En el año académico 2014-2015 la Junta de Gobierno aprobó la Certificación 50 con el propósito de aumentar las tasas de acceso, retención y graduación en la Universidad de Puerto Rico (UPR). La declaración de propósito de dicha certificación expresa:
“La Universidad de Puerto Rico, en cabal cumplimiento con los objetivos trazados en su ley orgánica y con plena conciencia de su obligación de potenciar el uso más responsable, justo y eficiente de los recursos públicos que le han sido asignados, adopta como prioridad, optimizar el uso de los recursos institucionales mediante el alza en las tasas de admisión, retención y graduación, intentando a la vez reducir las brechas que en tales renglones existen entre los estudiantes socio-económicamente desventajados y aquellos de sectores con mayores recursos”.
Un fin laudable que todos debemos apoyar. De hecho, desde el 2008, el Proyecto Acceso al Éxito, auspiciado por el College Access Challenge Grant Program del Departamento de Educación Federal y el Centro de Acceso Universitario (CUA) del Recinto de Mayagüez han estado trabajando hacia ese fin. En el 2014 ante los logros del CUA-Mayagüez, Acceso al Éxito apoyó la iniciativa de la doctora Lissette Rolón Collazo de ampliar el CUA a cinco unidades adicionales: Bayamón, Carolina, Cayey, Humacao y Río Piedras.
Acceso al Éxito y los CUA han estado desarrollando herramientas y actividades para promover que los estudiantes de bajos recursos soliciten y sean admitidos a estudios universitarios. Las experiencias con estas herramientas y actividades pueden ser fuente de aprendizaje y apoyo para otros que interesen reforzar la puesta en práctica de la Certificación 50.
El Proyecto Acceso al Éxito ha trabajado con cuatro de los obstáculos que limitan la posibilidad de los estudiantes de bajos recursos de proseguir estudios universitarios: bajas expectativas; falta de información; deficiencia en su preparación académica y dificultades en el proceso de transición a la universidad.
Para esto ha creado páginas electrónicas que motivan, informan y facilitan al estudiante sus trámites hacia la universidad; cursos en líneas para mejorar su preparación; campamentos de verano para que descubran las posibilidades que existen en la UPR; visitas a los recintos; orientaciones sobre cómo llenar la FAFSA (Free Application for Federal Student Aid); y mentorías, entre otras iniciativas.
Próximamente se publicará un memorial del proyecto que explicará en más detalle las diversas herramientas y actividades y cómo acceder a las mismas. En el portal del proyecto está disponible copia del memorial.
Ahora bien, aumentar el acceso y retención de los grupos económicamente más desventajados a los estudios postsecundarios es un problema complejo en el que inciden múltiples variables. En un artículo publicado en septiembre del pasado año analicé los elementos de la pobreza que limitan el éxito académico de los estudiantes.
Para comenzar, la falta de recursos económicos limita en ocasiones la posibilidad de una buena nutrición y de experiencias extra curriculares de enriquecimiento cultural que apoyan el éxito escolar. También en los ambientes de pobreza existen mayores situaciones que causan “stress”, lo que a su vez se refleja en problemas emocionales. La segregación en la vivienda lleva a la segregación en las escuelas. Esto a su vez lleva a que las escuelas que sirven a estudiantes de bajos ingresos refuercen la tendencia hacia la desigualdad.
Por ejemplo, los maestros prefieren enseñar en las escuelas fuera de las áreas de pobreza; en muchas escuelas en áreas de pobreza es común tener estudiantes con rezagos de aprendizaje y falta de disciplina escolar, lo cual lleva a que parte considerable del tiempo escolar se dedique a poner orden, limitando así el tiempo dedicado a la enseñanza.
Para apoyar el acceso a estudios universitarios necesitamos trabajar en disminuir estos factores que inciden en el fracaso escolar. Por ejemplo, ampliar la atención a la educación temprana; extender los programas de horario extendido y de verano que enriquecen el caudal cultural de los estudiantes así como sus destrezas de trabajo en equipo, el descubrir sus talentos, la disciplina; y crear programas escolares que atiendan las necesidades de estos estudiantes.
Trabajar con estos factores en forma articulada requiere que se repiensen los roles de trabajo e, incluso, se creen nuevas categorías. Por ejemplo, el trabajo en equipo requiere roles de coordinación y redes de enlace: personas que estén mirando el todo y promoviendo las relaciones y conexiones.
La Universidad de Puerto Rico, siguiendo su misión, debe involucrase en esta tarea. Debe desarrollar modelos de mecanismos y estructuras que apoyen y promuevan esta labor conjunta y articulada al abordar nuestros problemas. El Proyecto Acceso al Éxito y CUA-UPR han iniciado esfuerzos en esa dirección, han entablado alianzas con diversas entidades para aunar esfuerzos con el mismo fin: el acceso y éxito universitario de jóvenes en la UPR. Es importante fortalecer y ampliar dichos esfuerzos.