Le llegó la hora al alcohol, ya que tendrá que encerrarse en su negocio tempranito si se aprueba la nueva medida propuesta por el gobernador Luis Fortuño de limitar los horarios de la venta de bebidas alcohólicas para contrarrestar la ola de criminalidad que arropa a la Isla. Y es que el primer mandatario manifestó que para acabar con los actos criminales que surgen a diario en Puerto Rico hay que implementarle un toque de queda al alcohol para evitar que éste salga en altas horas de la noche para hacer de las suyas y atentar contra la vida de los puertorriqueños. Según la propuesta, se prohibirá la venta de bebidas alcohólicas después de la medianoche de lunes a jueves y después de las 2:00 a.m. los viernes y sábados. Sin embargo, un sin número de expertos y ciudadanos coincidieron en que la iniciativa es una estrategia de efecto fugaz la cual sólo propiciará el desplazamiento de la incidencia criminal. Mientras que a su vez la propuesta ha sido fuertemente criticada por no atender de raíz el problema del crimen en Puerto Rico, y por no aplicar a todos los establecimientos que venden alcohol con excepción de los hoteles. Pero, ¿quién ha establecido que la borrachera y el crimen se dividen en estratos sociales? Según informaron algunos rotativos del País, las cifras emitidas recientemente por la División de Estadísticas de la Criminalidad de la Policía presentaron que el 67% de los asesinatos en la Isla ocurren antes de la medianoche. Por lo que esta medida no afectaría la actividad criminalidad, pero sí perjudicaría la economía en momentos donde el pueblo busca hasta debajo de las piedras para impulsar la venta de sus negocios y sus ingresos. Lo que a su vez pondría en riesgo el empleo de meseros, cantineros, entre otros empleados atados a este comercio en tiempos donde los puertorriqueños necesitan con gran urgencia el fomentar el desarrollo económico y mantener a la gente ocupada y lejos del ocio que muchas veces es causa de violencia. No obstante, la ciudadanía boricua a coincidido en que la violencia que se ve a diario en Puerto Rico está muy lejos de tener una relación estrecha con el alcohol, más bien se piensa que la raíz de la problemática criminal que se ha manifestado en la Isla está fuertemente atada a las drogas. Por ende, se debería de crear una medida que ataque con fuerza los diferentes puntos de distribución de drogas, los cuales no fueron mencionados por el primer mandatario. Sin embargo, el que hizo la ley hizo la trampa y serán muchos los boricuas que optarán por adquirir su bebida en negocios clandestinos o comprarla al por mayor antes de la hora límite para quedarse bebiendo en sus casas o en la misma calle, el principal escenario de la mayoría de los actos criminales que acontecen en el País. Al respecto, Diálogo Digital recibió una carta de un ciudadano reaccionando al tema. A continuación transcribimos la carta: ¿A quién engañan? Cualquier funcionario del orden público que piense que al cerrar los negocios que venden bebidas embriagantes despues de las 12 de la madrugada ayudará a parar la ola de criminalidad que azota Puerto Rico, debe estar ebrio. Los negocios, la juventud, el alcohol, el compartir hasta alta horas de la madrugada, no es la razón de la criminalidad. El pueblo y su deseo de disfrutar, no es el causante de la inacción de la Policia, la apatía que proyectan hacia el crimen, la falta de preparación y entrenamiento, la dejadez que vemos a diario los ciudadanos de este país. Eso sí es la causa de la criminalidad rampante que vivimos. Los ciudadanos nos somos ciegos al ver una patrulla pasar por el lado de un vehículo con desperfectos mecánicos, formando una congestión, y no detenerse. No somos ciegos cuando vemos una patrulla que infringe las leyes de tránsito, al seguir derecho en una intersección cuando la luz esta roja. No somos ciegos cuando vemos que le pasa por el lado una motora transitando entre medio de los carriles y hacen caso omiso. En fin, nosotros nos damos cuenta de que un gran número de estos servidores públicos no les importa lo que pasa a su alrededor. Muchos están para cumplir un turno e irse a su casa. El cerrar negocios por el mero hecho de que los policías no hacen su trabajo no va a detener la ola criminal, a menos que la solución que buscan es que las personas no salgan. Cuando un gobierno pretende hechar culpas donde no las hay, quiere tapar el cielo con la mano y buscar soluciones fáciles sin aceptar sus errores, lo que nos espera es muy triste. En los negocios de bebida, también hay comida, música, baile, se disfruta de los deportes, se cambian impresiones, se hacen negocios, en fin, hay una economía y personas que viven de ella: meseros, “bartenders”, cocineros, modelos, músicos, etc. Pregunta: ¿Nace un criminal nuevo todos los días? ¡NO! Cada vez que cojen a un criminal preso, ha sido fichado en más de dos ocasiones y todavía esta en la calle haciendo lo que le da la gana. ¿Nosotros, los ciudadanos decentes de este país, tenemos que vivir encerrados con un toque de queda, para que la criminalidad se detenga ? ¡Que falacia, que fácil solución! ¿A quién creen que engañan ? VP, Bayamón