Con el concepto de "Restaurante de Cuentos" y la receta secreta de “ocho onzas de comedia, una pizca de conciencia y una dulce tentación de humor”,un grupo de estudiantes universitarios presentarán dos piezas cortas el próximo 13, 14 y 15 de noviembre en “La Beckett”, sala-teatro localizado en Río Piedras.
El dúo de Gabriel Jiménez y Joshua Rivera, amigos y estudiantes del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, fungirán como directores y dramaturgos por primera vez. La iniciativa nació del empeño de ambos de asumir la autogestión como respuesta a su hambre creativa.
Los platos
La primera obra, El hoyo, de la autoría de Gabriel Jiménez, narra la relación cómplice y volátil de dos hermanos: Juan (Luis Joet Santiago), un NiNi (ni estudia ni trabaja) que lleva siete años viviendo a costa de su hermana, Katty (Kiara Quintana), que decide un día expulsarlo de la casa que comparten.
La segunda, Bro, creada por Joshua Rivera, se adentra en la relación de dos amigos: Emmanuel (Luis Joet Santiago) y Jaime (Luis R. Rivera), que se ve afectada cuando uno de ellos confiesa que está enamorado de Mariseli (Amanda Vilanova), la hermana del otro.
La primera historia brotó de una portada de periódico. “Hablaban del fenómeno de los NiNis, y me pareció un concepto muy extraño y real. Tengo muchas amistades que se graduaron, y se quedan en ese limbo sin trabajo y sin estudio”, comparte Jiménez. La segunda historia partió de una conversación de taekwondo y una clase de comedia del arte.
Las obras contrastan también en su tratamiento. “El hoyo trata de una crítica social de la actualidad, de una manera bastante realista. Bro es una comedia más ligera, para reírse. Las dos exponen una realidad. El hoyo la expone más cruda y Bro de una forma más teatralizada”, analiza el joven actor Luis Joet Santiago, quien actúa en ambas, y quien tiene una facilidad vital para el humor.
A pesar de las diferencias marcadas en sus orígenes y tratamiento,ambas piezas dialogan desde el espacio de la cotidianidad. Exploran la risa y la angustia del diario vivir, tanto en el lenguaje como en la acción y la vida escénica.
“Como el concepto de restaurantes de cuentos, nos interesa cocinar primero un arroz con habichuela con mofongo, lo que nos comemos en la casa de abuelas de nosotros. Básicamente eso es lo que traemos, lo que conocemos”, dice Jiménez, saboreándose las palabras.
Además de lo conocido, “hay cosas todavía que no se han explorado de lo cotidiano. Quizás una simple relación de hermanos, se le puede sacar mucho. Un buen momento para empezar con eso, para que la gente se identifique, que el público piense que se está hablando de ellos", añade.
“Hace falta que este tipo de concepto se haga más. A veces uno se pregunta por qué la gente no va al teatro… en este tipo de proyecto que apelan a lo cotidiano, la gente se ve más identificada”, dijo Luis R. Rivera.
La preparación
– Vete al final cuando se están riendo – grita Gabriel Jiménez desde la cabina.
– Tiré la bata, no sé dónde está – exclama Amanda Vilanova en voz de alarma.
– Ahora dense el abrazo los tres – marca Joshua Rivera.
– ¿Para la pelea del tango? – pregunta Luis Joet escudándose con la mano del foco de luz.
– No, la pelea de los cuchillos y la olla – responde su director.
Así de esquizoide suena cualquier ensayo general de una obra de teatro. Cuando es teatro independiente, que parte de la risa, gestado por estudiantes desde la complicidad de los amigos, con escasos recursos económicos, pero con muchas ganas de crear, el caos creativo incrementa.
“Esto es un restaurante y aquí estamos todavía en la cocina. Se están cocinando los platos”, dice en tono jocoso Gabriel Jiménez. Se dirige al público selecto que ocupan asientos esparcido del Café Teatro de La Beckett durante el ensayo general del concepto “Restaurante de Cuentos”. Hace calor, los actores sudan . Los directores, también. Joshua Rivera nos alcanza agua.
Rivera es estudiante de cine de la Escuela de la Comunicación. “Quise crear una obra que jugara con elementos del cine”, indica. Para ello, incorporó música de fondo, flashbacks, narración y peleas cinematográficas, fundidas en la estética de realismo caricaturesco.
Mientras Rivera extrajo su materia prima estética del cine, Jiménez hizo lo propio con la actuación. El joven actor admitió que ha sido un quiebre desprenderse de su proceso como actor en esta nueva aventura en la dirección y la dramaturgia, pero no se desprendió del todo. “La experiencia como actor me ayudaba a encontrar ciertas herramientas específicas para los actores e identificar posibles dificultades”, dice.
Para la joven actriz Amanda Vilanova, Bro es una pieza con un mensaje "bonito" en su interés por proyectar el respeto y la hermandad. "A veces hay que hacer teatro que no sea tan cínico. Esta pieza lo logra”, añade.
La iniciativa de autogestión también surgió como un reto. Un día, Rivera le enseñó a Jiménez un borrador de guión que había escrito. Jiménez respondió con curiosidad, con el deseo de también escribir. Rivera lo retó. “A que tú no escribes una obra para mañana”, recuerda Rivera haber dicho. Medio incrédulo, Jiménez se llevó la asignación. A las tres de la mañana, Rivera recibió un correo con un borrador de seis páginas de su compañero, que después se convertiría en El hoyo.
“Un chef brega con unos ingredientes, la cebolla, la ensalada, y los mezcla. Un pintor brega con su lienzo y su pintura. Nosotros, con los actores, con la escenografía, con los diseñadores. Bregamos con personas, y esa es una de las cosas más ricas y más complejas del teatro”, acuñó el vivaracho Jiménez.
La primera función comenzará a las 8 de la noche, la segunda a las 9:30. Las puertas de La Beckett abrirán a partir de las 7:30, para todo el que decida comprar taquillas en la entrada. Dos obras cortas por función, a $10.70 la taquilla. Debido al límite de espacio, les exhortamos a reservar su silla con anticipación. Se puede comprar o reservar la taquilla comunicándose con el 787-688-6950.