Ana Belén Martín Sevillano es mujer. Así lo indica su cuerpo, su traje, su voz y hasta su nombre, según las nociones preestablecidas de lo que es ser mujer para ciertas sociedades en el mundo. A pesar de lo obvia que pueda parecer esta afirmación, las implicaciones que trae consigo no lo son.
Y es que, en el caso de esta académica española el momento en que buscó trabajo, se casó y se volvió madre fue cuando entendió lo que conlleva esa identidad. Tanto así, que a partir de entonces se interesó en estudiar “cómo las artistas cuestionan los límites que la identidad de ser mujer te impone”.
“En la medida en la que mi edad me fue poniendo en mi papel de género, en mi experiencia como mujer académica entendí que había ciertos espacios que se obviaban, como el de la maternidad. También en mis relaciones de pareja empecé a sentir que reproducimos roles que hemos creído que teníamos superados y que sin embargo los tenemos muy internalizados”, abundó Martín Sevillano, quien formó parte del inicio de las Conferencias Caribeñas del Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de Puerto Rico en la tarde de ayer.
Precisamente, fue ese entendimiento el que la llevó a dar énfasis a las construcciones de género a sus investigaciones.
“Me interesa explorar cómo la obra cultural se puede concebir como un espacio en el que la mujer se reinventa y piensa sobre sí misma, piensa sobre quién es. Un espacio donde se discute la subjetividad”, expresó la también profesora de Queen’s University en Canadá.
En el Caribe hispano, específicamente, Martín Sevillano opinó que las artistas están realizando una gran labor en el cuestionamiento de la identidad como algo fijo. Ya que, se han comenzado a replantear la noción de ser mujer, viendo la identidad como algo mutable.
En efecto, este tema compone el núcleo de su la ponencia Cuerpo y discurso: aproximación a la producción cultural de mujeres en la Cuba post-soviética, donde Martín Sevillano narra sobre cuáles son las estrategias discursivas de las artistas cubanas como la utilización del cuerpo como ícono y sobre cómo la mujeres repiensan su posición como sujetos a través de sus obras.
Mencionó como ejemplo a la pintora Marta María Pérez Bravo, quien se representa a sí misma de forma que parece un eleguá, deidad de la santería.
“Ella como mujer encarna esa deidad, encarna la subjetividad”, explicó.
Sin embargo, aclaró que para llegar a este tipo de discurso se han tenido que dar varias transformaciones históricas en Cuba comenzado por la revolución.
Revolución cargada de “políticas sociales vitales para la emancipación de la mujer”: medidas de sanidad, educación y una infraestructura que le permitió trabajar.
“Sin embargo, el proyecto es uno fundamentalmente masculino, con valores de lo tradicionalmente masculino como la fuerza y la violencia”, afirmó.
Aun así, en una búsquedad de igualdad la revolución cubana buscaba trascender marcadores de identidad que no fueran los de la identidad política. Pero “la igualdad se hizo por decreto, no fue obtenida por cambio social y la sociedad no cambia a base de decretos”. Por esta razón, no existieron discursos sobre subjetividades alternativas hasta los años 90.
Actualmente, comentó la académica, están emergiendo ciertos discursos feministas, aunque de manera muy tímida y todavía sin repercusiones en la vida de “la señora del pueblo”. Para que esto suceda, Martín Sevillano destacó la necesidad de que el gobierno tome medidas en contra de la desigualdad en términos de la representación en la esfera pública, pero añadió que esto se hace difícil en medio de una situación económica precaria donde la prioridad es el día a día.