Diálogo pregunta a tres catedráticos de universidades privadas sobre sus pareceres al respecto de los procesos burocráticos y académicos en la institución superior pública del País, la Universidad de Puerto Rico. Profesor y escritor José Curet de la Universidad Sagrado Corazón Como profesor de historia y humanidades de una universidad privada, ¿cómo ve el proceso de transición en la UPR? A la distancia, el proceso de transición no se ve muy distinto a la forma como habitualmente se han manejado esos cambios en el pasado; es decir, un proceso donde los intereses de sectores políticos parecen imponerse sobre los intereses académicos. Del recién electo presidente interino, Miguel Muñoz, sólo conozco lo reportado en la prensa. Quizá puede tener muy buenas credenciales, pero el de haber sido secretario de agricultura bajo la administración de Rosselló le añade una carga pesada a sus responsabilidades. Podrá desprenderse, podemos preguntarnos, de ese “clientelismo” político que arrastra del pasado; dará más importancia a lo académico, o vendrá con una agenda cargada para implementar las alianzas público-privadas que arropan al gobierno. Incluso, entre los candidatos que barajados para el puesto, apenas habían caras nuevas; todos parecían ser figuras recicladas. Es cierto, a veces hay caras jóvenes con ideas viejas, pero esperemos que ese no sea el caso a la hora de nombrar un presidente en propiedad. Por su experiencia reciente y en conversaciones con sus colegas, ¿cómo se percibe la UPR en estos momentos? ¿distinto a los años anteriores? En conversaciones con mis colegas en Sagrado se percibe la misma reacción, algo así como un “deja-vú” del pasado. En mi carácter personal, he admirado el compromiso y el espíritu de lucha que ha animado siempre a una buena parte de los estudiantes de la UPR. Quizá por ser universidad del estado, dependiente de las erogaciones y decisiones gubernamentales, los estudiantes allí son un punto de referencia en esa pantalla imaginaria de posicioniamiento global (un GPS) donde estamos inmersos. Sus acciones y reacciones son una brújula que miden la fuerza de esos vientos políticos que a veces nos acehan. Sin embargo, por ser punta de lanza hay cierta distancia y prejuicio contra los estudiantes entre la población general. Lo describo con una anécdota referida en medio de una de mis clases en Sagrado. Hablando sobre el tema de la “otredad”, una estudiante nos relató que otra compañera estudiante de Sagrado fue detenida por un policía mientras conducía su auto en San Sebastián. En medio del interrogatorio por alguna infracción, el policía le preguntó dónde estudiaba; al responder, en Sagrado, el guardia ripostó, “tienes suerte que estudias en Sagrado, porque de haber sido en la UPI te llenaba de boletos”. Aclaro que fue días después de los incidentes de la Avenidad Universidad, y que mis propios estudiantes se sintieron indignados por esa actitud. ¿Cree usted que la USC de alguna manera se beneficie de esta situación? Sé que todas las universidades privadas están muy pendientes al reclutamiento de nuevos estudiantes. Sé también que en el pasado la política de flexibilizar la matrícula en la UPR tuvo efectos adversos en la universidades privadas. No menosprecio el trabajo de los administradores, pues su labor es imprescindible en las universidades, pero no soy administrador. Así creo que quien venga a estudiar aquí, o en cualquier otro lado, debiera hacerlo porque encuentra allí algo que no encuentra en más ningún lugar, independientemente de lo que ocurra en otras universidades. Profesor Alfredo Nieves Moreno, decano Asociado de Comunicaciones de la Universidad Metropolitana Como profesor y decano asociado de una universidad privada, ¿cómo ve el proceso de transición en la UPR? En cualquier ámbito, las transiciones siempre plantean nuevas posibilidades. La UPR sigue siendo un pilar de la educación postsecundaria en el País. Pero como cualquier institución educativa, tiene que procurar mantenerse vigente y velar por el mejor interés de todas las audiencias a las que sirve. Los logros obtenidos por la Universidad durante los últimos años son numerosos e igual de numerosos son también los retos que plantea el momento histórico para todos los que trabajamos en entidades similares. Por su experiencia reciente y en conversaciones con los colegas, ¿cómo se percibe la UPR en estos momentos? ¿Distinto a los años anteriores? Por su prestigio, resultados y valor histórico-cultural, la UPR es obligatoriamente un referente a mirar. Una de las funciones más importantes de los que formamos parte de una universidad, la que sea, es interpretar la realidad, estar atentos a los cambios y reaccionar para que nuestros programas atiendan las demandas de empleo. Nos enfrentamos a momentos en que la escala de dichas demandas ha cambiado, por lo que las universidades deben responder desde una visión regional, hemisférica y global. Ello plantea la necesidad de mayor flexibilidad y apertura por parte de profesores y administradores, autoevaluación constante y, más que todo, planificación. ¿Crees que el SUAGM de alguna manera se beneficie de esta situación? Desde de mi posición como Decano Asociado del Departamento de Comunicaciones de la Universidad Metropolitana, puedo decir que el SUAGM, independientemente de cualquier circunstancia, está constantemente identificando cómo sumar recursos para robustecer su oferta académica y servicios. Esto incluye aumentar la calidad educativa a través de la revisión curricular, el reclutamiento de profesores y la creación de nuevos programas, las inversiones en planta física y tecnología, las alianzas multisectoriales, la búsqueda de recursos externos, organización de actividades y esfuerzos para atraer matrícula, entre otros. Un buen ejemplo es, precisamente, nuestro Departamento de Comunicaciones, el cual recientemente incorporó tres nuevas concentraciones a su bachillerato e inauguró en enero nuevas instalaciones tecnológicas valoradas en sobre $1 millón. Profesor Miguel Rodríguez Casellas, decano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica Como Decano de una universidad privada, ¿cómo ve el proceso de transición en la UPR? Tengo mis propias posturas del papel de la universidad en la sociedad. Pienso que se le da demasiada pleitesía al concepto de institucionalidad . Hay muchos relatos ya consabidos detrás del discurso de la institución. Creo que se debe romper con este discurso. Porque abrir todo a la cuestión participativa es una gran falacia. Ya que sabemos que se ve viciado por las intervenciones de siempre. Con esto del presidente se tiene la visión del gran cliché: ¡que debe ser un gran administrador! Se dice que los académicos son anquilosados o no tienen los pies en la tierra, pero si Puerto Rico va a aprender una lección no es de los ánalisis de objetivos positivistas o post-positivistas, sino de los de carácter humanista y visionarios. Hoy día se van creando falsos debates sobre las ciencias y las matemáticas y no se le da énfasis del pensamiento crítico. Se va desmantelando la enseñanza con tantos institutos de capacitación técnica, que aunque son necesarios en sociedad, tienen una visión codificada, y con respeto a esa visión, la visión surge de mirar muchas cosas no de cosas puntuales. Soy producto de la UPR y quisiera pensar que los distintos grupos logrararán coexistir. Pero eso no es lo que yo he visto. Por su bienestar me gustaría que fuera una universidad que se mueve a modo propio, no a modas. Que las preocupaciones se den en torno a cómo se define el conocimiento y no a cómo es que se debe administrar. En la Universidad Politécnica tenemos una ventaja al margen de la institucionalidad. Acá los procesos y mecanismos son lineales, lo cual permite responder al mérito de una forma más inmediata. Por su experiencia reciente y en conversaciones con sus colegas, ¿cómo se percibe la UPR en estos momentos?, ¿Distinto a los años anteriores? Se tiende a ver frustración y desanimo. Tal parece que en la UPR- y esto son percepciones, porque yo no estoy adentro- trabajas y tratas de hacer lo tuyo, pero no te sientes incentivado. Sí se han ganado batallas por compensación de trabajo. Pero eso crea una labor de hormigas. La UPR, a nivel de su cuerpo, no está siendo lo productiva que debiera ser, porque tiene mucha gente y recursos pero existe desanimo en muchos sectores. También he escuchado que hay temor en expresar ciertas posturas. ¿Cree usted que la Politécnica de alguna manera se beneficiará de esta situación? Ya de por sí las universidades privadas nos hemos beneficiado de manejar una escuela sin responder a grandes relatos e imágenes. Porque en la medida en que se percibe el sistema público como crisis perenne adquirimos buenas mentes y talentos creativos. O sea, que no únicamente el beneficio es económico. Además, como tratamos con apertura a los estudiantes, se propicia que ellos incluso tengan la capacidad de debatir con las posturas de la docencia. Lo peor sería recostarse de esto con la mentalidad de que vamos a prevalecer pues lo público está en crisis. Para ver la edición de Diálogo en PDF haga click aquí
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Diálogo
Diálogo es la publicación oficial de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Desde su fundación en 1986, ha servido de taller para los profesionales en formación que actualmente se desempeñan en otros medios dentro y fuera del País. Su plataforma virtual, contiene las versiones impresas desde el 2010 hasta mayo de 2014, mes en que el medio migró exclusivamente al formato digital.