
Contaminación, problemas de erosión, difícil acceso de los vehículos de emergencia y desperdicios en las aguas, fueron algunos de los resultados negativos que obtuvo en su último estudio sobre todas las playas de Puerto Rico, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). Este estudio además reveló que muchas de las playas accesibles no están debidamente rotuladas, lo que podría ser perjudicial y nocivo para la salud de los bañistas si se adentran en un cuerpo de agua contaminado. Por otra parte, muchas de estas playas están cercanas a las desembocaduras de ríos, lo que provoca que los desperdicios sean arrastrados al mar por las corrientes. Ante esta situación, hay que sumarle el daño antropogénico, cada vez que los ciudadanos arrojan basura en las playas. Puerto Rico cuenta con alrededor de 185 playas nadables, de éstas sólo 85 son accesibles al público. Esto se debe primordialmente a que los caminos hacia muchas de ellas están bloqueados por terrenos residenciales y de hoteles. “Las áreas costaneras han sido de gran importancia económica para la sociedad puertorriqueña. Estas han sido extensamente utilizadas para propósitos de defensa, transportación, agricultura, vivienda, recreación y para el turismo (local y externo)”, afirmó el especialista en recreación marino- turista y juez del programa Bandera Azul, Ruperto Chaparro. Según el más reciente informe del Banco Gubernamental de Fomento (BGF), la entrada de turistas a la Isla entre enero y abril de este año fue de aproximadamente 620 mil personas. Especialistas aseguraron que cabe la posibilidad de que algunos de estos turistas se hayan percatado del deterioro que poseen las playas de la Isla. Esta situación puede desalentar a los turistas a regresar a Puerto Rico. Para remediar este problemas, existe la Organización Pro Ambiente Sustentable (OPAS), que tiene como fin brindar un disfrute sano y eco amigable a los bañistas de las playas. Esta organización representa a la Fundación para Educación Ambiental en Puerto Rico (FEE) que es una entidad internacional no gubernamental sin fines de lucro que cuenta al momento con la membresía de 57 países. A partir del año 2005, esta organización fundó el programa Bandera Azul, que otorga una certificación internacional de carácter voluntario a las playas y marinas cuando cumplen con criterios ambientales. Para que una playa sea considerada por este programa tiene que cumplir con aproximadamente 25 criterios que se resumen en cuatro categorías: la información y educación ambiental, la calidad del agua, el manejo ambiental y la seguridad y servicios que provee a los bañistas. Las playas con Bandera Azul se encuentran rotuladas indicando la calidad del agua, los baños, los salvavidas, los estacionamiento, zafacones regulares y de reciclaje, guardias de seguridad, entre otras facilidades que hacen que su estadía en la playa sea más placentera y segura. A pesar de los beneficios que poseen las playas consideradas Bandera Azul, sólo seis playas en Puerto Rico son reconocidas de esta manera mundialmente. Este reconocimiento demuestra la conciencia ambiental de los residentes de esa localidad y de la administración del balneario para con su medio ambiente. Entre las playas Bandera Azul se encuentran: el Balneario de Carolina, en Carolina; el Balneario Seven Seas, en Fajardo; el Balneario El Escambrón, en San Juan; el Balneario La Monserrate, en Luquillo; el Balneario Punta Salinas, en Toa Baja y el Balneario de Boquerón en Cabo Rojo. Como afirma Chaparro, “las costas de Puerto Rico forman parte de un patrimonio de atracciones naturales, el cual requiere de una política pública que permite tanto su conservación así como el acceso adecuado para los propósitos de recreación e interés público” Las organizaciones ambientales se encuentran luchando porque las playas de la Isla sean galardonadas con la Bandera Azul, ya que muchas de ellas son el hogar de especies como el Tinglar, la Ballena Jorobada, el Manatí, que se encuentran en peligro de extinción. Por otra parte, como afirmó el Especialista en Recreación Marina- Turística, “la recreación marina y el turismo contribuyen significativamente a la economía de nuestra Isla”. Este trabajo forma parte del curso Ecosistemas y Biodiversidad, de la profesora Ileana Galanes de la Universidad de Puerto Rico del Recinto de Río Piedras y se exhibirá en la exposición de la biblioteca José M. Lázaro, “Nuestra Isla: ¿La Queremos Verde o Gris?”, del 1 al 11 de diciembre. Para obtener más información sobre el tema puede acceder a: https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3491 https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3466 https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3520 https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3532 https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3605 https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3608