“Él no va a solucionar nada”. Con esas palabras resumió ayer Sonia Santiago, fundadora de la organización Madres contra la Guerra, la visita del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien estuvo en la isla durante cuatro horas para conocer el impacto ocasionado por el huracán María.
En su primera visita oficial a Puerto Rico y con una apretada agenda, se esperaba que Trump presenciara de primera mano la devastación causada por el poderoso ciclón.
Previo a su llegada, un grupo de personas se apostó a las afueras del Centro de Convenciones para protestar por la visita del mandatario estadounidense. Desplegando pancartas y cartulinas con consignas de denuncia, Santiago describió el paso de Trump como una “muestra de fuerza y un show mediático”.
“La gente está hambrienta y sedienta y no estás bienvenido a menos que vengas como una persona humilde y como un ser humano que viene a ayudar, pero hasta el momento no hemos visto eso”, le dirigió al presidente Trump.
Una manifestante inclusive no tuvo reparos en expresar a viva voz que “nuestra tierra no merece que él [Donald Trump] ponga los pies sobre esta patria”. Mientras que al joven Brian Class le pareció “insólito” que Estados Unidos, que cuenta con un enorme presupuesto dirigido a su ejército, no haya podido ayudar de manera efectiva a Puerto Rico.
La protesta, aunque no contó con un gran volumen de personas, fue enfática en que el panorama fiscal de la Isla se complica aún más tras el huracán. Incluso, en medio de iniciativas de ayuda y muestras de solidaridad tras el desolador panorama, en su acostumbrada actividad en Twitter, el pasado 25 de septiembre el presidente insertó el tema de la deuda pública de Puerto Rico.
Minutos después de su aterrizaje ayer en San Juan, Trump reanudó el asunto fiscal al decir que ya Estados Unidos ha gastado mucho dinero en Puerto Rico. “Puerto Rico, lamento decirles, pero están haciendo que nuestro presupuesto se salga de control”, declaró entre risas el mandatario.
En cambio, a las afueras del Centro de Convenciones se percibía una atmósfera sombría. Para la portavoz del Partido del Pueblo Trabajador Mariana Nogales “Puerto Rico tiene que solicitar la cancelación de la deuda”.
“Puerto Rico no tiene cómo proveerse comida, alimentos y agua. Cómo vamos a exigir que una persona que no puede comer y no puede beber agua, no puede cumplir con sus necesidades básicas, pague una deuda”, sentenció la también abogada.
Santiago coincidió con las declaraciones de Nogales y también abogó por la eliminación del pago de la deuda pública de Puerto Rico. De acuerdo con la líder de la organización que vela por el bienestar de los veteranos puertorriqueños, la deuda tiene que ser perdonada porque “ya contribuimos más de lo que nos toca”.
Nogales, por su parte, reiteró la eliminación de la Ley Promesa y por consiguiente de la Junta de Control Fiscal. Para esta, el descalabro ocasionado por el huracán puede traducirse en un “cambio de circunstancias significativas que obligue al Congreso de los Estados Unidos a tomar otras determinaciones”.
Un ejemplo de esto es la eliminación de las Leyes de Cabotaje. Recientemente, el presidente Trump ordenó derogar por 10 días las disposiciones que obligan a que los suministros de combustible y artículos de primera necesidad sean trasladados por la marina mercante estadounidense. “Hay un interés económico muy grande en mantener a Puerto Rico bajo estas disposiciones de la Ley de Cabotaje y eso lo que hace es que encarece los productos e impide el desarrollo comercial en Puerto Rico lo que abunda y fortalece la crisis fiscal”, razonó Nogales.
Para Nogales, sin embargo, la crítica situación de Puerto Rico se ha visto amplificada tras María y le parece preocupante la pérdida de ingresos de los y las puertorriqueños debido al sinnúmero de empresas, agencias y corporaciones que aun no han podido reanudar operaciones.
Sin lugar a dudas, la abogada opinó que ante la falta de ingresos, la gente no tendrá con qué comprar comida y añadió que el gobierno tiene que acelerar la marcha en aras de restablecer los servicios de electricidad, agua y las telecomunicaciones.
“Han pasado ya dos semanas de este fenómeno y todavía el paso al cual se han restablecido estos servicios –excepto el agua que creo que es el servicio que se ha restablecido de mejor manera— ha sido bien deficiente y rayando en lo inepto que pueden ser ambas autoridades”, dijo.
Otra preocupación latente entre los manifestantes es la rápida militarización de la Isla para dirigir los esfuerzos de respuesta del desastre natural. Nogales admitió que aunque el establecimiento de la milicia es el mecanismo usual en este tipo de situación, cuestionó el porqué no se podría constituir una alternativa civil que encabece los esfuerzos de respuesta.
El joven Class compartió la misma preocupación que reveló Nogales. “En San Juan lo que estamos viendo es más armas largas en vez de más ayuda, más comida y agua”, lamentó.