Shun Li and the Poet (2011) es sin duda uno de los filmes mas bonitos que pude disfrutar durante la edición del Festival de Cine Internacional de San Juan que se presentó en Cine Metro, en Santurce el pasado fin de semana. La película nos presenta la historia de Shun Li, una inmigrante china que llega a Italia con la esperanza de lograr una mejor calidad de vida para ella como para su hijo. Y es que, ésta no puede llevar a su hijo de China a Italia hasta que no pague todo los trámites mediante mano de obra.
El director italiano Andrea Segret, nos trae una historia que al igual que El Profesor Lazhar de Falardeau, gira alrededor de la inmigración como objeto de escape para lograr una mejor vida. Es así que Shun Li (Tao Zhao), llega a Italia traída por un grupo de chinos que se dedican a pagar los trámites de inmigración a cambio de mano de obra. De esta forma, Shun Li comienza trabajando en una fábrica de ropa hasta que es trasladada a Chioggia, un puerto en la provincia de Veneto para trabajar como camarera de una Hostería.
Precisamente, en ese trabajo que Shun Li conoce a Bepi (Rade Serbedzija), un viejo inmigrante yugoslavo que lleva más de treinta años trabajando Chioggia y que frecuenta la Hostería en donde Shun Li trabaja. De ahí, surgen un sin número de chismes y problemas entre los chinos dueños de varios establecimientos frecuentados por los italianos y los mismos paisanos del lugar, a causa de la amistad de los dos personajes principales.
La película muy bien trabaja el tema de la soledad, motor principal que impulsa la amistad entre la emigrante asiática y el emigrante yugoslavo. De igual manera, ambos personajes encuentran en el otro muchas cosas en común lo que concreta aún mas la amistad. Por ejemplo, el que los dos son inmigrantes y están completamente solos en un lugar relativamente desconocido.
En ciertas instancias, el filme tiene escenas predecibles, sin embargo esto no es factor que impida la belleza de la misma. La fotografía nos enmarca los grisáceo que puede llegar a ser el norte de Italia durante. Esto, contrastado con el dorado renacentista con el que se pinta a Venecia durante todo el año.
El filme es uno elocuente y sencillo de entender. Tiene un principio brillante y una introducción de personajes exquisitas culminando con un final abierto que podría arrancar lagrimas.