"There are no two words
in the English language
more harmful than
good job.”
-Terrence Fletcher
Como una oda al llamado amor severo (“tough love”) llega la película Whiplash a reafirmar la presencia del jazz en el Hollywood del 2014 y estrena mañana en las salas del país.
El filme narra la historia de Andrew Neyman, joven baterista interpretado por Miles Teller (The Spectacular Now, That Awkward Moment), quien busca convertirse en la próxima estrella del jazz, siguiendo los pasos de figuras como Buddy Rich. En el camino se topa con el temido profesor y conductor musical Terence Fletcher, papel jugado por J.K Simmons (The Words, The Closer).
El personaje principal está dispuesto a sacrificar todo en su vida para lograr sus metas. Mientras, el profesor se ve comprometido a una filosofía de obtener el máximo potencial de sus estudiantes mediante la opresión y los insultos.
La película ha recibido varios reconocimientos en eventos de renombre como el Sundance Film Festival, Cannes Film Festival, entre otros. Igualmente, en varias publicaciones como The Guardian, Telegraph, Vogue y The New York Times la han bañado en halagos, especialmente el desempeño de Teller y Simmons. No obstante, el trabajo de Simmons parece ser una interpretación alargada de su personaje Jonah Jameson, en Spider-Man, donde siempre lo veíamos maldecir todo lo que le rodeaba para obtener lo que quería.
En el caso de Whiplash, por ejemplo, los insultos del personaje cumplen su cometido en el sentido de que hieren a su receptor profundamente y quien sea los escuche. “No llores como nena”, “eres un maldito gay”, “toca ese instrumento con la misma pasión que tocas a tu novio”, entre otras citas que perpetúan ciertos estereotipos.
Sin embargo, no todo el libreto peca de lo mismo, teniendo momentos jocosos como las críticas a las formas de consumo actuales y el sarcasmo que alguna vez demuestra el personaje interpretado por Teller.
La película es acertada en demostrar los obstáculos psicológicos por los que pasan los estudiantes que buscan sobresalir en el campo de la música, específicamente el jazz. También llama la atención el que todos los sonidos de la película (música de ambiente, soundtrack), son composiciones de jazz desde Hank Levy, Duke Ellington y el puertorriqueño Juan Tizol, así como las creaciones de Justin Hurwitz.
La edición, a cargo de Tom Cross, en muchas ocaciones, sigue el tempo de la música, buscando ser armoniosa en todos los sentidos. En el cargo de director está el joven Damien Chazelle, quien también la escribió.