Durante toda nuestra vida las personas desarrollamos nuestros propios patrones para alimentarnos de acuerdo a los compromisos cotidianos y olvidando su efecto en nuestro organismo. Cada año nos enfrentamos al viejo dilema, hacer resoluciones para bajar el peso que ganamos en el periodo del año anterior. Y cada año iniciamos con nuevas resoluciones que por lo general, y a pesar de la preocupación que conlleva reconocer que estamos entre los límites que definen el sobrepeso y la obesidad, se quedan en solo eso, la intención de bajar de peso.
Los patrones de alimentación se aprenden, principalmente de la familia, desarrollando un concepto de la comida como una función social con un significado que impactará nuestra percepción de como alimentarnos, según exponen las doctoras Kattia Walters, Irma Serrano e Ilsa Echegaray en un artículo publicado en el 2007 en la Revista Puertorriqueña de Sicología ). Estos patrones no necesariamente responden a una necesidad real de alimentación sino más bien a una actitud ya aceptada dentro de nuestra sociedad.
Las estadísticas y los informes de salud de diversas organizaciones demuestran que cientos de países están experimentando un cambio en sus niveles de obesidad dentro de la población infantil y la adulta. Día tras día se observa un aumento de condiciones crónicas directamente impactadas por altos niveles de sobrepeso que han desencadenado en niveles de obesidad entre la población tan altos que se convierten en un serio problema de salud pública a nivel mundial.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1980, la población mundial ha aumentado al doble sus índices de obesidad. En el 2013 más de 42 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso. Mientras que en el 2014 más de 1,900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrepeso, de los cuales, más de 600 millones ya se consideraban obesos. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en los Estados Unidos más de 72 millones de personas son obesos y las tasas de obesidad son significativamente más altas en algunos grupos raciales o étnicos. En las personas de raza negra no hispanas o afroamericanas, la prevalencia de obesidad es 51 por ciento más alta que en los blancos no hispanos y los hispanos tienen una prevalencia 21 por ciento mayor que los blancos no hispanos.
Este mismo patrón de aumento en sobrepeso que llega a degenerar en obesidad también se está observando entre la población joven y adulta en Puerto Rico. El Departamento de Salud de Puerto Rico lleva a cabo el Behavioral Risk Factor Surveillance System (BRFSS), que es un sistema de recolección de datos que monitorea las conductas de salud en varios estados de los Estados Unidos y Puerto Rico. Según este informe en la Isla ha aumentado la cantidad de personas con sobrepeso y obesidad lo que ha degenerado en un grave problema de salud. Los datos del informe BRFSS demuestran que para el año 2004, en Puerto Rico la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue de 63.3 por ciento para ambos sexos, la de los hombres fue de 69.0 por ciento , mientras que la de las mujeres fue de 58.1 por ciento. Para el año 2011, se registró un nuevo aumento en la prevalencia de un 66.1 por ciento a un 66.2 por ciento para el 2012, con el 69.9 por ciento de los hombres en sobrepeso u obesos versus las mujeres que registraron un 62.7 por ciento.
Cómo se define sobrepeso y obesidad
Según el CDC, sobrepeso y obesidad son términos que se utilizan para hacer referencia a rangos de peso que están por encima de lo que en general se considera saludable para una estatura determinada. Estos términos también identifican rangos de peso que han demostrado aumentar la posibilidad de que una persona contraiga ciertas enfermedades y otros problemas de salud. Los factores conductuales, ambientales y genéticos también pueden determinar si una persona es obesa o tiene sobrepeso. El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Siguiendo este precepto, la definición de obesidad según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la siguiente: Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso, un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.
Complicaciones de salud
Un IMC elevado resulta un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas, tales como: las enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular), la diabetes; los trastornos del aparato locomotor incapacitantes, y algunos cánceres, como el cáncer de endometrio, de mama y de colon. Según aumenta el IMC mayor aumenta el riesgo de contraer estas enfermedades.
Desórdenes asociados con obesidad
El sobrepeso y la obesidad también aumentan el riesgo de tener problemas de salud de los niños y los adolescentes. Por ejemplo, la diabetes tipo 2, en otra época era rara en los niños estadounidenses, hoy en día ha aumentado rápidamente la cantidad de niños con esta enfermedad. La aparición temprana de la diabetes tipo 2 puede provocar la aparición temprana de complicaciones como pérdida de la visión, daño nervioso y enfermedades cardiovasculares. A los investigadores les preocupa que, debido a la obesidad, los niños de hoy sean la primera generación que podría no vivir tanto como sus padres.
Algunos posibles efectos de la obesidad infantil incluyen: presión arterial y colesterol altos, enfermedad hepática, Apnea del sueño y otros problemas pulmonares relacionados, problemas relacionados con el desarrollo de los huesos, inicio precoz de la menstruación en las niñas y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares en los adultos. Además, los niños con sobrepeso son más propensos a tener sobrepeso u obesidad de adultos.
Nuestra sociedad, la cultura y los medios de comunicación constantemente envían mensajes poderosos sobre el peso corporal y cuál debe ser la forma física ideal. A menudo estos mensajes se basan en el ideal de la delgadez como un cuerpo modelo, lo que genera el impulso de hacer dietas y ejercicios que luego no se podrán mantener o generaran un efecto rebote ocasionando un aumento en peso mayor al esperado. También están los mensajes que hacen hincapié en un cuerpo musculoso, que conllevan la presión para moldear el cuerpo y tal vez usar suplementos dietarios y esteroides, que posiblemente resulten nocivos a la salud.
Qué podemos hacer
Llevar un peso saludable no siempre es una meta fácil de alcanzar. Además, la consecuencia más inmediata de tener sobrepeso muchas veces se refleja en la discriminación social y una baja autoestima. Sin embargo, el sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Las personas podemos tomar acciones sencillas para controlar la epidemia de la obesidad, sin dejarnos influenciar drásticamente por las promociones a través de los medios de comunicación.
Recomendaciones de diversas fuentes indican que seguir estos sencillos pasos nos pueden ayudar:
- Añadir en nuestra dieta diaria más frutas, verduras y vegetales, así como, disminuir el alto contenido de grasa y azucares.
- Cambiar el consumo de bebidas azucaradas por un consumo abundante de agua,
- Hacer más actividad física y menos sedentarismo (ver menos televisión, pasar menos tiempo en juegos electrónicos, videos, etc.)
- Añadir más alimentos saludables en nuestro consumo diario,
Son unas reglas sencillas y fáciles de seguir para dar un paso hacia la reducción de nuestros niveles de obesidad y sobrepeso.
Debemos añadir que podemos tomar sencillas acciones individuales, tales como, aumentar el consumo de legumbres, cereales integrales y frutos secos, disminuir la ingesta de grasa y azúcares, realizar más actividad física periódicamente (1 hora diariamente para los jóvenes y al menos 3 o 4 horas semanales para los adultos). La actividad física desempeña un papel importante en la prevención de la obesidad y se necesitan niveles de ejercicio lo suficientemente altos para contrarrestar el aporte calórico excesivo. Por consiguiente, los esfuerzos preventivos deben centrarse en la alimentación saludable y la promoción de la actividad física.
También se hace necesario tomar acciones, quizá más agresivas, a nivel de la sociedad para conseguir acceso a un modo de vida más saludable, mayor apoyo de las entidades gubernamentales, de las organizaciones privadas y de política pública, de la industria y de los medios de comunicación para apoyar el acceso a una alimentación más sana. De igual manera se requieren programas de actividad física más accesibles en costos y disponibilidad, acceso a la promoción de estilos de vida y hábitos saludables y que se pueda asegurar la disponibilidad de alimentos sanos y apoyar la práctica de una actividad física periódica en los lugares de estudio o de trabajo.
Resoluciones que nos ayudan a controlar el peso
Así que las resoluciones de este año deben ir dirigidas a integrar en nuestros estilos de vidas aquellos viejos consejos y recomendaciones saludables que hemos ido dejando atrás, por presiones sociales, mercadeo de los medios de comunicación o sedentarismo. Debemos ir paso a paso cambiando nuestro hábitos de consumo y estilos de vida, añadiendo a nuestra vida diaria más actividad física, hábitos saludables de alimentación y decisiones de salud dirigidas a un control del peso y a mejorar nuestros índices de obesidad y sobrepeso. Iniciemos el cambio y utilicemos la perseverancia para continuar hacia la meta de disminución de la obesidad, ya que el peso que hemos ganado, a través del tiempo, no lo vamos a eliminar en unas pocas semanas.
Sobre todo necesitamos reconocer que todos nosotros, nuestros hijos y familiares con sobrepeso y obesidad debemos ser amados y valorados, sin importar su peso o apariencia, ya que es un factor que eleva nuestra autoestima y nos da fuerzas para continuar progresando. Es necesario que reconozcamos que el sobrepeso y la obesidad es un serio problema de salud, complejo y multifactorial, que no vamos a poder lograr controlar sin ayuda de todas las partes.
Cada iniciativa va a requerir del apoyo, aceptación e incentivos de personas (círculo familiar, social y de trabajo), entidades y organizaciones a nuestro alrededor para poder dar esos pasos hacia una mejor calidad de vida y un peso más saludable. Hagamos que las resoluciones de este año puedan llegar a ser cumplidas, bajemos nuestros niveles de sobrepeso y obesidad y ayudemos a mejorar nuestra calidad de vida.
La autora es estudiante de la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.