Durante la pasada semana, el gobernador electo Ricardo Rosselló ha aparecido casi a diario en los medios de comunicación de este país con el motivo de anunciar a aquellos miembros que ha designado para formar parte de su gabinete ejecutivo.
Tras anunciar el jueves a Carlos Contreras Aponte, un ingeniero no vidente, como el próximo secretario del Departamento de Transportación y Obras Públicas, ya suman 19 los nombramientos que ha realizado Rosselló desde su triunfo electoral el 8 de noviembre.
Hasta el momento, las personas designadas por el gobernador electo se han caracterizado principalmente por ser figuras desconocidas para la mayor parte de los puertorriqueños, si bien es cierto que un buen número de estos ya tuvo experiencia en puestos de menor jerarquía en gobiernos pasados, como es el caso del designado secretario de Estado, Luis Rivera Marín, quien fungió como secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor bajo la administración de Luis Fortuño; o trabajaron de la mano con Rosselló en la campaña, como lo hicieron Elías Sánchez (quien será el representante del gobernador ante la Junta de Control Fiscal) y William Villafañe (designado secretario de la Gobernación).
Un detalle de este proceso que ha llamado la atención del profesor retirado de la Escuela Graduada de Administración Pública (EGAP) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Mario Negrón Portillo, ha sido la poca experiencia en administración pública de las personas escogidas por Rosselló para trabajar más de cerca con él desde La Fortaleza, como Villafañe y el designado secretario de Asuntos Públicos y Política Pública, Ramón Rosario.
“Básicamente, la gente que Rosselló va a tener más cerca son personas que no tienen ni preparación en gobernanza ni experiencia gubernamental. Eso de por sí no los incapacita, el problema es que tienes, por ejemplo, un secretario de la Gobernación sin experiencia ni preparación trabajando con un gobernador que tampoco la tiene. Habría que ver qué efecto puede tener eso”, dijo Negrón Portillo al ser consultado por este medio.
“Tal vez en un momento uno ha visto un secretario o secretaria que no tenía ni la experiencia ni la preparación, pero el gobernador sí la tenía, o viceversa. Y eso a mí me preocupa un poco [sobre este gobierno], porque lo que viene no es placentero ni fácil”, admitió el exdirector de la EGAP.
Además de Rivera Marín, la lista de figuras recién nominadas que estuvieron involucradas en la administración de Fortuño incluye al designado director del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio, Manuel Laboy; a la asesora de Asuntos Federales en Fortaleza, Frances Ortiz Molina; y al propio Rosario, quien fue asesor legal del exgobernador.
Para Negrón Portillo, eso es señal de que el tipo de políticas que se impulsarán durante este cuatrienio serán, en efecto, medidas de austeridad, tal y como prometió Rosselló durante su campaña.
Por su parte, la catedrática asociada del Departamento de Ciencias Sociales de la UPR en Arecibo, Martha Quiñones Domínguez censuró el hecho que para dirigir las agencias encargadas de reencaminar la economía del país se nominen personas cuya preparación no sea necesariamente en las áreas que se desempañarán, como es el caso del ingeniero Laboy.
“Hay un desprecio hacia las profesiones que de verdad tienen que estar en esos procesos, aunque eso se puede resolver en parte consiguiendo ayudantes que cumplan con los criterios y tengan objetivos sociales claros. No descarto que abogados o ingenieros tengan los criterios necesarios, sino que hay que ampliar la visión porque el problema de Puerto Rico no es solo que no hay dinero, el problema es uno de estructura económica donde hay que trabajar los diferentes sectores, y hay que tener cuidado porque al tocar un sector hay repercusiones sobre los otros”, advirtió la investigadora.
Asimismo, enfatizó que si en efecto la administración entrante insiste en promover políticas de austeridad, el proceso debe iniciar ‘desde adentro’.
Quiñones Domínguez apuntó que la principal fuente del despilfarro de fondos públicos se encuentra en la cantidad de ayudantes de los que se rodean los jefes de agencia, y que por lo tanto esas contrataciones se deberían limitar cuanto sea posible.
De igual forma, mostró preocupación con que, hasta el momento, buena parte de los nombramientos no se han realizado en agencias “esenciales” como Salud y Educación, lo que pone en duda el orden de prioridades del nuevo gobierno.
“Una cosa es hacer política y decir que se va a hacer algo, y otra cosa es haberlo estudiado de antemano y haberlo diseñado, y aparentemente [esa nueva estructura] no está diseñada”, lamentó la economista.
Por otro lado, ese ‘reciclaje’ de funcionarios dentro del gobierno pudiera deberse a que la complicada situación que atraviesa Puerto Rico ha ahuyentado a muchos potenciales candidatos a ocupar posiciones relevantes dentro de esta administración.
“Creo que hay mucha gente, y sin pasar juicio sobre el talento de los que han nombrado, que quizás han decidido mantenerse fuera [del gobierno], y eso no es solo con el Partido Nuevo Progresista, eso ha sucedido en otras administraciones. Ante la difícil situación hay mucha gente diciendo ‘yo no me voy a meter en esto’, y entonces hay que recurrir a gente que ya ha estado, gente que está dispuesta y quizás tiene la mejor intención y deseo”, especuló Negrón Portillo.
Un nombramiento que a pocos sorprendió fue el de Sánchez como representante de Rosselló ante la Junta de Control Fiscal (JCF). Después de todo, el abogado sirvió como director de campaña del gobernador entrante, y aunque no se podía saber con certeza a qué posición sería designado, era razonable esperar que se le concediera algún puesto de importancia en la nueva administración.
Si bien es cierto que Sánchez apenas tendrá poder dentro de la JCF, dado que no tiene voto al momento de tomarse decisiones en el cuerpo y por lo tanto es incierto qué influencia tendrá en última instancia, Negrón Portillo resaltó que su perfil contrasta grandemente con el de la persona que Alejandro García Padilla eligió para que lo representara en la primera reunión de la junta, el exvicegobernador de Nueva York, Richard Ravitch.
En ese sentido, dijo Negrón Portillo, queda en evidencia la importancia que Rosselló le otorgó a colocar alguien de su entera confianza en el impuesto organismo.
En el caso de Ravitch, era “una persona que tenía gran conocimiento del tema de finanzas públicas, que podía hablar de tú a tú con los miembros de la junta porque era un experto en el asunto. Hasta donde yo sé, Elías Sánchez no tiene ese pedigrí. Pero evidentemente es una persona de la absoluta confianza de Rosselló por lo que uno ha podido leer en la prensa, así que él habrá apostado a tener la persona más cercana en la junta”, sostuvo el académico.
Por otro lado, el experto en administración pública reconoció que resulta preocupante que Sánchez, aun como miembro de la JCF, pueda continuarse contratando en su carácter individual tanto con el gobierno como con empresas privadas.
“Me llamó la atención que [Sánchez] dijera que si ve algo malo se inhibirá. Esas historias de inhibiciones a priori en este país las conocemos muy bien”, dijo Negrón Portillo.
En lo que se refiere al funcionamiento de la JCF y su relación con el gobierno electo, Quiñones Domínguez opinó que a Rosselló “no le ha quedado claro que la junta va a determinar todo en Puerto Rico”, sensación que se exacerba ante lo que para la profesora es el “doble discurso” del cuerpo federal.
“La junta como que tampoco ha puesto una agenda clara porque deberían estar diciendo ‘oye, no nombres tantos funcionarios porque nosotros vamos a empezar a imponer recortes’”.
Aun así, Quiñones Domínguez expresó que, por encima de todas las cosas, el gobierno debería obstinarse en lograr que la JCF ordene un auditoría total de la deuda pública.
“Queremos saber cómo se generó, por qué, quiénes fueron los responsables y si se tuvo algún beneficio para la sociedad”, expuso la profesora.
Falsa sorpresa
Además de los nombramientos, otro aspecto que ha caracterizado este proceso de transición gubernamental ha sido la indignación mostrada por el comité de transición entrante ante la información presentada por el gobierno saliente.
No obstante, a juicio de Negrón Portillo, esa actitud de sorpresa no es más que una manera de justificar las dolorosas políticas públicas que, más temprano que tarde, el próximo gobierno terminará imponiendo al país.
“Yo no creo que nadie pueda en este país, como dicen en inglés, decir con un straight face que esto está peor de lo que nosotros imaginamos porque todo el que ha vivido en Puerto Rico en los últimos años sabe lo mal que estamos. Yo prefiero pensar que es una hipérbole para preparar el camino para lo que viene después. Decir, ‘lo que nos encontramos fue el último de los infiernos de Dante en La divina comedia, y como esto está tan mal, no vamos a poder hacer mucho de lo que prometimos’”, manifestó el excatedrático.
“Hay que recordar que aquí se prometió que había un plan para sacar a Puerto Rico del atolladero, la ruta. Y ahora dicen ‘la ruta la vamos a tener que desviar, y en vez de coger por el puente vamos a tener que tomar la avenida’. Ya uno empieza a ver los pasos para atrás”, ilustró Negrón Portillo.
Resta por ver entonces si esos pasos para atrás que se toman desde antes de empezar son el preludio de un cuatrienio entero de atrasos o si, por el contrario, dando reversa encuentran la ruta para, de una vez y por todas, echar a Puerto Rico hacia adelante.