El director de Seguridad del Centro Médico, Edwin Carrasquillo, aseguró que le correspondía a la Policía de Toa Baja prestarle vigilancia al joven que murió a consecuencia de una bala en la cabeza a manos de un individuo, aún sin identificar, que se vistió de enfermero y tuvo acceso a la habitación del occiso en la Sala de Traumas. “Aquí cuando cae un herido de bala a quien le corresponde la seguridad es a la Policía de Puerto Rico”, dijo Carrasquillo a El Nuevo Día. El director de seguridad indicó que aunque tiene en mente tomar las medidas pertinentes para reforzar la seguridad en dicho hospital, ya que, hasta el momento, ningún guardia cuenta con armas ni chalecos antibalas, la Policía de Toa Baja tenía que ser el principal medio de vigilancia para Joseph Marrero Trinididad, de 23 años. Marrero permanecía recuperándose desde el pasado 29 de julio, cuando recibió 3 disparos en medio de una balacera en Toa Baja, en la que un menor murió. Los únicos 90 guardias de seguridad para todos los hospitales del Centro Médico y sus estacionamientos, no cuentan con la defensa ni la protección pertinente. Irónicamente, este hospital recibe unas 30 mil personas al día. Por otro lado, la Sala de Traumas sólo cuenta con cámaras de seguridad en el exterior. Cámaras en el interior hubiesen sido pieza clave para la investigación, sin embargo, no cuentan con las mismas. ¨Ni en un hospital se está seguro”, señaló, a otro rotativo, un joven que se proponía recibir atención médica luego de los hechos. Todos los funcionarios coincidieron con el grave problema de seguridad de la Institución. ¿Por qué esperar a que ocurran situaciones como éstas para que se tome acción al respecto? Lamentablemente, no es la primera vez que una situación como ésta ocurre en el Centro Médico. En el 2006 ocurrió un incidente parecido en la Sala de Emergencias. La Policía de Puerto Rico pretendió, en el pasado, cobrarle mediante contrato al mencionado hospital para mantener vigilancia allí. Carrasquillo, por su parte, entiende que sus guardias de seguridad sólo son vigilantes y que es necesario la presencia de policías estatales en el hospital. El director de Seguridad, pidió ayuda al Gobernador para poner en marcha su petición. El crimen, casi sacado de un libreto de película, se cometió alrededor de las 4:10 de la madrugada de hoy, cuando un hombre descrito como alto, de tez trigueña, vestido de enfermero y sin tarjeta de identificación, entró a la habitación número 200 donde se encontraba Marrero, le disparó en la cabeza e hirió en el hombro derecho a su compañero de cuarto Anthony Torres González. El segundo, fue dado de alta más tarde y llevado directamente al Cuartel General de la Policía para ser interrogado. Si los hospitales no cuentan con la seguridad necesaria, la Policía no presta la vigilancia debida, y después se lavan las manos, ¿dónde y cómo estaremos protegidos? ¿En quién confiamos?