Como un lugar de escape dentro de la ciudad, así describió Roxanne Colón, dueña de Enlight, el local en donde se practica el yoga, la reflexión y otras especialidades. El lugar es como un oasis de descargas, pues desde la entrada los aromas hacen una invitación a la relajación. Asimismo, la música, las paredes blancas, los techos altos, la gran ventilación y su amplio salón le brindan al local una gran ambientación.
Colón tiene experiencia en el campo del fitness, el yoga y el pilates. Sus estudios universitarios comenzaron por el área de terapia física lo que le permite tener un mayor entendimiento del cuerpo humano. Sin embargo, completó estudios en Psicología Social Aplicada.
Fue desde la psicología que unió las disciplinas de mente-cuerpo –trascendencia de la visión física, ir más allá–, la cual aplica en Enlight. “Trabajé en un proyecto en la rama gubernamental que tenía que ver con el bienestar físico el cual cerró tras el cambio de administración. Eso me permitió regresar a dar más clases para compensar el sueldo que había perdido”, contó.
Roxane Colón alquiló un local para ofrecer clases de yoga a los universitarios.
Colón impartió cursos en diferentes lugares hasta que se dio cuenta que podía subsistir con el sueldo de sus clases. Fue ahí cuando tomó la determinación de alquilar un espacio en el municipio de Guaynabo, no obstante trabajaba en distintos lugares. Durante ese período visitó Río Piedras a través de un proyecto comunitario y revivió los momentos que pasó durante sus años universitarios.
“Vi a Río Piedras desde una perspectiva de desarrollo y me quise unir. Esto fue un salto al vacío pues todos mis clientes eran del área de Guaynabo”, manifestó.
Sabiendo que perdería su clientela, Colón optó por un ambiente más fresco, por una cercanía al ambiente universitario en donde pudiera “impactar un público más ávido y listo para absorber conocimientos en disciplinas mente-cuerpo”. Entre los ofrecimientos de Enlight está: la meditación, prácticas energéticas, el yoga, el ashanta yoga y el pilates; además de la danza árabe, las sevillanas, la rumba y la bomba.
La instructora expresó que encontrar el espacio no fue difícil y su apertura se dio en el mes de marzo del año 2010. No obstante, el desarrollo del lugar se dio de manera paulatina. “Creo que cuando comencé se matriculó una persona de Guaynabo y nunca llegó, así que comencé sin nadie”, añadió.
Al mismo tiempo, Colón abrió el espacio durante la huelga estudiantil cuando el ánimo en la comunidad estaba muy bajo. Pero, en lugar de ponerse pesimista optó por el optimismo y creó un “oasis dentro de la tormenta”. Fue así que llegaron personas en busca de un lugar en donde pudieran despejarse y recargar sus energías. “Enlight quiere ser un pulmón dentro de la ciudad”, dijo.
Con el lema “libera, relaja y conecta” la joven de 34 años busca la práctica del bienestar y llevar al ser humano a su mejor estado. De otra parte, Colón confesó que la administración del lugar ha sido uno de los mayores retos. No tenía ningún tipo de conocimiento en el área de administración de empresas y por ello tuvo que ir educándose sobre el tema.
Indicó que cuando una persona está casada, como lo es su caso, “uno tiene que tener los pies bien puestos sobre la tierra de lo que será el proceso”. Agraciadamente, ella cuenta con el “apoyo incondicional” de su esposo, quien entiende el proceso de iniciar un negocio. “Ahora, que llevo dos años, es que veo un poco más de respiro. Han sido muchos meses de sacrificio personal para dedicarle al proyecto”, añadió.
No obstante, el sacrificio ha rendido frutos y son muchas las proyecciones del proyecto para el futuro, como lo es la formación de proyectos comunitarios a través de Enlight.
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