Atravesar el tramo de la Avenida Juan Ponce de León que conecta con el centro urbano de Río Piedras es una experiencia nostálgica. Rastros de mucha vida, pero también de olvido, aún son palpables a largo de toda la caminata. No obstante, se siente en el ambiente un sentido de esperanza, de resurgimiento, no solo cultural sino también económico y social.
La Avenida Juan Ponce de León trazó sus líneas desde el comienzo de la historia urbana de San Juan, a principios del siglo 19 y fue, por mucho tiempo, la carretera central que conectaba la capital con el resto de la Isla. En su paso hacia el sur, la avenida transcurre entre dos cuencas hidrográficas hasta llegar a Río Piedras.
“Desde El Roble (hoy Río Piedras) las carreteras se bifurcaban hacia todas las direcciones. Por esta razón se entiende también la importancia de Río Piedras como un pueblo donde confluían los transportes, antesala de la Capital”, explicó el planificador Aníbal Sepúlveda, catedrático retirado de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras.
La vida urbana entre la Capital y Río Piedras se hizo cotidiana y era posible ir y venir con comodidad y en poco tiempo. Desde mitad del siglo XIX existían entre el Viejo San Juan y Río Piedras carruajes públicos de transporte que transitaban por la Ponce de León y hasta un tranvía que surgió a partir de 1880. “Los terrenos a lo largo de la avenida y la línea del tranvía se fueron parcelando y en ellos se fueron construyendo viviendas y edificios de todos los usos”, indicó Sepúlveda, también miembro de la Academia Puertorriqueña de la Historia.
En gran medida, gracias al puente de comunicación que creó la Avenida Juan Ponce de León, Río Piedras se convirtió en uno de los centros económicos, culturales y académicos (tras la fundación de la UPR en 1903) más importantes del País. Sin embargo, pocos podían imaginar que la producción en masa de automóviles y su imposición urbanística en Puerto Rico provocaría a partir de la segunda mitad del siglo 20 enormes desplazamientos de peatones y residentes del área a otros centros urbanos.
Con el pasar de los años, la Avenida Ponce de León se fue transformando en barriadas, urbanizaciones y centros financieros y económicos. Pero en el último tramo, Río Piedras pareció haber quedado atrapado en una cápsula de tiempo, en un espacio vacío y sin rumbo que hoy ve la luz al final del camino.
“Río Piedras es una reserva de belleza a la que tenemos que atender y darle cariño, invertir y encontrarle usos acordes con los de este siglo. Hay gente que está haciendo ese milagro en contra de la corriente anacrónica que aún persiste en nuestra Isla”, expresó Sepúlveda.
Partiendo de ese pensamiento, Diálogo se dio a la tarea de juntar algunos de los responsables de ese milagro. Sin olvidarnos del trabajo que realiza día tras día el Centro de Acción Urbana, Comunitaria y Empresarial de Río Piedras (CAUCE), dirigido por la doctora Dolores Miranda, una comunidad de nuevos pobladores en ese tramo de la Avenida Juan Ponce de León, ha llegado con la energía e intención de continuar contagiando las ganas de resurgir a todo el casco riopedrense.
El calzón de Sofía
Lesbia Feliciano llegó a Río Piedras en 1999, donde estableció una librería y una lavandería en la calle Robles. En 2003 mudó sus negocios a la Avenida Juan Ponce de León, cruzando la luz que queda justo en la extrema izquierda de la UPR, en dirección hacia el casco urbano de Río Piedras.
Inicialmente, vendía dulces y refrescos, pero ambos negocios evolucionaron y se convirtieron en el Restaurante Sofía, uno de los primeros locales que recibe al público en ese espacio de la Ponce de León. “Fuimos evolucionando porque el público lo fue pidiendo”, señaló Feliciano. La veterana propietaria del área apuesta ahora por una nueva oferta.
“Hay un movimiento diferente que se está creando, para acá para la Ponce de León. Creo que la calle está haciendo una mezcla de un público un poco más adulto, un poco más culto, que sí quiere ir de jangueo pero que también quiere un espacio con buen ambiente donde hablar más tranquilo, personas con un poco más de consciencia”, puntualizó Feliciano.
Con esto en mente, la propietaria inaugurará próximamente El calzón de Sofía, un restaurante de comida italiana que permitirá al cliente crear sus propia pizza y pasta de acuerdo con los ingredientes que desee. Contará, además, con una propuesta de productos vegetarianos.
Productos Gostosos
En busca de un nuevo ingreso económico y desarrollo empresarial, Vidal Carrión Banuchi cocinó en su hogar las primeras empanadillas de carne de conejo, hace aproximadamente 3 años. El éxito de su receta fue de inmediato y el aumento de pedidos no se hizo esperar.
“Empezamos desde la casa preparando las empanadillas para otros negocios, se revendían y luego vimos la oportunidad de abrir nuestro negocio propio”, explicó Carrión Banuchi.
Vidal Carión Banuchi es el creador de las famosas empanadillas de conejo y Productos Gostosos. Foto: Ricardo Alcaraz
El egresado del Departamento de Economía de la UPR fue escogido en un programa entre la Universidad y el Municipio de San Juan que brindaba ayuda a nuevos comerciantes para establecer su negocio. Esto no fue excusa para que el proceso de permisos se agilizara.
Carrión Banuchi tuvo que mantener todos los gastos del local durante seis meses antes de abrir las puertas de Productos Gostosos, que finalmente pudo recibir al público en diciembre de 2013. Tras el éxito de las empanadillas, su receta ha evolucionado hacia otros productos.
“Queremos crear una fusión, además de tener un restaurante y cafetería, también tenemos las paredes con arte de artistas locales”, indicó el joven economista y propietario.
Según Carrión Banuchi, hay muchos jóvenes trabajando por el reavivamiento cultural, social y económico de Río Piedras. Artistas y comerciantes jóvenes, con muchas ganas e ideas frescas están escogiendo a Río Piedras, especialmente ese tramo de la Ponce de León, como su taller y centro de trabajo. No obstante, los lazos entre la UPR y el casco urbano aún necesitan reforzarse.
“La universidad está un poco distanciada de la comunidad pero la comunidad está bien unida, están trabajando en muchas cosas, pero hace falta que los estudiantes pasen más acá, entren más a esta área”, expresó el joven propietario.
La Beckett
Una terraza al aire libre y un ambiente bohemio sirven de antesala al teatro que además de presentar obras, expone documentales, películas, espectáculos de comedia y grupos musicales. Esta sala de teatro, café y restaurante se convierte, además, en el lugar perfecto para encuentros junto a un grupo de amigos.
“De repente fue como un sueño hecho realidad que llegó a nosotros y teníamos que actuar”, relató Kisha Tikina Burgos, una de los cuatro propietarios de La Beckett, luego de explicar que el antiguo grupo de dueños quiso relevar con ellos el espacio para continuar realizando una labor cultural. Las puertas de la sala abrieron oficialmente en enero de 2014, junto con la oferta culinaria que se especializa en crepas.
La Beckett busca convertirse, además, en un espacio de laborario para los artistas en distintas artes en Puerto Rico. Foto: Ricardo Alcaraz
Desde entonces, se han expuesto un gran número de obras y otros eventos, logrando ofrecer incluso funciones escolares a grupos de estudiantes de las escuelas públicas del País, utilizando el Tren Urbano. Para el grupo de propietarios, compuesto además por Yamara Rodríguez, Omar Camilo Ramos, Arí Manuel Cruz y José Cotté, uno de los retos más fuertes ha sido atraer el público a Río Piedras.
“Hay un reto que tenemos, al que se enfrentan todas las personas que deciden tener un negocio o un espacio en Río Piedras y es el estigma que tiene, que roban, que está la cosa difícil, que no se consigue parking, las huelgas en la UPR… la gente se hace una idea de que esto es tierra de nadie”, indicó Burgos.
Sin embargo, se trata de un reto que superan día a día, logrando atraer personas que nunca habían visitado Río Piedras o que habían estado allí, cuando eran pequeños, transitando por el Paseo de Diego, durante aquella época en la que era uno de los centros comerciales más importantes de Puerto Rico.
Club 77
A pesar de ser una de las propuestas más recientes, Club 77 se ha impuesto con éxito en Río Piedras desde que abrió sus puertas a principios de abril de 2014, logrando capturar la atención, no solo de los miembros de la comunidad riopedrense y universitaria, también de algunos ojos más allá de la costa de la Isla.
“Queríamos apoyar la comunidad de músicos aquí, tener otro espacio para que las bandas puedan tocar y traer bandas también de los Estados Unidos”, dijo Jonhy Jackson, copropietaria del Club 77 junto a otros tres socios.
Además de promover el artista nacional en su escenario, Club 77 busca traer artirtas internacionales a la Isla. Foto: Ricardo Alcaraz
El nuevo centro de entretenimiento ha servido de escenario para múltiples artistas locales e internacionales y ha ofrecido espectáculos de comedia, música acústica, hip hop, rock and roll, rock metálico y alternativo, entre otros, además de noches de DJ, espectáculos de transformistas y declamación de poemas. “tenemos personas aquí compartiendo y disfrutando todas las noches”, comentó Jackson.
Isis Oliver, encargada de la cocina, presenta en Club 77 su oferta culinaria que fusiona platos nacionales e internacionales. “Nuestra oferta es comida de barra pero saludable, consciente, hacemos todo hecho en casa”, señaló Oliver, quien puntualizó, además, la visita de residentes y familias riopedrenses al Club 77.
Mondo Bizarro
El reavivamiento del cómic y resurgimiento de Río Piedras se enlazan con Mondo Bizarro. Esta tienda de ilustraciones y restaurante comenzó a operar a mediados de noviembre de 2013, convirtiéndose de inmediato en uno de los principales centros de encuentro de los seguidores y artistas de cómics, así como del público en general.
“Llevábamos un año buscando espacio, de hecho, nos prestaron un espacio en el Viejo San Juan y no era lo que queríamos, el público no era el que queríamos”, señaló Luis Parés, propietario de Mondo Bizarro junto a su esposa Yasmine Ledée, quienes fundaron su propia editorial de cómics hace 3 años, imprimiendo sus obras en fotocopias.
Luis Parés y Yasmine Ledée poseen su propia editorial de cómics llamada Perncious Press. Foto: Ricardo Alcaraz
Su ingenio y perseverancia los llevó a tener su propia tienda, en la que ofrecen, además, una oferta culinaria confeccionada a partir de productos orgánicos. “Todo lo que ofrecemos son cosas con las que estamos bien familiarizados, yo vivo desde chiquito con los cómics, esa es mi pasión”, expresó Parés.
La pareja llegó a Río Piedras luego de que otro comerciante les avisara que el espacio en el que hoy se ubican, justo en la esquina entre la Ponce de León y la entrada al Paseo de Diego, estaba disponible. Desde entonces Río Piedras se ha convertido en su hogar. “Me encanta ver todos los personajes de Río Piedras, la gente es bien feliz, es agradecida”, señaló Ledée, recordando que Río Piedras es uno de los sitios que todavía puedes buscar cualquier cosa que necesites, caminando.