Con sus manos crearon sonidos que transformaron el ambiente. Algunos golpeaban fuertemente los bongós y congas o agitaban la vara contra el timbal, los dedos de otros caminaban inquietamente entre las cuerdas del bajo, mientras que estaban los que combinaron el aire que respiraban con el movimiento de sus dedos para poner a sonar las trompetas. Todo esto enviaba una señal directa al cuerpo de los presentes de que llegaba esa época del año especial para el bailador, la época navideña.
Algunos de los que admiraban intentaban mantener su instinto caribeño oculto, otros, sin dudar, soltaron sus mochilas y dejaron que sus cuerpos bailaran al son de la salsa, la salsa de Los Ríopedrenses.
En una pequeña tarima durante la Verbena Navideña en la Calle Comercio de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), rompió el hielo esta orquesta compuesta por estudiantes del Departamento de Música del recinto riopedrense y dirigida por Christian Tonos. Los concurrentes decoraron el frente de las facultades de Ciencias Sociales y Administración de Empresas con sonrisas, asombros, aplausos y pasos de bailes improvisados en una gran fiesta que buscaba encender el espíritu navideño en el Recinto.
Había quienes a la distancia bailaban mientras esperaban ser atendidos en las filas de los quioscos de comida o en el área donde estaban ubicados los artesanos, mientras que los que ya estaban comiendo seguían con sus manos el ritmo de la música.
Luego de la presentación de la Orquesta Los Ríopedrenses, subió a la tarima la Agrupación de Arpas de la Congregación Mita con sus enormes instrumentos que no pasaban desapercibidos. El conjunto musical estaba compuesto tanto por niños y niñas, como por adultos que manejaban los instrumentos como por instinto, mientras que al otro lado de la calle se asomaba el rostro de Ramón Emeterio Betances gracias al baile del pincel del estudiante Daniel González Liberal del Programa de Bellas Artes.
En los vestíbulos de las facultades de Ciencias Sociales y Administración de Empresas había puestos de artesanías, dulces, prendas, frutas, piña colada, entre otras cosas.
El público iba y venía, sus cursos no les permitía quedarse. En los cambios de clase el tráfico de personas aumentaba. Muchos se detenían a admirar las presentaciones, otros a comprar alguna artesanía o refrigerio de los que vendían en los quioscos.
El día transcurrió entre presentaciones musicales como la del Taller de Percusión del Departamento de Música dirigido por el profesor David Rivera, como también con la presentación artística de bomba y plena de la Escuela de Bellas Artes de Carolina.
Ya entrando la noche, ese momento en la tarde cuando las cotorras se pasean por el cielo con sus usuales cantos, el recinto se preparaba para encender las luces decorativas de la Navidad. Luces rojas, verdes, azules y amarillas pintaron los edificios de Administración de Empresas y Ciencias Sociales.
Finalmente, el conjunto Los Pleneros de la Cresta, indujo el sabor de la tradicional plena navideña, la que nos transporta a las parrandas. Y para cerrar la actividad, la Orquesta de la Resistencia puso a bailar salsa a grandes y chicos con o sin experiencia mientras cantaban a coro “Moreno soy porque nací de la rumba y el sabor yo lo heredé del guaguancó”.