Reducir la mortalidad femenina, disminuir la disparidad en la educación entre hombres y mujeres, darles a las féminas acceso a mejores oportunidades económicas y aumentar la participación de las mujeres en sus hogares y en la sociedad, son los aspectos prioritarios en los que deben enfocarse las naciones para poder alcanzar un mejor desarrollo económico, según plantea el informe más reciente del Banco Mundial.
La institución financiera internacional, que otorga asistencia financiera y técnica a países en desarrollo, produce desde el 1978 documentos como éste en los que considera aspectos importantes en el desarrollo económico mundial. En esta ocasión, el informe producido, que se enfoca en el tema del género, lanza un reto no sólo a los países donde se ha retratado una desigualdad crasa en términos de género, sino que urge a todas las naciones a emprender una “acción global” al respecto.
“Cuando los efectos de una determinada política son transfronterizos, la coordinación entre un gran número de países e instituciones puede mejorar su eficacia, particularmente generando un impulso y una presión para que se adopten medidas a nivel nacional”, declara el Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo.
El documento, que no pretende retratar una realidad global completa, se enfoca en los aspectos que puedan proveer una mejor economía a los países en desarrollo. Entre éstos se resalta que una mayor igualdad de género podría incrementar la productividad en materia de desarrollo.
Según el Informe del Banco Mundial, durante los últimos años aumentó la presencia de las mujeres en el mundo laboral, llegando a representar el 40 por ciento de la fuerza trabajadora global y el 43 por ciento en la mano de obra agrícola, cifra que a su vez representa más de la mitad de los estudiantes universitarios del mundo.
Sin embargo, esta población femenina aún trabaja con muchas limitaciones. Del documento se desprende que la productividad de los países en desarrollo aumentaría si las mujeres tuvieran acceso a iguales productos y materiales que los hombres. Señala, por ejemplo que “si las agricultoras tuvieran el mismo acceso que los hombres a los fertilizantes y otros insumos, la producción de maíz sería casi una sexta parte superior en Malawi y en Ghana”.
Por otra parte, revela que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de trabajar en tareas domésticas no remuneradas o en el sector no regulado de la economía. Las mujeres que se dedican a la agricultura se ocupan de terrenos más pequeños y de cultivos menos rentables que los hombres. Mientras, que las mujeres empresarias dirigen operaciones de menor volumen y en sectores menos rentables. Como consecuencia de esto, la tendencia en todas partes es que las mujeres ganen menos que los hombres. Eliminar estas barreras discriminatorias en determinados sectores u ocupaciones, podría aumentar a su vez un 25 por ciento la mano de obra en algunos países.
El informe también denuncia que en muchos países las mujeres (especialmente las provenientes de los sectores más pobres) intervienen muy poco en las decisiones que se toman en sus hogares y tienen menos control sobre los recursos económicos y bienes familiares que existen en éste. En la mayoría de estos países las mujeres participan menos que los hombres en la política oficial y su presencia en puestos de representatividad es insuficiente.
El documento, en cambio, presenta que en lugares como India, donde se ha experimentado darle mayor acceso a las mujeres en la toma decisiones a nivel local, se han obtenido buenos resultados. Se indica que en ese país se produjo un “aumento en el suministro de ciertos bienes públicos, como el agua y el saneamiento”, como resultado de esa modificación en estructuras de poder pequeñas.
Los avances del último cuarto de siglo
El Informe del Banco Mundial no tan sólo presenta aspectos negativos en torno al tema de trabajo y género, sino que subraya los avances que han ocurrido en el último cuarto del siglo en dicho renglón. Menciona que en la educación primaria, la matrícula escolar se ha equiparado a la de los varones en la mayoría de los países estudiados. En países de América Latina, el Caribe y Asia Oriental, específicamente, se ha observado que se matriculan más niñas que niños. Asimismo, se resalta que hay más niñas que niños en las escuelas secundarias de 45 países en desarrollo y hay más muchachas que muchachos en las universidades de 60 países.
Portada del Informe de 2012.
Por otra parte, se destaca que más de 500 millones de mujeres se han incorporado a la fuerza de trabajo mundial en los últimos 30 años, a medida que la participación de la mujer en el trabajo remunerado ha ido aumentando en la mayor parte del mundo en desarrollo.
Finalmente, el Informe advierte que para reducir las disparidades entre mujeres y hombres en cuanto a ingresos y productividad, se necesita una combinación de políticas que enfrenten las distintas limitaciones que afectan desproporcionadamente el acceso de las mujeres a las oportunidades económicas. Estas deben incluir medidas que: eliminen las limitaciones que tienen muchas de estas mujeres en el uso del tiempo (como lo sería, por ejemplo, el establecimiento de servicios de cuidado infantil); mejoren el acceso de las mujeres a los recursos productivos, es decir, a la tierra (como se hizo en Etiopía al otorgar a esposas y esposos títulos de propiedad conjuntos sobre la tierra) y que aborden los problemas de información y los prejuicios institucionales que perjudican a las mujeres.
En el renglón de la participación de las mujeres en las decisiones del hogar y la sociedad, el Informe propone que se facilite que las mujeres también puedan tener control sobre las decisiones domésticas y que se creen leyes que aumenten la capacidad de las mujeres para acumular bienes, mediante el fortalecimiento de sus derechos sobre la propiedad. En Marruecos, por ejemplo se han realizado reformas en el área de derecho de familia que han permitido que se equiparen los derechos de propiedad de los esposos y las esposas sobre los bienes adquiridos durante el matrimonio.
Por otro lado, para lograr que las mujeres tengan mayor participación en la sociedad, sugiere que se gestionen las políticas necesarias para, por ejemplo, fijar cuotas de representación política; fomentar el liderazgo y capacitación de las mujeres en grupos como los sindicatos y las asociaciones profesionales.
Las conclusiones del Informe del Banco Mundial armonizan con lo discutido el pasado noviembre en el Foro Económico Global, donde se analizaron datos de 135 países. En esa ocasión salió a relucir también que es vital que los países redirijan sus esfuerzos mediáticos y económicos para poder disminuir la disparidad entre géneros. En dicha actividad trascendió además que las mujeres ocupan menos del 20 por ciento de la posiciones de importancia decisional en el mundo.
El Informe del Banco Mundial está disponible en la página web de la organización en su versión completa en inglés y un sumario de los temas en español en www.bancomundial.org
La autora es periodista y estudiante de la Escuela de Derecho de la UPR.