Uno lo ve en tarima, con su máscara de lobo y su guitarra eléctrica, y recuerda de inmediato aquel título del disco, ‘Lobo suelto, cordero atado’, de aquella legendaria banda argentina.
“¡Ja! Sí, los Redonditos de Ricota. Tremenda banda de rock”, sonríe Wilfre Carrasquillo, luego de darle fin a su acto de Wolves Can Riot (WCRT) en el Centro de Convenciones, como telonero del multimillonario y ya establecida leyenda de la música electrónica, Skrillex.
“Pero con mucho respeto para los Redondos, esto es música electrónica. De la buena. Ah, y es música electrónica con rock”, le dijo a Diálogo el también productor y ex integrante de las bandas Bodega Sónica y Celestina Robot, con toda la sapiencia musical que le adjudica su título de bachillerato de la Berklee School of Music y sus múltiples trabajos con artistas de todo tipo, desde Calle 13 hasta el ex Idol Puerto Rico Christian Pagán y la estudiante de soprano del Conservatorio de Puerto Rico, Julianna Sophia.
Concluido su set, hay que decirle WCRT, su nombre de artista electrónica. Es poco más de la medianoche en este día de principios de enero y WCRT se está bajando de una tarima tras poner a miles a gozar. Le dejó calientito el público a Skrillex. Pero es WCRT el que anda más contento que un perro con cien mil rabos. Cada día que pasa sus sets musicales son más sólidos, como en este instante, cuando entiende que ya alcanza la perfección, la inclusión de sus riffs de guitarra eléctrica. Ah, y claro está, ya tiene bien dominado tocar con una máscara de lobo, sí, así como lo lee.
Wolves Can Riot, como telonero de Skrillex en el Centro de Convenciones:
Démosle ahora ‘fast-forward’ a un mes y medio después, a mediados de febrero para ser más exactos. Vuelve a ser Wilfre y va pensativo. No queda ni una semana para que se presente, de nuevo, en el Electric Daisy Carnival de Puerto Rico, el festival de música electrónica más importante de Iberoamérica, este año se efectúa en el estadio Sixto Escobar de San Juan. Viene de tocar junto a Tiesto y Afrojack en el ‘The Day After Festival’ en Panamá y en estos momentos parece alcanzar algún estado de tranquilidad que pudiese hasta calificarse de espiritual. Es como si llevase un rato tratando de sacarse una espinita y al fin lo está logrado.
“Ya sé cómo voy a empezar mi set en el Electric Daisy”, le comentó a Diálogo el DJ, en una noche en la que nos encontramos para poner al día la entrevista que comenzáramos hace un mes y también para que nos diga de algunos otros colegas suyos que estarán en el prestigioso festival de este próximo fin de semana.
“Voy a empezar con una canción nueva que escribí. Se llama ‘Misery loves company’. Escribir me ayuda mucho”, expresó.
Industria multibillonaria
Un momentito, detente ahí. ¿Un DJ de electrónica escribiendo música? ¿Cómo va a ser, si los medios ‘mainstream’ a lo que nos tienen acostumbrados es a pensar que esta música es para jóvenes drogados que brincan y saltan al son de alguien que le da ‘play’ a un programa de computadora? No vengas a decirnos ahora que esto es arte.
“Ay bendito, no tan solo esto es arte, yo soy un artista. Igual que todos mis colegas. Esto es un estilo de música y un estilo de vida sacrificado, complejo, de profundidades. Si no tienes vocación, no lo hagas. Si no le vas a meter todo el corazón no lo hagas. Por ejemplo, esta es una canción que me ayuda a sanar. Trata de cosas bien personales, de relaciones con gente que uno quiere, de la relación de uno con la música, de la miseria y de la compañía, y de como también la compañía te saca de la miseria”, manifiesta con más pasión en su voz que Sinatra en una barra de Broadway.
!["No tan solo esto es arte, yo soy un artista. Igual que todos mis colegas. Esto es un estilo de música y un estilo de vida sacrificado, complejo, de profundidades", le dijo WCRT a Diálogo.](https://dialogo-test.upr.edu/wp-content/uploads/2015/02/WCRT-3.png)
“No tan solo esto es arte, yo soy un artista. Igual que todos mis colegas. Esto es un estilo de música y un estilo de vida sacrificado, complejo, de profundidades”, le dijo WCRT a Diálogo.
Contra, no fue nuestra intención tocar alguna fibra. Lo que buscamos es la realidad de este mundo electrónico, de esta música a la que los ‘baby boomers’ y hasta los de la Generación X le temen. Esto es música seria, más bien una industria musical multimillonaria que crea miles de empleos y libera tensiones alrededor del mundo.
De hecho, según una nota de la revista especializada Billboard de mayo del año pasado, un reporte emitido en el International Music Summit, en Ibiza, España, indica que la música electrónica como género comprende una industria global de $6.2 millones. La Asociación para la Música Electrónica (AFEM, por sus siglas en inglés) entiende que esta cifra general incluye ganancias de festivales estimadas en $1.03 billones; ganancias de fechas en el circuito de Las Vegas estimadas en $800 millones y otras de espectáculos en circuitos de clubes alrededor del mundo que se estiman en $2.4 billones; ganancias por venta de música grabada, física y digital que estiman en $800 millones; ganancias por ‘streaming’ en vivo y otros servicios de vídeo que estiman en $600 millones; ganancias por venta de equipo de DJ y de software digital que estiman $360 millones; ganancias de DJs por regalías y auspicios que estiman $60 millones y ganancias de distintas plataformas digitales como Soundcloud y Bandcamp, que estiman $140 millones.
Por otro lado, la división de ‘SoundScan’ de la empresa de medición y ratings Nielsen indica que hasta el 2014 la música electrónica era el único género musical que ha mantenido su crecimiento constante durante la pasada década. Igualmente, en su lista de los ‘Reyes Electrónicos del Cash’ de 2013, la revista de negocios Forbes concluyó que los principales diez DJs del mundo ganaron unos $225 millones combinados ese año, casi la mitad de los $114 millones ganados en 2012.
En Puerto Rico, mientras tanto, el Electric Daisy nada más tiene un impacto económico estimado de $4.5 millones, según establecieron sus productores en una nota publicada recientemente por el diario El Nuevo Día. Entre los estelares para la alineación de este año en el Electric Daisy figuran Fatboy Slim, Sasha, Dieselboy, Afrojack y Kaskade. El festival consta de dos días: el sábado hasta las tres de la madrugada y el domingo hasta la medianoche del lunes.
“La música es un remedio…”
O sea, ya se sabe que la música electrónica ya está aquí para quedarse, más allá de cualquier crítica o suceso en festival o espectáculo alguno. Es mucho más que un tirijala de hormonas juveniles y experimentación de drogas recreacionales. Pero, en verdad, queremos que alguien como tú que sabe, Wilfre, nos lo diga mirándonos a la cara y metiendo las cejas. Maltrátanos con la verdad.
“Mira, mano…”, comienza a discernir el también maestro de música. “Desde la década de los 70’s y en todo tipo de movimientos socioculturales y musicales, específicamente en festivales como el Woodstock de Nueva York o el Mar y Sol, de Vega Baja, o en eventos de reggae, o incluso hasta en pasados ‘Días Nacionales de la Salsa’ han habido situaciones con sustancias. Es la naturaleza humana. A nuestro País le hace falta mucha educación con este tema, al igual que con muchos otros. Veo la hipocresía de otras generaciones, como en los ‘baby boomers’ de los sesenta y setenta, que cuando fueron jóvenes tuvieron experiencias similares a las de las nuevas generaciones”, expresó.
![Wilfre Carrasquillo se transforma en Wolves Can Riot durante su espectáculo. (Suministrada: WCRT/Quiara)](https://dialogo-test.upr.edu/wp-content/uploads/2015/02/WCRT-2.png)
Wilfre Carrasquillo se transforma en Wolves Can Riot durante su espectáculo. (Suministrada: WCRT/Quiara)
“Se exagera mucho y se especula. En los Electric Daisy de otros años yo he visto a familias enteras disfrutando; se trata más de la música y la experiencia que de cualquier uso de sustancias. Igual que familias enteras van a un concierto de reggae por la música y no a fumar marihuana. Igual que en los setenta vas a un concierto de salsa por la música y no a emborracharte y a meterte de todo. Yo creo en la música como un remedio. Ahora, para mí la hipocresía es una enfermedad. Vengan, bailen y disfruten. Y ya”.
Habló el DJ, ya salimos de eso. Ahora, a bailar, perdón, a conocer más de la electrónica boricua.
Nuestra selección nacional de electrónica
Se trata de música electrónica, en estos momentos el género musical más prolífero entre la juventud, el que más dinero hace, el que más gente pone a bailar. Y Puerto Rico es la punta de lanza de todo el mundo latino en este género. El caso de Wolves Can Riot, un proyecto que ya despega con citas internacionales en Estados Unidos y Latinoamérica, es uno muy particular.
“A diferencia de otros colegas, en mi show en vivo, llevo un espectáculo audiovisual, con elementos teátricos, como mi máscara, y elementos de rock en vivo con la guitarra. Mi meta es que más que un simple DJ set, sea una experiencia para el fanático”, expresó Wilfre en un comunicado de prensa. Y es que, a diferencia de otros movimientos musicales locales, la música electrónica puertorriqueña ya define su organigrama, con su público y su industria particular, que se mueve en distintos campos, desde el manejo y ‘booking’ de artistas hasta todo lo que tenga que ver con mediática.
De igual forma, Wilfre aseguró en su aparte con Diálogo que “eventos como el Electric Daisy son para nosotros, los que hacemos la música electrónica, lo que sería la Copa Mundial para Neymar o el Superbowl para Tom Brady”. Es decir, que viene con todo, y para alguien que ha hecho malabares en cuanto género musical existe, desde tocar con Pirulo Rosado en el grupo de funk latino ‘Suavecito’, en Berklee, hasta hacer trabajos con Luis Fonsi y Cultura Profética, eso es mucho decir.
En Borinquen, empero, hay mucho, mucho más. Por ejemplo, otro boricua que estará en el Electric Daisy será Caleb Calloway, a quién algunos amantes del rap pudieran identificar por el sonido particular que le ha puesto a temas de Álvaro Díaz, entre otros. La historia de Calloway, quien se enamoró de la música electrónica en Nueva York mientras estudiaba ingeniería de sonido, es particularmente sonriente, pues el tipo en los últimos meses se la ha pasado de gira como telonero del gran Loco Dice, perfeccionando sus sonidos en las modalidades de House, Tecno, Trap y Hip Hop. Si comparamos este equipo nacional de electrónica con el básquet, Calloway sería un JJ Barea, que siempre va pa’ dentro sin tenerle miedo al canasto.
Por otro lado, tenemos a DJ Dano, cuya versatilidad a la hora de tocar radica en la retroalimentación inmediata que recibe del público cuando empieza su set. Es decir, el ambiente en la discoteca o en el festival puede estar de una forma tal, pero un par de disparos de ‘electrohouse’ o de rebots a lo ‘Melbourne’ y les aseguramos que toda cambiará.
DJ Dano:
“Voy para mi cuarto año en el Electric Daisy y en todos la experiencia para mí ha sido muy diferente”, le dijo DJ Dano a Diálogo vía mensaje de texto. “Cada año me sorprende más el festival, tanto en producción como en asistencia del público. No tengo duda que este año va a ser mejor aún”.
Agréguele a la selección nacional de electrónica los sonidos de los veteranos DJ Gulembo, Loriana y K-Oba y los potentes Chillin’ Killin’ y DVJ King Arthur. Figuran además en este equipo boricua los noveles sonidos de Gera Miranda, Emiliano Martini, Custom Soldierz, Lvst, Lohi Stereo, Propane, Yon Teejda, John Delgado, Havok, DJ Xtasys y Aeon Bass. Más que nada, el ‘coach’ de esta delegación de música electrónica será el público que se dé cita en el Sixto Escobar. La música electrónica puertorriqueña ya reclamó su espacio.