Desde el comienzo del juicio contra el ex dictador guatemalteco, José Efraín Ríos Montt, y el ex jefe de inteligencia militar, José Mauricio Rodríguez Sánchez, han desfilado más de cien testigos en la corte, todos en busca de justicia.
Los testigos del caso, principalmente víctimas o familiares de los sucesos ocurridos bajo el mando de Ríos Montt entre el 1982 y el 1983, describieron las masacres por parte de los militares, liderados por Rodríguez Sánchez.
Cada día de juicio, se escucha el testimonio de doce o más personas. Cada uno, en algún momento, se detiene como para tranquilizar sus emociones que, por primera vez, tienen esperanzas de sanar, según el portal oficial del caso.
Uno de los testigos habló sobre la masacre del 25 de marzo de 1982, en la aldea de Canaquil, en Santa María Nebaj, Quiché. Explicó que se sintió asustado al ver llegar soldados uniformados a su aldea y matar a 35 personas. Al momento de la masacre, el testigo Nicolás Bernal, tenía 22 años y perdió a su cuñada a raíz de los sucesos. Además, detalló que los soldados asesinaron a los aldeanos, separaron los corazones de sus cuerpos y luego quemaron los mismos. También incendiaron casas y mataron animales.
Por eso Bernal huyó a las montañas junto a otros sobrevivientes. Regresó a la aldea siete meses después, por habérsele prometido una amnistía, y afirmó verse obligado a afiliarse a una milicia civil, de lo contrario, debía enfrentar las consecuencias.
Magdalena Bernal, testigo del cuarto día de juicio, recordó que los militares ahogaron a su hermano y dos mujeres en un río. Pedro, del Barrio Caba, le atribuye a la milicia el secuestro y desaparición de ocho personas el 7 de enero de 1982, y una masacre de 95 personas en Llom el 23 de marzo de 1982, el día del golpe de estado de Ríos Montt.
Entre otros testimonios, acusaron a los soldados de abusar sexualmente de las mujeres y niñas de la aldea y torturarlas. Debido a la delicadeza del asunto, el juez ordenó a la prensa a no identificarlas en sus escritos. De todos modos, las mujeres se presentaron con las caras cubiertas por rebozos, para proteger su identidad.
Una de ellas, declaró que los militares la llevaron junto a su madre, Tzalbal, a una instalación militar. Los soldados le ataron las manos y los pies, le rellenaron la boca con un paño y la obligaron a ver la violación de su madre, para luego sufrirla en carne propia a los 12 años de edad. "La sangre corrió fuera de mí”, le dijo al juez. Su madre murió debido al trato en la base militar.
Otra, añadió que los soldados ‘desaparecieron’ a su esposo, acusado de ser parte de las guerrillas, y luego se la llevaron a la instalación militar de Sinai por diez días. Allí, la torturaron, fue violada por tres hombres y la mantuvieron en un calabozo con poca comida.
La defensa de Ríos Montt se ha enfocado en interrogar a los testigos con el propósito de desacreditar el testimonio, identificándolos como afiliados a la actividad guerrillera o decir que las masacres no solamente fueron contra la comunidad Ixil y que contaban con la participación de otros pueblos indígenas como autores. Entre sus testigos, se encuentran antropólogos, arqueólogos, académicos y miembros de la unidad forense.
El juicio se lleva a cabo a salas llenas diariamente y ha contado con la presencia de la ganadora del Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. La audiencia se presenta con carteles que reclaman justicia y acomodan fotos de las víctimas en un altar improvisado.
Esta es la primera vez que un ex gobernante latinoamericano es enjuiciado en su propio país. A Ríos Montt, de 86 años, se le responsabiliza de la muerte de 1,771 personas de la comunidad Ixil. Almudena Bernabeu, abogada directora delPrograma de Justicia Transicional en el Centro de Justicia y Responsabilidad, se unió a los intentos de enjuiciar a Ríos Montt ya que anteriormente habían sido interrumpidos por corrupción, entre otros.
“Hasta hace poco, todos los intentos encaminados a la justicia en Guatemala se vieron frustrados por la corrupción, las actividades ilegales, la indiferencia y el miedo. En este sentido, no cabe duda de que la impunidad de los crímenes del pasado y la impunidad de la presente están estrechamente relacionadas. La impunidad en Guatemala ha aumentado de tal manera que, en el 2007, las Naciones Unidas y el gobierno de Guatemala crearon la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG)”, expresó Bernabeu por escrito, previo al comienzo del juicio el 19 de marzo.