La naturaleza necesita amplitud para desplegar su personalidad salvaje e indomable. Son pocas las oportunidades que tienen las personas para estar sumergidas entre paisajes naturales que reclaman su importancia en la sociedad y en la cultura, que critican el trato que le han brindado y que tratan de instruir sobre sus estados actuales.
Pocas son las ocasiones en que el esplendor natural encuentra espacio dentro de una estructura de ladrillos y cemento. Esta experiencia la vivirá el espectador que acuda a Entremundanos, segunda parte de la exhibición Puerto Rico: Puerta al paisaje, expuesta a partir del viernes 1 de marzo de 2013 en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) en Santurce.
Las piezas de la exhibición se reunieron gracias a la colaboración de varias instituciones públicas y privadas de Puerto Rico y pertenecen a un sinnúmero de artistas reconocidos como Myrna Báez, artista emblemática del Museo, y Carlos Raquel Rivera. Cabe señalar que el nombre Entremundanos surgió de la conversación que efectúan las obras Entre dos mundos y Neblina de Báez y Rivera, respectivamente.
Una de las primeras salas del Museo está compartida por obras como Tríptico de Maravilla de Nelson Sambolín y Felices en su Día de Rigoberto Quintana. Lo particular de esta exposición, montada por la curadora Lilliana Ramos Collado, es que las piezas no están acomodadas siguiendo un orden jerárquico o cronológico, sino que la intención de sus colocaciones es provocar discusión entre el público y crear conciencia del manejo de la naturaleza y del terreno.
Ramos Collado, quien se doctoró en teorías del paisaje, comentó que “el paisaje se da por sentado […] nunca se ha tenido claro lo que el paisaje es o qué es la naturaleza o para qué se usa".
La sala contigua a la primera es impresionante. El espectador se pierde en el laberinto creado por la obra Catálogo de la tierra del artista Jaime Suárez. Esta obra, formada con la técnica de barrografía o papel sobre barro, hace que el receptor se sienta parte de ella; lo encierra para contarle de cerca sobre los pronósticos y resultados del estado de la tierra. Las enormes hojas de papel, colgadas de hilos verticalmente, permiten que el público note que la tierra tiene historia y memoria.
Por otro lado, la primera parte de la exhibición titulada Feroz/ Feraz hizo su apertura el 6 de febrero de 2013 en el Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad de Puerto Rico (MHAA). Allí se exponen obras que tratan la fertilidad y la catástrofe natural, mientras que en el MAC las obras narran sobre el desconcierto. Las dos partes consuman la totalidad de la exhibición y permanecerán abiertas al público hasta este verano.
Pieza de Carmelo Sobrino. (Ricardo Alcaraz)
Al continuar el recorrido, se observan las piezas La piquiña, Paisajes y dos abstractos: uno de Maristella Colón y otro de Jaime Romano. Ramos Collado indicó que los espectadores se empeñan en buscarle significado a las obras abstractas cuando “la abstracción no es y una obra no tiene la obligación de ser. El arte puede ser bello y no tiene que ofrecer sentido literal o racional".
Además de la exposición, como parte del propósito de concienciar a los puertorriqueños sobre qué significa naturaleza y sobre lo que hemos hecho con nuestro entorno natural, se ha preparado un programa educativo. La directora del MAC, Marianne Ramírez, informó que el mismo incluye: recorridos guiados por la propia curadora, conferencias, un simposio y talleres extramuros de dibujo. Estas actividades están dirigidas a toda la familia y se celebrarán entre marzo y mayo de 2013.
Establecidos en otro de los pisos del MAC se encuentran la documentación de obras de land art de Dhara Rivera y Jaime y Javier Suárez, igualmente, proyectos efímeros emplazados en exteriores y comisionados por fist_art.
Otra de las salas guarda un secreto: en su interior se ha construido un pequeño cuarto para darle rienda suelta al trabajo de Edgard Rodríguez Luiggi. En su pieza, titulada Luciérnagas, está ausente la tradicionalidad. Entre el negro del material que sirve de soporte para el trazo de un sinnúmero de insectos y la lámpara fluorescente situada en una columna en el medio de la habitación creada, el público sentirá que es parte de un mundo surrealista.
Son vecinas de la obra de Rodríguez Luiggi piezas como La muerte me surgió en el campo, Los secretos del mundo, Paisaje del niño natural, entre otras. En esta misma sala se despliega la pieza de Arnaldo Roche Rabell; tan grande que ocupa una pared completa. Diferentes tonos de amarillo y marrón destacan en esta obra, además de la minuciosa técnica empleada por el artista.
El magno proyecto que constituye la exhibición Entremundanos contiene obras representativas de las muchas variantes del género paisajista, según cultivado en la Isla. De todas las épocas, géneros y edades, los más de 40 artistas invitados, consolidaron su intensión y propósito para con la exposición: poner en perspectiva nuestra naturaleza.
El público que visite esta exhibición tendrá la oportunidad de observar la temática de la naturaleza y del paisajismo, manifestado en diferentes tipologías artísticas. La diversidad de colores que emanan de las piezas remite a quien las disfruta a la realidad natural.
Definitivamente, esta exhibición obliga a los visitantes a adentrarse en el paisaje y caminar por él.
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