Guatemala reconstruirá su historia en un esfuerzo por enjuiciar al ex dictador José Efraín Ríos Montt, de 86 años, acusado de ser responsable de la muerte de 1,771 personas de la etnia maya ixil durante la Guerra contrainsurgentes de 1982 y 1983.
La Corte Suprema de Justicia inició el proceso el pasado 19 de marzo, siendo la primera vez que un ex gobernante latinoamericano es enjuiciado en su propio país.
Ríos Montt enfrenta cargos por genocidio y crímenes contra la humanidad.
La fiscalía alega que el general conocía y lideraba la persecución de los mayas ixiles, aunque evitó presenciar las violaciones, torturas e incendios provocados por los soldados del Estado. Entre la evidencia figuran los archivos de “Operación Sofía”, informes escritos por los mismos mandos militares donde detallaban sus políticas y labores.
Ríos Montt ha limitado sus declaraciones durante el proceso, pero la defensa argumenta que las masacres fueron excesos de los comandantes de campo, por lo que el general no conocía sobre sus acciones.
No existen pruebas en el juicio sobre órdenes directas del ex dictador a soldados del Estado, pero la fiscalía busca recrear la cadena de mando militar para demostrar que Ríos Montt la presidió. En 1982, durante una entrevista para un documental estadounidense, el general expresó: “Si yo no puedo controlar el ejército, entonces ¿qué hago aquí?”.
La espera por la justicia ha sido de 31 años para los sobrevivientes y sus familiares. Ríos Montt fue diputado parlamentario en las últimas dos décadas, protegido por la Ley 6732 que le otorgaba inmunidad a los oficiales públicos. Si bien en enero de 2012 sus abogados lograron frenar el proceso, en enero del presente año el juez Miguel Ángel Gálvez finalmente halló suficiente evidencia para la acusación del ex dictador.
José Mauricio Rodríguez Sánchez, ex jefe de Inteligencia Militar (G2), enfrenta los mismos cargos que Ríos Montt.
La Corte, que ha escuchado al menos 40 testimonios de sobrevivientes, reanudó el jucio ayer.
Enemigos del Estado los mayas ixiles
Guatemala sufrió una guerra civil de 1960 a 1996, que resultó en aproximadamente 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos, en su mayoría indígenas, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) respaldada por la Organización de Naciones Unidas (ONU). El Ejército guatemalteco calificó a los mayas ixiles como enemigos del Estado, porque creían que éstos colaboraban con las guerrillas izquierdistas vinculadas a los comunistas de la Guerra Fría.
Miles fueron masacrados, torturados, violados, así como desplazados de sus hogares y destruidas sus cosechas. Las víctimas habitaban en el conocido Triángulo Ixil, que incluye a las municipalidades de Santa María Nebaj, San Juan Cotzal y San Gaspar Chajul, en el departamento occidental Quinché.
Por su parte, Ríos Montt integra una serie de gobiernos militares que controlaron el país de 1954 a 1986: el general asumió el poder tras derrocar a Fernando Romeo Lucas García el 23 de marzo de 1982. Estados Unidos y su ex presidente Ronald Reagan apoyaron el golpe de estado para evitar que se reprodujeran los eventos de Nicaragua, en donde la izquierda–socialista del Frente Sandinista de Liberación Nacional gobernaba.
En sus discursos de domingo, televisados semanalmente, Ríos Montt dotaba la violencia de su Gobierno de matices religiosos mientras hablaba sobre la lealtad al régimen y el sentimiento anticomunista.
Otto Fernando Pérez Molina, general retirado y actual presidente, dijo que “en Guatemala no hubo genocidio” en un foro organizado por la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) el pasado 13 de marzo. Pérez Molina estuvo al servicio del régimen de Ríos Montt.