Justin Timberlake le ha probado a todos que puede lograr mucho más de lo normal cuando está ocupado. Dandole vueltas al mundo haciendo quehaceres aquí y allá pudo colar unos cuantos días para trabajar en su música y lanzar The 20/20 Experience la primavera pasada.
Luego de apoderarse de la radio local e internacional con sencillos kilométricos como la oda a la vida fina, “Suit and Tie”, y la carta de amor, “Mirrors”, Timberlake anunció que su visita melódica aún no terminaba. The 20/20 Experience 2 of 2 le vuelve a entregar a los oyentes una colección de canciones pop con el toque de finura sensual que solo Timberlake le puede dar…y mejorada.
Dejando los 70 minutos de la primera parte atrás, el exmiembro de N’Sync grabó las doce piezas nuevas de la colección resultando en 75 minutos de música. Sin embargo, en esta ocasión la trilla no termina siendo un desespero.
“True Blood” se convierte en la canción más larga de Timberlake en su carrera como solista. Nueve minutos del mismo sonsonete de película de horror con exceso de bajo y bailarines ayuda solo en un aspecto: salimos de la casi sinfonía y no tenemos que lidiar con grabaciones eternas más.
A la vez que ese primer tercio del disco termina, 2 of 2 coge el rumbo perfecto.
Las colaboraciones fueron bienvenidas invitando de nuevo a Jay Z para la sicóticamente escrita, “Murder”, y Drake hace su debut en la carrera de Timberlake proveyendo varias líricas en “Cabaret”.
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Timbaland, productor del disco y mano derecha de Timberlake desde muchos años, se hace presente no solo en las melodías de la colección sino que siempre cuela uno que otro grito para motivar al que no lo esté.
2 of 2entrega canciones con un prisma de géneros más allá de lo pudiente para cualquier artista mediocre. El disco entra en un aura más malévola con el rap del primer tercio, el regreso de los Tennessee boys en la alabanza a Michael Jackson, “Take Back the Night”, un tiro hacia el “arena rock” con pisadas, órganos y aplausos con “Drink You Away” y un toque de “soul” con “You Got It On”.
Aparte de “Murder”, el otro punto culminante del disco se encuentra en la última sección con “Only When I Walk Away” que a pesar de un fraseo medio incómodo, Timberlake prueba que él no es todo “funk” y “soul” y tiene espacio para un rock con voces borrosas. Al igual, “Not a Bad Thing” cierra, junto a su acompañante acústica econdida “Pair of Wings”, con la melodía recubierta de dulzura y romance que toda mujer hecha y derecha anhela.
Justin Timberlake mantiene su lugar lejos de lo que sería una artista principiante. El problema recae en que mientras más se haga esperar al público, más se va a esperar del artista. Algunos siguen con esperanzas de que el artista pop lance algo más allá del hip hop y palabras lindas, pero muchos siguen flotando en la obsesión del fenómeno Justin Timberlake