SANTIAGO- Uno de los terremotos más poderosos de la historia sacudió a Chile en la madrugada del sábado, provocando al menos 147 muertos, un tsunami y derrumbes de viviendas, autopistas y hospitales que llevaron a declarar a parte del país como zona de catástrofe. El sismo, de magnitud 8,8 en escala de Richter según el servicio geológico de Estados Unidos y con epicentro en el sur chileno, hizo temblar a la capital Santiago, derrumbando edificios y puentes, dejando una fábrica de químicos envuelta en llamas y cortando el servicio eléctrico y el telefónico en gran parte de la ciudad. En la tarde del sábado la gubernamental Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) confirmó 147 víctimas fatales provocadas por el sismo, aunque se presume que podrían haber sido más. En tanto, decenas de personas se encontraban desaparecidas. Varias naciones latinoamericanas como Venezuela y Ecuador han ofrecido ayuda a Chile. También, el presidente estadounidense, Barack Obama, declaró que su país estaba listo para ayudar a Chile, y el mandatario electo de Chile, Sebastián Piñera, comunicó sus condolencias a los familiares de las víctimas causadas por sismo, agregando que además de los muertos “tenemos muchos heridos”. La directora de la Onemi, Carmen Fernández, estimó que en 72 horas las autoridades podrían tener una dimensión completa del impacto real del terremoto. El sismo generó un tsunami que arrasó con la mitad de un pueblo en la isla chilena de Juan Fernández -ubicada a unos 600 kilómetros de la costa y casi a la altura de Santiago- y amenazaba con llegar a la Isla de Pascua, explicó la saliente presidenta Michelle Bachelet. “Hay una enorme cantidad de daño que no sabemos su exacta dimensión, que está siendo evaluado”, explicó a periodistas Bachelet. En la isla Juan Fernández 13 personas se encuentran desaparecidas y otras tres murieron. El movimiento afectó también a las refinerías Aconcagua y Bío-Bío de la petrolera estatal Enap, y también a la estratégica industria minera. ENAP, de todos modos, descartó un desabastecimiento de combustibles en el país a pesar de que algunas gasolineras permanecían cerradas y las filas de automóviles aumentaban. Bachelet declaró zonas de desastre a las regiones de Maule, Bío-Bío, O’Higgins, Araucanía, Valparaíso y Metropolitana, que concentran el 80 por ciento de la población del país. “Yo veía como se caían los autos y no sabía que hacer. Estaba sólo acá”, aseguró a Reuters Mario Riveros, guardia de seguridad de una planta industrial en Santiago, parado junto a un puente que se derrumbó. “Me daban ganas de llorar”, agregó. El movimiento, más violento incluso que el mortífero terremoto que devastó a Haití recientemente, también desató el pánico en el popular balneario de Viña del Mar, situado sobre el Oceáno Pacífico. Con la luz del día, policías y bomberos recorrían las calles en distintas ciudades de Chile con patrullas y sirenas para verificar la magnitud de los daños y socorrer víctimas. Una de las autopistas urbanas de Santiago, Vespucio Norte, quedó destruida, con bloques de estructura descalzados y autos atrapados entre escombros. “COMO EL FIN DEL MUNDO” Luego de varias réplicas, la mayor de ellas de magnitud 6,9, el aeropuerto de la capital fue cerrado por tener la torre de control dañada, según el Gobierno. Un policía en el lugar confirmó que la mitad de la terminal estaba destruida y el canal estatal TVN aseguró que podría estar cerrada por tres días. Al menos tres hospitales en la capital habían colapsado y en la ciudad de Concepción -unos 500 kilómetros al sur de Santiago- el edificio del Gobierno local se derrumbó, según radios. Aunque el sismo tuvo epicentro en el sur cerca de la localidad de Maule, 321 kilómetros al suroeste de Santiago y a 104 kilómetros de Talca -donde los locales comerciales de adobe se desplomaron pero no se reportaban víctimas-, el temblor se sintió hasta en la vecina Argentina. “Fue como ver el fin del mundo” declaró a Reuters Vicente Acuña, un comerciante de 76 años de Talca. En Santiago y otras ciudades del país miles de personas salieron de sus casas y acampaban en las calles por temores a las réplicas. Un edificio se derrumbó por completo en el barrio capitalino de clase media Maipú. TSUNAMI SE EXPANDE Además de arrasar en Juan Fernández, el impacto del tsunami golpeó costas continentales en Iloca, donde no se reportaron víctimas de inmediato. El Gobierno chileno ordenó evacuar algunas zonas de la Isla de Pascua, donde viven unas 4,000 personas y donde se esperaba que golpeara el tsunami. “No se sintió el sismo, pero hay cambios en la marejada. Estamos evacuando a la gente hacia las tierras altas”, indicó Luz Zasso, la alcadesa de la isla emblemática por sus moáis, estatuas de piedra monolítica características de Pascua. El territorio de la Polinesia francesa en el Pacífico también fue colocado bajo alerta y en la tarde las primeras olas del tsunami llegaban a la isla Gambier y Tahití, según el el Alto Comisionado de la Polinesia Francesa. Las autoridades estadounidenses advirtieron que las islas de Hawái corrían peligro y debían tomarse medidas urgentes, mientras sonaban las sirenas de alerta. Australia también emitió una alerta de tsunami. Las islas ecuatorianas de Galápagos fueron evacuadas, aunque Ecuador luego desactivó el alerta. CARRETERAS BLOQUEADAS El terremoto en Chile sacudió una zona donde hay grandes minas productoras de cobre pertenecientes al gigante estatal chileno Codelco y la minera global Anglo American, entre otras. La mayor mina de cobre del mundo, Escondida, de BHP Billiton, funcionaba con normalidad, explicó el líder sindical Zeiso Mercado. Pero las carreteras hacia la mina cuprífera Los Bronces, propiedad de Anglo American, estaban bloqueadas, según funcionarios de seguridad de la instalación. Las operaciones quedaron paralizadas en Los Bronces y El Soldado. Un portavoz de Codelco informó que se suspendió la producción en las minas El Teniente y Andina de Codelco por la falta de energía, pero que las minas no sufrieron daños graves. El ministro de Minería de Chile aseguró que retomar la producción de las minas de Codelco podría demandar dos días. Chile se encuentra ubicado sobre la intersección de dos placas geológicas que constituyen una de las mayores zonas sísmicas del mundo. El país sufrió el mayor terremoto de que se tengan registro en la década de 1960 con una magnitud de 9,6. “Yo vengo del terremoto de 1960 de Valdivia, fue tan terrible (…), yo pensé ‘esto es como Valdivia y hasta aquí llegamos'”, declaró a Reuters Hilda Hasbun, un ama de casa de 62 años.