Una vez más, creo que es necesario y entiendo que vale la pena poder darnos un recordatorio de la situación en la que se encuentra la Universidad de Puerto Rico (UPR). Adelanto que mi intención principal no es brindar data exhaustiva acerca de lo que está sucediendo en la UPR; pues compañeros y compañeras en otras publicaciones, incluyendo este medio, se han encargado de dar esa cobertura. Más bien, las siguientes palabras son un llamado a la conciencia, a dejar la actitud de brazos caídos y a movilizarse.
Re-sig-na-ción
Se define como entrega voluntaria; aceptación; inacción; conformismo o sumisión. Es lo que algunos han percibido en las filas de la UPR. Muchos perciben en el ambiente universitario público un sentido de pesimismo y fatalismo; algo así como brazos caídos. Algunos esperan, tal vez con brazos abiertos, que lleguen los recortes, aumentos o cierres de recintos, entre otros cambios drásticos. La palabra es: re-sig-na-ción. Esperan a que su asesino les ejecute.
Semanas atrás, miles se identificaron con el “Puerto Rico se levanta”. Nos guste o no, bajo este lema, muchos se movilizaron a dar su mano a otros. En el caso de los que militaron bajo esta consigna, ¿cómo es posible que prediquen tal cosa, pensando en progreso, pero a unos de los mayores agentes de bienestar social y del sostenimiento económico del país le den la espalda con indiferencia?
No ignoro que muchos se han desanimado y entiendo en cierto grado lo que sienten. Aunque con menos experiencia, me he sentido igual. Me solidarizo con su sentir, pues por un lado tenemos un gobierno que promueve políticas para reprimir al pueblo de su derecho natural de expresarse (lo cual no es sorpresa para muchos) y tenemos una falta de apoyo en los sectores de la comunidad al que pertenezcamos. Por otro lado, muchos de la comunidad externa, saturados por la prensa amarillista, acusan, ridiculizan, estigmatizan y criminalizan a los que con conciencia defienden la educación pública.
Otros reciben señalamientos de parte de la gente de su propia casa. Son múltiples los factores que han disminuido la militancia entre algunos. Por eso, con mucha franqueza, y en ocasiones con desesperanza, algunos nos hemos preguntado ¿hasta cuándo?
Pienso con mucho respeto en aquellos que han militado durante muchas décadas por nuestro país. Siento profunda admiración por aquellos que han sido combativos por causas justas. Tal vez a esta altura están con “brazos cansados”; ha disminuido su energía y el ánimo por lo mucho que se han faja’o luchando contra viento y marea. A los/as veteranos/as les quiero decir que el país los necesita una vez más. Sus experiencias, sus victorias y derrotas, y más, son de mucha utilidad. Tienen mucho que aportar.
Status quo
A pesar de las cosas mencionadas anteriormente, no debemos claudicar. Esto es un llamado a la conciencia por un mejor país; por el bienestar social y la justicia.
“No se puede hacer nada”, pueden decir algunos. ¿Perdón? Decir eso en el siglo 21 no lo considero aceptable. Si se ha alcanzado desarrollo en la sociedad moderna, no ha sido por permanecer en el status quo, sino por la acción bien acompañada de reflexión. Es precisamente el quietismo que por mucho tiempo algunos hemos asumido uno de los factores que nos ha llevado a donde nos encontramos. ¿Será la solución aquello que ha causado el desmadre en nuestro país?
Protesta y propuesta
Para aquellos que siempre tienen una queja, dentro o fuera de la universidad, de que los que estudian en la UPR lo que hacen es protestar por protestar; protestar por no querer coger clases; o protestar por vagos, les digo, creo que están equivocados. La protesta no es el fin. La huelga no fue un fin. Solo son medios para generar espacios y oportunidades para la creación y el desarrollo de soluciones.
El colectivo PROTESTAmos, compuesto principalmente por profesores y profesoras del Recinto Universitario de Mayagüez, dio comienzo al gran esfuerzo que resultó en el Plan Fiscal SoS durante el proceso huelgario. Es un trabajo de primera categoría, que, con participación multisectorial, es considerado por algunos como una de las más grandes aportaciones con respecto a la Universidad de Puerto Rico.
El Plan SoS reconoce la precariedad presente del gobierno, por lo tanto, los recortes a la UPR, sin embargo, presenta una visión, unos ajustes y unas medidas que sirven para proteger la universidad y fomentar a su desarrollo. ¿Protesta sin propuestas? ¡Falso!
Tampoco se pueden pasar por alto las decenas de propuestas presentadas en los diferentes recintos. Como un ejemplo de eso, los compañeros del Movimiento Estudiantil del Recinto de Río Piedras, con el apoyo de sus homólogos y de las asambleas a nivel del sistema, sometieron a la Legislatura de Puerto Rico un paquete de 5 proyectos que busca la protección de la educación superior pública y mayor justicia en el momento de crisis que se encuentra el país. ¿Qué se protesta sin propuestas? ¡Falso!
¿Hay otras alternativas que no sean la austeridad que la Junta de Gobierno de la UPR busca aprobar por el mandato de la Junta de Control Fiscal? ¡Definitivamente; hay alternativas! Que por intereses particulares se engavetan los propuestas; esos son otros veinte pesos. Muchos, lamentablemente han pensado que no hay otra alternativa y que no se puede hacer nada; lo cual considero está lejos de la realidad. Esa es precisamente la estrategia de los que han puesto el capital sobre el bienestar del pueblo.
Sí, hay otros métodos
Para finalizar, someto una observación; lamentablemente en la universidad muchos pasan por un “stress post-traumático huelgario”. Esto es en serio. Constantemente me encuentro estudiantes, docentes y no docentes, que cuando les hablo de la situación de la universidad y de la necesidad de movilizarse, lo primero que me dicen es “yo no quiero huelga”, “la gente no quiere huelga”, etcétera.
¡Por amor a Dios! ¿Acaso es la única opción que existe? Por supuesto que no. Ahora, parece cómodo criticar (en uno de los mejores casos), pero no hacer nada. Si en algún momento se apoyó de diferentes formas el pasado proceso huelgario, que no es un método exclusivo, fue debido a que se ignoró los diversos medios utilizados para expresarse.
Incluso, la indisposición al diálogo de parte de la administración universitaria durante más de la mitad del periodo de dos meses de huelga, fueron en gran medida, una acción pasiva que buscaba dilatar la búsqueda de la apertura de los portones.
Muchos somos conscientes de esto. No ignoramos que precisamente una porción considerable compró lo que la administración en poder buscaba: culpabilizar de todos los males a los que reclamaron justicia y bienestar. Por cierto, algunos señalaron que los participantes de la pasada huelga se estaban “autoinmolando”. Por el contrario, creo que resignarse y no tomar acción es una muerte asistida.
Una vez más se reafirma y se recuerda que todos los sectores están en el mismo barco. Desde hace unos años, la universidad no enfrenta problemas limitados a los estudiantes y su matrícula, sino que abarca tanto el que da clase, como al que trabaja administrativamente. El impacto de las medidas es multisectorial, lo cual requiere superar las diferencias, rivalidades, competencias y tonterías para concertar un frente multisectorial.
Llamado a la acción
Soy de los que piensa que para que un movimiento tenga un progreso sostenido debe de partir de la acción y no de la reacción. Sin embargo, ya no hay tiempo que perder. El reloj corre y no se detiene. Estamos a días de un posible golpe fatal.
La Junta de Control Fiscal afila sus colmillos para atacar otro sector más de la sociedad puertorriqueña. La pobreza en los estudiantes aumentará; los docentes, en especial aquellos sin plaza que corran la suerte de volver a ser contratados, trabajarán en condiciones más precarias; y muchos no docentes quedarán en las filas del desempleo.
Ante este escenario deprimente, los movimientos debemos volver a organizarnos y continuar los planes de acción desarrollados y consolidar la organización estudiantil a nivel nacional. Necesitamos que los gremios, las asociaciones estudiantiles y de empleados continúen expresándose en denuncia y reclamo.
Otros grupos de la comunidad universitaria, como el CRU 2.0, deben continuar con la gran labor que han estado realizando por una reforma democrática y participativa.
Finalmente, necesitamos que los cuerpos institucionales tengan dignidad, cumplan con su deber de defender la organización sin importar las consecuencias. No se necesita gente en puestos para entorpecer los procesos.
Estimado lector, considere lo que he expuesto. El bienestar del País está en juego. Necesitamos retomar los trabajos; levantarnos y movilizarnos. Haga que su voz sea escuchada. Retomemos la consigna, una vez más: “Lucha sí; entrega no”.