Tras el fallecimiento el 19 de febrero de Umberto Eco, el mundo académico e intelectual perdió uno de los últimos grandes filósofos, humanistas y pensadores del siglo veinte, y cuya obra facilitó la institucionalización global del campo científico de la semiótica y los estudios semióticos de la comunicación y la cultura de masas. Comenzando con Obra Abierta (1962), Apocalípticos e Integrados (1964), La estructura ausente (1968), Tratado de Semiótica General (1975), El superhombre de masas (1976), Lector in fábula (1979) hasta llegar a La historia de la belleza (2005) y La historia e la fealdad (2007), Umberto Eco proveyó con sus contribuciones, investigaciones y publicaciones el soporte necesario para el desarrollo disciplinar y científico de la semiótica a través de toda Europa, África, Asia y Américas del Sur y del Norte.
Hace casi veinte años Umberto Eco había sacado tiempo para pensar cómo preparase serenamente para la muerte con instrucciones para un posible discípulo. Esta reflexión la dio a pesar del tiempo dedicado a sus lecciones sobre semiótica, filosofía, cultura mediática, literatura, el superhombre de masas, arquitectura, arte y muchos otros tantos temas; la llevó a cabo pese a su dedicación a la reflexión en ricos, densos, ilustrativos y persuasivos ensayos de temas variados tales como, el signo, las enciclopedias, la escritura de una tesis, cómo escribir correctamente el italiano, la mentira y la ironía, los viajes a la hiperrealidad, la neotelevisión, o la relación del Manifiesto Comunista de Marx con la grandeza de la Quinta Sinfonía de Beethoven; y con todo y el disfrute continuo del ejercicio escritural de sus novelas donde el artificio del “whose donne it?” sirve para elaborar unas historias que impulsan la capacidad transmedial de toda narrativa para abrir nuevos horizontes y universos.
El 12 de junio de 1997, Eco publicó en el semanario L’Espresso una reflexión a manera de diálogo socrático de Platón. En el ensayo, Critone, un triste discípulo en pena, pregunta a su maestro: “Maestro, ¿cómo uno puede aproximarse a la muerte?” Con gran ironía reflexiva, el maestro, interlocutor, responde: “La única forma de prepararse para la muerte es convenciéndose de que todos los demás son unos estúpidos”. Es la estupidez de las teorías conspiratorias y de estar pendiente diariamente de las declaraciones de las figuras mediáticas, de los apotegmas de los políticos de turno, de los filósofos apocalípticos y de los aforismos de héroes carismáticos. Es la estupidez de un pensamiento que ahora pasa por universal y que al final comparten alumno y maestro.
Umberto Eco tenía previsto el lanzamiento de su más reciente libro, Pape Sataán Aleppe (Padre Satán Cuidado), para mayo de 2016. Después de su fallecimiento, la casa editorial ha adelantado el evento para el sábado 27 de febrero. El título es una cita del Canto VII de la Divina Comedia de Dante. Al igual que en 2006 con A passo di gambero (A paso de cangrejo), donde Eco recogió artículos, reflexiones y decepciones publicadas en su columna “La bustina de Minerva”, este nuevo libro reúne ensayos periodísticos publicados en L’Espresso a partir de 2000.
El pensamiento filosófico y semiótico de Eco está presente también en toda su narrativa. Sus dos primeras novelas El nombre de la rosa (1980) y El Péndulo de Foucault (1988) están llenas de juegos combinatorios a partir del número tres y las triadas del filósofo Charles Sanders Peirce. En 1983 Umberto Eco y Thomas A. Sebeok co-editaron el libro The Sign of the Three donde agruparon una serie de artículos dedicados a discutir el concepto del tres en Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle y Charles Sanders Peirce. En ambas novelas Eco incorporó aspectos de esta reflexión filosófica y conceptual.
La idea de los mundos posibles presente en toda la narrativa de Umberto Eco la teorizó el autor en su libro Lector in fábula. El juego de las re-escrituras, parodiado en El péndulo de Foucault, Eco lo juega continuamente con sus lectores, como es el caso de las traducciones de sus libros que acaban incorporando nuevos textos que no aparecían en el original o intercambiando capítulos entre una publicación y otra. Los lectores pueden apreciar los intercambios de contenidos entre el original en italiano de Lector in fábula (1979) y sus traducciones al español (Lector in fábula, 1981) y al inglés The Role of the Reader y Semiotics and the Philosophy of the Mind.
La idea de los mundos posibles también estuvo presente en la concepción de Eco de una biblioteca universal digital, proyecto que se materializó en los Paseos Multimedios de Bologna. Este proyecto nació en 1997 de su idea de desarrollar unos espacios públicos para el intercambio de servicios multimedios y de la red de Internet. Para Eco la construcción de estos espacios era necesaria para asegurar la distribución del conocimiento digital.
Decía Eco en su ensayo “Pensar la guerra” que: “La función intelectual consiste en determinar críticamente lo que se considera una aproximación satisfactoria al concepto de verdad”. Este juicio crítico del intelectual ante las diversas aproximaciones a la verdad es en lo que radica la importancia del pensamiento y de la obra de Umberto Eco, quien, semióticamente, nos muestra muchas veces que “hay problemas que deben resolverse demostrando que no tienen solución” o, como dice Casaubon, personaje de El péndulo de Foucault, “El verdadero iniciado es el que sabe que el más poderoso de los secretos es un secreto sin contenido, porque ningún enemigo conseguirá que lo confiese, ni ningún fiel conseguirá arrancárselo”.