Hace más de una década, en febrero de 1998, fui a ver la película Titanic en una sala de cine. Yo era un adolescente de 16 años que, en una cita de San Valentín, iba a ver con su novia, un film que era vendido como “una de las más grandes historias de amor de todos los tiempos”. Al salir de la sala de cine me sentía decepcionado porque el romance que acababa de presenciar no me pareció tan grandioso y las dos horas que dura en hundirse el barco en el film, me habían aburrido. Claro, a esa edad me era imposible darme cuenta de la verdad: Titanic no es una historia de amor, sino un análisis socio económico del Capitalismo y la lucha de clases.
Con motivo del re-estreno en cines del film, ahora con tecnología 3D, he vuelto a ver la película 14 años más tarde, para comprender que, a pesar de haber sido vendida como un drama romántico, Titanic es una representación del sistema capitalista. Más aún, debo confesar que llegué a disfrutar varios momentos del film, aun cuando las dos horas que tarda en hundirse el condenado barco, volvieron a hastiarme de aburrimiento. Sin embargo, el final del film, que tanto me había molestado de más joven, esta vez me pareció que tenía muchísimo sentido, gracias a esta nueva interpretación.
Revisemos rápidamente lo que ya todo el mundo sabe sobre la película (ya sea porque ya la hemos visto o porque con el trailer, ya estamos más o menos enterados de ella). La trama trata de Rose, una señorita de clase alta agobiada de su vida burguesa y Jack, un chico de clase baja, soñador y valiente, que se conocen y se enamoran en el fatídico único viaje del legendario barco “el Titanic”. Para poder estar juntos, ambos deberán sortear tanto los intentos del prometido y la madre de Rose para que ellos no puedan vivir su romance, como el hecho de que el Titanic se hundirá en el Atlántico, con el inevitable peso de la historia verídica de esa embarcación.
De la mano de James Cameron, el film está impecablemente realizado desde el punto de vista técnico. Los efectos especiales sorprenden incluso hoy en día, 14 años después de hecha. La dirección de arte, la musicalización, la actuación, la edición, la fotografía y la dirección de Cameron, se complementan los unos a los otros para recrear el trágico viaje que terminó con el hundimiento del barco que “no podía ser hundido”.
Pero, ¿cómo se relaciona este drama con el sistema capitalista? Bien, empecemos analizando los personajes de Titanic. Jack Dawson (Leonardo Di Caprio) es un joven clase baja que, por medio de la astucia y el azar, se las arregla para conseguir codearse con los pasajeros de primera clase del barco. Es un chico pobre, artista, bohemio de gustos y placeres simples.
Rose Hewitt Bikater (Kate Winslet) es una señorita de alta sociedad, perteneciente a una familia que ha perdido su fortuna, mas no su renombre. A pesar de ser de familia rica, Rose está cansada de su vida burguesa y se siente a gusto rodeada de gente de clase baja, a quien considera más interesante que aquellos de su propio nivel socioeconómico.
Rose está comprometida con Cal Hockley (Billy Zane), un millonario elitista que sólo se preocupa por su propio bienestar y que ve a la gente de clase baja como inferiores.
Ahora bien, simbólicamente hablando y sin necesidad de hacer metáforas demasiado profundas, podemos aceptar que Jack y los pasajeros de tercera categoría representan la clase baja, la gente pobre. Así mismo, los empleados del Titanic, también son un símbolo de la clase obrera trabajadora. Los pasajeros de primera clase (entre ellos Rose y Cal), representan la clase alta, la burguesía. Nada que no fuese realidad en la época del Titanic.
De igual modo, el barco no es más que el sistema capitalista, el cual divide a estas clases, colocando una sobre la otra. El Capitalismo enunciado por Adam Smith (casualmente el Capitán del Titanic también es de apellido Smith) prácticamente define a perfección la dinámica que se vive en la travesía. Mientras los ricos gozan de todos los privilegios que le otorga su status social, los pobres se conforman con lo que consiguen. Los niveles del barco los mantienen alejados los unos de los otros y mientras tanto, la embarcación avanza a toda máquina, sin que a nadie se le pudiera ocurrir que pudiera hundirse, incluso con las alarmas de hielo que reciben en varias ocasiones durante la travesía.
Según Adam Smith, el sistema Capitalista es infalible y no hay modo de que sucumbe, pues se autorregula a sí mismo. Aún cuando pudiera tener fallas, continuaría funcionando eternamente mientras cada quien ocupara su rol. De igual modo, según el dueño del Titanic, su diseñador y su Capitan, “ni siquiera Dios podía hundir este barco”, que simbolizaba “estabilidad, lujo y fuerza”.
Pero a penas Rose sube al barco nos dice “para todos era un barco de sueños, pero para mí, era una embarcación de esclavos”. Ella se refiere al hecho de que se sentía atrapada en su vida burguesa, pero realmente el capitalismo mantiene apresados a todos en su clase social.
Continúa el film y vemos que, a pesar de que existen barcos salvavidas, el número de embarcaciones de auxilio sólo alcanzarían para salvar la vida de menos de la mitad de los pasajeros. Claro que, “a bordo de un barco que no se puede hundir, esto no importa”.
No es hasta más adelante, cuando ya han golpeado el iceberg y la embarcación empieza a llenarse de agua, el diseñador del Titanic cae en cuenta de que, contrario a lo que todos creían, el Titanic “se puede hundir y lo hará, con una certeza matemática”. Así mismo, el sistema capitalista infalible de Smith, ha demostrado en al menos dos ocasiones que si puede hundirse (la gran depresión de 1929 y la crisis económica mundial de 2008); y de igual modo que el Titanic, los mecanismos para salvar a los que van en el barco, no alcanzan para siquiera la mitad.
El barco se hunde y sólo se salvan 700 personas de las más de 2200 que estaban a bordo. La gran mayoría y casi la totalidad de los que sobrevivieron fueron de clase alta, entre ellos Cal Hockley que, como le dijo a Jack antes de que el Titanic terminara de ser tragado por las aguas: “siempre gana, de una forma u otra”.
Y es que en el Capitalismo, la gente de clase alta siempre gana, de una u otra forma. El que es rico siempre lo seguirá siendo y, de estar en peligro de que eso no sea cierto, podrá conseguir uno de los pocos barcos que le salven. El problema existe realmente para la clase baja.
Pero entonces, ¿qué tiene que ver el romance entre Rose y Jack con todo este análisis económico y por qué ocurren los sucesos del final? Simple. Mientras Cal es evidentemente un burgués de derecha recalcitrante, elitista y egoísta, Rose es una burguesa bohemia e ilustrada, cuyo bagaje intelectual y literario le ha hecho aceptar que la clase baja no sólo no debe ser aceptada y respetada, sino que puede formar parte de su vida. Más aún, que debe tener modos de ser ayudados ante la crisis. En pocas palabras representa la derecha más apegada a los planes de ayuda social. Rose se enamora de la vida simple del pobre e incluso quiere rescatar a Jack de la debacle.
A continuación, podría revelar instancias del final de este film, por lo que si usted es una de las pocas personas que desconoce el desenlace de Titanic, sería conveniente que se saltara los dos siguientes párrafos y leer el último.
Pero Rose no puede dejar de ser rica. Gracias a su propio egoísmo al no querer soltar a Jack y no querer separarse de él, falla en su intento de salvar a Jack. Si ella hubiese aceptado separarse de él cuando estaba en el bote salvavidas o si hubiese permitido que, una vez ella estaba a salvo en la tabla, él hubiese buscado una forma de ponerse a salvo también, ambos hubiesen sobrevivido a la tragedia, pero al ella no dejarlo ir, el termina pereciendo.
Es quizás esta la razón por la que la anciana Rose arroja la preciada joya al fondo del mar al final de la película. Arrepentida por su egoísmo y su condición de clase alta, entiende que si los burgueses pudieran realmente desprenderse de sus bienes y su egoísmo, el mundo fuese distinto. Por lo tanto, debemos arrojar nuestras joyas al mar.
Al final de la película, Rose dice que los que se salvaron, esperaban en sus barcos la “absolución que nunca llegaría”, ya que ellos sabían que su modo de vida, había destruido la de aquellos que perecieron bajo el mar, arrastrados por el Titanic. Este film es sumamente pertinente dada la crisis económica del 2008 que aún sentimos hoy en día, por lo que una vez más, habrán unos cuantos barcos de sobrevivientes, que tendrán que pensar si no sería más sabio, empezar a buscar nuevas formas de atravesar el Atlántico.