
En casi toda Latinoamérica existen ejemplos aislados de una labor buena o aceptable en el tratamiento de la basura, sobre todo en las urbes. Sin embargo, el panorama es menos alentador por las grandes deficiencias de las ciudades del interior y aun en capitales, especialmente de Centroamérica.
El reciclaje informal es alto en la región y está focalizado en oficinas, bancos, centros comerciales, escuelas, universidades y fábricas. Existen también pequeñas iniciativas en materia de reciclaje, promovidas por el sector privado de las industrias de papel, hierro, tela y vidrio.
Mientras los países desarrollados se concentran en el reciclaje y la minimización de residuos, en América Latina y el Caribe aún se deben resolver muchos aspectos de la recolección y disposición final.
En algunos países se han impulsado programas de recolección selectiva de basura en el hogar para separarla por materiales que se pueden o no reciclar. Pero, según explican en varias de sus disertaciones los especialistas Israel Hernández Pozo y el licenciado Juan Carlos Cadalso Rodríguez (asesores jurídicos de la Agencia de Medio Ambiente cubana CITMA), estos programas requieren un buen diseño y una participación muy activa de la población porque de lo contrario resultan muy costosos.
Por esta razón varias naciones latinoamericanas han optado por la instauración de rellenos sanitarios. Esta alternativa requiere de la utilización de un terreno baldío, para la creación de capas de basura que serán cubiertas diariamente por capas de tierra. De esta manera, se evita la proliferación de enfermedades causadas por insectos y bacterias. La diferencia entre un relleno sanitario y un simple vertedero o tiradero de basura, consiste en sanitarias legales y ambientales para minimizar estragos ecológicos, mientras que el segundo, al tener la basura expuesta abiertamente, representa un grave riesgo ambiental.
Ahora bien, existen algunos detalles en cuanto a esta solución. Primeramente, el hecho de que la creación de estos rellenos sanitarios tiene un impacto económico en un sector de la población. Por citar un ejemplo, tomemos el caso de Venezuela. En este país hay al menos 250 mil trabajadores formales y 100 mil informales que viven de los reciclables que extraen de la basura.
La transformación de los basureros a cielo abierto en rellenos sanitarios deja gradualmente a estos trabajadores sin empleo, por lo cual son necesarios programas para reinsertarlos en el sector productivo.
El segundo problema es quizás el mayor obstáculo a superar. La concesión de terrenos cercanos a zonas urbanas, debido tanto a la renuencia de sus habitantes, producto de la desinformación, y al alto costo que adquieren las tierras en estos sitios.
Finalmente, en Venezuela, existen alrededor de 400 vertederos de basura a cielo abierto que pudieran ser absorbidos con unos 100 o 150 rellenos sanitarios.
Diego Díaz Martín, miembro de la organización venezolana no gubernamental VITALIS, explicó a Diálogo que un relleno sanitario que cuente con todas las especificaciones para su perfecto funcionamiento, podría costar entre 40 y 80 millones de dólares para atender entre 2 y 4 mil toneladas mensuales de basura, en un lapso de 20 años.
Lamentablemente, según datos de la organización VITALIS, de los rellenos sanitarios que ya existen en dicha nación suramericana, solo uno cumple con todas las normas establecidas para su buen funcionamiento. La situación se complica toda vez que los encargados del manejo de dichas instalaciones, no siempre cuentan con el equipamiento básico necesario lo cual puede atentar directamente contra su salud.
Según datos de la Red Panamericana de Manejo Ambiental de Residuos (REPAMAR), una de las opciones más usuales en Latinoamérica (principalmente en Brasil) es el modelo de concesión privada o franquicia, en el que una empresa se responsabiliza por la gestión de los residuos y cobra directamente a los vecinos o a los demás generadores de residuos. La función del gobierno en este modelo es definir el área de actuación, el período de concesión, la estructura de la tasa y la evaluación de la calidad de los servicios. Para ese fin, el gobierno deberá contar con la estructura técnica y administrativa requerida para controlar y monitorear el servicio prestado.
El profesor Nicolau L. Obladen y el ingeniero Luiz Antonio Bertussi Filho, ambos miembros de REPAMAR, aceptan que en este tipo de procedimiento, la empresa privada tiene más responsabilidad y depende menos del capital público, por lo que está menos sujeta a interferencias políticas.
El reto de Europa y África
Mientras tanto, en África, las instituciones públicas de Nigeria, Senegal, Costa de Marfil y Ghana han empezado a encontrar soluciones a sus problemas gracias al proyecto europeo IWWA (Integrated Solid Waste Management in Western Africa).
La iniciativa, promovida por la Comisión Europea (CE), cuenta con 19 organizaciones europeas y africanas, públicas y privadas, que tratarán de mejorar los sistemas de gestión de residuos sólidos de los cuatro países. La idea es crear una red transnacional que sirva para que los países subdesarrollados se beneficien de las experiencias de los más adelantados.
Por su parte, la Unión Europea (UE) también busca soluciones a sus propios problemas. Los vertederos siguen siendo el destino de la mayoría de los desechos europeos un 38%, seguido por el reciclaje (25%), la incineración (22%) y el uso para la producción de abonos, conocidos como composta (15%).
Pero no todo es color de rosa en el Viejo Continente. La CE aseguró que abrirá un procedimiento de infracción contra el gobierno de Italia, debido a la crisis de acumulación de más de 2,550 toneladas de desechos sólidos en la ciudad de Nápoles.
Las fuerzas policiales han sostenido siempre que detrás del problema de la basura (que ha sido desatendido desde 2007 y que también llegó a una crisis similar hace más de 14 años) se encuentra la Camorra, la mafia napolitana, que no quiere perder el gran negocio del reciclaje ilegal de desechos.
De hecho una empresa privada alemana obtuvo un contrato por valor de 30 millones de euros para tratar la basura que se acumula en la provincia de Nápoles.
El problema mundial de la basura y la generación de desechos sólidos es complejo y sin duda está llegando a un punto crítico. Lamentablemente, no existen fórmulas mágicas ni soluciones concretas que puedan solucionarlo de manera simple, por lo que quizás es hora de que los gobernantes del mundo empiecen a verlo como una situación global y común, como lo ha empezado a asumir la UE. El contratiempo sin embargo es, que mientras más aliados haya, más toneladas de basura tendrán que contener.
Ve nuestra edición especial de Diálogo Verde 2012/ El problema de la basura en Puerto Rico