Cientos de personas eufóricas descendían las escaleras del Tren Urbano. El sonido de varios instrumentos musicales obligaba a todos a gritar para ser escuchados. Moverse de un lugar a otro era un proceso lento y difícil. Conseguir estacionamiento en las calles adyacentes era prácticamente imposible.
No, no estaba en las fiestas de la calle San Sebastián. Estaba frente al Departamento del Trabajo y Recursos Humanos el 15 de enero del 2014, donde miles de puertorriqueños se congregaron en protesta a la reforma del sistema de retiro de maestros.
Ver a tantas personas en una actividad totalmente distinta a las celebraciones innecesarias y enajenantes que predominan en nuestra cultura fue una sorpresa muy agradable. Quizás no me he adentrado lo suficiente en el activismo social, o quizás he perdido el idealismo que tuve en alguna época de mi temprana adolescencia y me he convertido en un cínico, pero nunca había visto a un grupo tan grande y tan diverso de boricuas manifestándose por una causa sociopolítica.
Dicho sea de paso, muchas de las personas con quien hablé me confesaron que era la primera vez que participaban en un piquete.
Algunos, como el maestro de inglés Ángel Pagán, estaban tan molestos por las medidas del gobernador Alejandro García Padilla que veían asistir al paro como una obligación.
“Yo llevo 28 años en el sistema y ahora mismo es la primera vez que tengo que venir a un paro magisterial. Vine para defender mis derechos y los de mis compañeros, porque Alejandro [García Padilla] nos quiere quitar derechos adquiridos. Es un anti obrero y me arrepiento de haber votado por él”, expresó.
Pagán cargaba una cartulina (de color rojo, irónicamente) con un comentario jocoso en el que pedía excusas por haber votado por el Gobernador. La presencia ubicua de letreros semejantes fue uno de los aspectos más notables y divertidos del evento. Desde imágenes de miembros del Partido Popular Democrático (PPD) representando a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis y de Alejandro García Padilla como el Grinch que robó la Navidad hasta llamados a “degradarlo a Gobernador chatarra”, los puertorriqueños expresaron su frustración con creatividad y sentido del humor.
Además de los mensajes humorísticos, se veían cartelones con citas de personajes ilustres como Gandhi y Eugenio María de Hostos. La presencia de letreros con frases filosóficas en un ambiente ruidoso y festivo podía parecer dicotómica a primeras instancias, pero la algarabía era fácil de entender al escuchar a los manifestantes expresarse. Claramente, luchar por una causa que consideraban tan importante les provocaba una alegría profunda que exteriorizaban enfáticamente.
De todas las pancartas que observé, la más llamativa fue una que decía “te enseñé a leer, te enseñé a escribir, ahora te enseño a luchar”. En los días antes del paro, cuando personas opuestas a que los maestros no comenzaran el nuevo semestre dentro del salón de clase los acusaron de obviar sus responsabilidades, muchos les contestaron que protestar les ofrece otra oportunidad para educar a los jóvenes del País.
“Nosotros, como maestros, enseñamos a leer, enseñamos a escribir y ahora estamos enseñando valores con esta lucha que tenemos. El Gobierno nos está atropellando y tenemos que enseñarles a los estudiantes la manera en que luchamos para conseguir lo nuestro”, declaró el maestro de historia Axel Roque.
También fue agradable ver a personas de todas las edades. Profesores universitarios y maestros jubilados de mediana edad marchaban junto a maestros más jóvenes. Niños pequeños y adolescentes vestían camisas que decían “soy hijo de un maestro” y “estudiante a favor de los maestros”. Evidentemente, la juventud puertorriqueña se solidariza con los educadores y aprecia su labor. Braihnd Machado, estudiante de la ICPR Junior College en Hato Rey, dijo que “la presencia de los jóvenes demuestra que los maestros están haciendo un buen trabajo. Gracias a ellos es que este país se está levantando poco a poco y tenemos que apoyarlos”.
A las dos de la tarde, varios grupos comenzaron a irse de la actividad. "Vámonos a marchar, él no está ahí. Está en el Capitolio", exclamó una mujer (refiriéndose al gobernador Alejandro García Padilla) mientras lideraba una manada de personas que cargaban una bandera de Puerto Rico. No sé si llegaron a San Juan, pero sí sé que el pueblo está unido en su deseo de que el Gobierno trate a los maestros con justicia y dignidad. De alguna manera u otra, van a exponer sus ideas y no descansarán hasta que los escuchen. Estudiantes, tomen apuntes. Las clases han comenzado.