
No todas las guerras son iguales. A veces la vida misma es el campo de batalla. El derecho a querer, a compartir la vida con otro. Ellos, soldados de vanguardia, dispuestos a defender ese derecho trenzando sus manos como armas en un nudo o refugio para las tardes que vendrán. (Foto: Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
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