
Vivimos en una sociedad imbricada por la violencia. Imagino que pensarás rápidamente en los reportajes sobre asesinatos, asaltos, suicidios y violaciones, pero cuando digo que nuestra sociedad está imbricada por la violencia me refiero a que, como un tejido celular, hay varias capas de violencia. Aquellos actos de violencia como los relatados en las noticias, entre otras acciones, son manifestaciones de lo que Slavoj Žižek llamaría violencia subjetiva – la que es realizada por un agente humano claramente distinguible. Además de este tipo de violencia, argumenta Žižek en Violence, también hay una violencia objetiva que es la que se encuentra en el estado “normal” de las cosas, es la violencia ideológica que dicta lo que es la “normalidad” y en contraste con ésta es que medimos y nombramos la violencia subjetiva. (Continúa) Imagen: “Two Women Boxing”. Phillips Glass Plate Negative Collection, Powerhouse Museum. En el público de nuestro país se discute continuamente sobre violencia subjetiva, pero se obvia la violencia sistémica que constituye nuestra normalidad. El fetiche visual-mediático por el choque de cuerpos y la destrucción de otros nos moviliza hacia un consumo irracional de la mercancía de la violencia subjetiva. Son pocos los momentos en que nos detenemos y reflexionamos sobre la forma en que este tipo de consumerismo es en sí mismo una forma de violencia o sobre cómo el periodismo invisibiliza la violencia sistémica que yace al fondo de actos particulares. Consideremos la premisa de que la violencia entre los jóvenes de Puerto Rico guarda una relación con el mundo del narcotráfico. Si nos fijamos exclusivamente en lo evidente – un joven le dispara a otro para tomar control de su punto de droga – podríamos coincidir con esta lectura (simplista) de la violencia. Mas, ¿por qué el primer joven “tiene” que dispararle al otro? ¿Por qué el joven asesinado “tiene” que vender drogas? Pueden ser muchas las explicaciones que den razón a estos eventos: la necesidad de generar ingresos con los cuales (sobre)vivir y la adopción de unas identidades de masculinidad atadas al control de los cuerpos (de otros), entre otras razones que no son autoexcluyentes. Empero, la lectura dominante es la sobresimplificación de las “causas” por medio de una exteriorización de la responsabilidad. Toda violencia subjetiva tiene unos agentes humanos que pueden ser identificados y, en ese sentido, la responsabilidad la llevan ellos y no nosotros. En esta violencia es posible armar una explicación por medio de los sujetos perpetrador y víctima. La violencia sistémica, sin embargo, es perpetrada por todos nosotros, lo que implica una interiorización de la responsabilidad y una difuminación de los agentes humanos tradicionales (perpetrador/víctima). La violencia de los jóvenes en Puerto Rico, como otras manifestaciones de violencia subjetiva, forma parte de la violencia sistémica de la que todos somos responsables: la perpetuación de un ordenamiento socioeconómico (neoliberalismo) que genera marginalización y miseria. Cierto es que esta sociedad neoliberal genera riqueza para algunos, pero lo hace a costa del empobrecimiento de muchos más. La reciente ola de asesinatos en Puerto Rico es una irrupción a la falsa paz instaurada por la “democracia” y las fisuras que crea nos permiten decodificar la ilusión óptica. Iván Chaar-López es estudiante de maestría en historia en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Para acceder al blog acceda a: http://multitudenredada.blogspot.com/