Instituto de Cultura Puertorriqueña a artistas y entidades locales, y el cese de operaciones de Radio Universidad de Puerto Rico.
El impacto se debe a que Trump cree que el Estado no debería financiar ni el National Endowment for the Humanities (NEH), el National Endowment for the Arts (NEA) ni la Corporación para la Radiodifusión Pública (CPB). Si la visión de este político se torna en acciones aprobadas por el Congreso, artistas, estudiantes, profesores, compañías —y más— sufrirían embates concretos de este lado del Caribe.
Diálogo investigó cómo decaerían distintos andamiajes culturales y educativos en el país cual efecto dominó, debido a estos recortes.
Cierre de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades
The National Endowment for the Humanities subvenciona el 98% del presupuesto de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades (FPH), institución fundada en el 1977 para velar por el patrimonio cultural de Puerto Rico, explicó a Diálogo el director de esa entidad, César Rey Hernández.
“Si el recorte del National Endowment for the Humanities se da esta institución [la FPH] tiene que cerrar, salvo que se genere una ola de auspicios de iniciativas privadas”, puntualizó Rey Hernández, sobre la organización que durante cuatro décadas ha producido 155 documentales, 17 programas de televisión, 12 cedés de música, 240 publicaciones, una enciclopedia virtual transitada cada mes por 100,000 personas y una colección de 243 carteles de artistas puertorriqueños.
De los más de $850,000 que conforman el presupuesto operacional de la FPH, el Gobierno de Puerto Rico aporta, regularmente, entre $15,000 y $25,000 anuales; es decir, menos del 5%. La posibilidad de que ese monto aumente es prácticamente inexistente, si se toma en consideración la crisis fiscal que atraviesa el país.
Eso, combinado con la desaparición del NEH, representaría un jaque mate financiero para la organización, que subvenciona anualmente propuestas realizadas por gestores culturales de distintos sectores. Justo en este momento, por ejemplo, auspicia varios proyectos en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Aguadilla, Arecibo, Cayey, Ponce, Humacao y Río Piedras, así como en el Sistema Universitario Ana G. Méndez, señaló Rey Hernández.
Proyectos Upr Fph 2012 2017 by Alejandra on Scribd
Ocho centros culturales locales perjudicados
La FPH, además, apoya económicamente ocho centros culturales en distintos municipios, respaldo que desaparecería para el Museo de Arte de Puerto Rico, en San Juan; el Centro Histórico del Cibuco, en Corozal; el Museo Casa Alonso, en Vega Baja; el Centro Cultural de Rincón; el Centro Cultural Yaureibo, en Vieques; el Centro Cultural de Barceloneta y el Museo y la Casa de Estudios Alfredo, en San Germán.
Pero el panorama se torna aún más grisáceo, pues la posible desaparición del National Endowment for the Arts también representaría un embate de repercusiones serias para la clase artística del país.
Adiós a las subvenciones del ICP
Si miramos el presupuesto millonario del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), perder cerca de $700,000 que —según Enrique Márquez, director de la división de Asuntos Públicos del ICP— recibe esta institución por parte del NEA, el recorte podría parecer minúsculo.
El detalle, no obstante, está en la ruta de este dinero, en cuáles son sus usos concretos, ahí la clave. Y es que resulta que este monto subvenciona la totalidad de las subvenciones que otorga anualmente el ICP a artistas y entidades culturales puertorriqueñas como parte de su programa de apoyo a las artes.
Así lo confirmó a Diálogo Brenna Quigley, directora de la oficina de apoyo a las artes de esta institución. Eso, traducido a impacto, significa que el ICP dejaría de contar con los recursos económicos que designa para auspiciar proyectos artísticos en Puerto Rico.
Este año, entre los 59 artistas y entidades escogidas por el ICP para recibir auspicios figuran el Coro de Niños de San Juan, la Fundación Nacional de Ponce, Fundación Nacional para la Cultura Popular, Y No Había Luz, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Dr. Pío López Martínez de la UPR en Cayey, Deborah Hunt, Petra Bravo, Karen Langevin y Teresa Hernández.
En un futuro cercano podrían ser menos o, en efecto, ninguno, pues, si se desmantelan los fondos del NEA sería muy alta la probabilidad de que el ICP cese de ofrecer el apoyo económico que durante décadas ha extendido a gestores y compañías culturales, consideró Quigley.
“Sin este tipo de apoyo sería arduo este tipo de labor [de subvención]. Sería un golpe duro. Si desapareciera [el NEA] no habría otra alternativa que recurrir a otros fondos estatales y competir con otras agencias [por ayudas]”, señaló la funcionaria, minutos antes de reconocer que sería “difícil lograr [conseguir] fondos para subvencionar”.
No más Campechada
Desmantelar económicamente el NEA sería lo mismo que eliminar del presupuesto del ICP el dinero que destina a la realización La Campechada. Este evento representa una ventana para el quehacer cultural del país y, a su vez, una fuente de ingreso para artistas y compañías locales, como lo es el colectivo Agua, Sol y Sereno (ASYS).
Y es que, como la cultura misma, todo se relaciona. ASYS, por ejemplo, no ha solicitado fondos directamente al NEA, pero sí ha sido contratado por el ICP para trabajar en La Campechada, explicó Cristina Vives, miembro del colectivo. Y así, una movida perjudicial desencadenaría la otra y la otra y la otra hasta llegar, incluso, a la Universidad de Puerto Rico.
Otro golpe para la UPR
El Museo de Historia, Arte y Antropología de la UPR ha solicitado y recibido durante años miles de dólares por parte del National Endowment for the Arts, del National Endowment for the Humanities, la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades y el programa de apoyo a las artes del ICP, en apoyo a sus proyectos; todos los cuales, según las políticas culturales de Trump, podrían quedar en jaque.
Es gracias a los $220,000 que el NEH le otorga a esta organización, desde hace tres años, que en estos momentos el equipo del Museo se encuentra a punto de culminar la digitalización y publicación electrónica de 4,0000 carteles de su colección, explicó a Diálogo Flavia Marichal Lugo, directora de esa institución.
“Hay carteles de artesanía, de homenajes, de deportes, de todo. Por medio de carteles puedes estudiar la historia cultural de un pueblo. Si no hubiera sido por el apoyo del NEH no lo hubiéramos podido hacer”, aseguró Marichal Lugo, tras explicar que el dinero que recibieron les permitió pagar por el programa digital y el personal necesario para efectuar el proyecto.
A su vez, señaló que hace dos años, gracias al apoyo del ICP, ofrecieron en sus instalaciones talleres de arte para niños. Tan reciente como en el 2016, además, contaron con el apoyo de la FPH para publicar un libro sobre una de sus exhibiciones más recientes, Reflejo de Puerto Rico en el arte.
“[En esa publicación] toda la historia, desde Campeche hasta el 1950 se ilustró. La FPH pagó por la impresión del libro y por la creación de guías educativas sobre cómo utilizar obras de arte [en salones de clase] en la enseñanza de la historia”, apuntó.
Según Marichal Lugo, “para la UPR, en donde hay tantos profesores que tienen proyectos independientes y no reciben fondos”, la eliminación de estos fondos sería “específicamente terrible”.
Fondos del 80% de programación de Radio Universidad
Para rematar, Trump defiende además la desarticulación financiera de la Corporación para la Radiodifusión Pública, (CPB por sus siglas en inglés).
Jimmy Torres, coordinador general de Radio Universidad de Puerto Rico, compartió con Diálogo que el 80% de la programación de esta emisora radial está subvencionado por el CPB.
“[Si se aprueba el presupuesto de Trump] se esperaría que para el 2021 la CPB no estuviera funcionando, pero da la impresión de que eso no va a ocurrir”, consideró Torres, basándose en la dinámica que ha observado recientemente en el Congreso.
Según explicó el comunicador, la totalidad del presupuesto que esta emisora radial recibe por parte de la UPR —aproximadamente $1.2 millones— se consume en nómina. El dinero que obtienen de la CPB es lo que permite que puedan cubrir sus costos de producción y el mantenimiento de su edificio.
Por lo tanto, si desapareciera esa corporación federal tendrían que auscultar nuevas alianzas para evitar el cierre de la única cadena de emisoras educativas ubicada en los recintos de Río Piedras y Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.
Mientras tanto, congresistas y cabilderos llevan a cabo vistas y reuniones en el Congreso para determinar si, en efecto, sucederán los recortes que generarían en Puerto Rico un efecto dominó que no es —ni remotamente— un juego.