Hace unas semanas, el canastero Wilfredo Pagán anunció la decisión de acogerse al retiro.
“Fueron muchos años de satisfacción, alegrías, victorias, derrotas, sacrificios y frustraciones porque el deporte te ofrece todo lo que necesita una persona para formarse como ser humano”, escribió.
El armador de 42 años participó en el Baloncesto Superior Nacional (BSN) por 26 campañas, marca de longevidad que lo empata con Georgie Torres, máximo anotador en la historia del baloncesto local, y solo por debajo del panameño Mario Butler, quien sumó 29, informó Luis Modestti, director de prensa y comunicaciones de la liga.
El zurdo se coronó campeón en una ocasión, con los Leones de Ponce en el 2015. Además, fue subcampeón en el 1993 con los Mets de Guaynabo —en su segunda temporada como profesional—, al igual que en el 2016 junto a los Vaqueros de Bayamón.
En el BSN, Pagán vistió los uniformes de Morovis, Bayamón, Guayama, Arecibo, Santurce, Manatí y Ponce, finalizando con 6,876 puntos (10.5 por juego), 2,367 asistencias (3.6) y 1,771 rebotes (2.7).
Pagán, Jugador Más Valioso (MVP) en el 2006 con los Brujos de Guayama, se retira entre los líderes de todos los tiempos en el BSN en asistencias (sexto), cortes de balón (474, séptimo) y canastos de tres puntos anotados (775, décimo).
Además, tuvo la oportunidad de representar al país en los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 1998 en Venezuela, y en El Salvador en el 2002, donde se colgaron la medalla de plata. Estuvo en la plantilla boricua como parte del equipo que en 2005 participó en la Copa Boris Stankovic, en China.
En pasados días, Diálogo tuvo la oportunidad de conversar con el ahora exjugador acerca su larga y fructífera trayectoria sobre los tabloncillos del país.
Diálogo: Comenzaste a jugar baloncesto profesional con apenas 16 años. Desde un aspecto académico y familiar, ¿cómo fue eso?
Wilfredo Pagán: A los 13 años, (el fenecido técnico) Miguel Mercado me lleva a BMA (Bayamón Military Academy) y de ahí me llevó consigo al colegio Discípulos de Cristo en Bayamón, eventualmente es él quién me abre las puertas al BSN con los Mets. Ellos lo que esperaban era que en un futuro yo pudiese ayudar al equipo, porque en ese momento yo era básicamente un niño y estar rodeado de esos jugadores era un impacto para mí. En cuanto a lo familiar, mi mamá siempre me ayudó. Ella trabajaba pero siempre encontraba tiempo para llevarme a las prácticas y verme jugar, fue algo bien bonito. Yo termino de estudiar mientras juego, hice mi bachillerato en Educación en la American University, jugué tres temporadas y gané tres campeonatos en la LAI. En ese momento se podía hacer eso, porque no estaba el reglamento de ahora que no permite que los jugadores jueguen LAI si están firmados.
D: ¿Siempre supiste que esto era lo que ibas a hacer con tu vida o fue lo que el destino deparó para ti?
WP: Pues yo desde pequeño era fanático de los Indios de Canóvanas, ahí fui visualizando, pero no sabía que iba a vivir de esto. Como adulto me profesionalizo y veo la posibilidad de poder vivir de esto. Entonces conozco a mi esposa, Mabel Rosa, que también jugaba Superior y estaba en la Selección. Una cosa llevó a la otra y aquí estamos, 26 temporadas y 24 años de matrimonio más tarde.
D: ¿Quiénes fueron tu jugador y dirigente favoritos?
WP: Mi jugador favorito siempre fue Ángelo Cruz, luego en la liga uno ve a los grandes, ‘Piculín’ también me gustaba. Como dirigente pues, Miguelito Mercado, fue quien me abrió la puerta, no puedo mencionar otro.
D: Fuiste subcampeón tan pronto como en tu segunda temporada, en 1993. Sin embargo, no regresaste a una final hasta 22 años después, cuando ganaste con Ponce. ¿Cómo se sintió llegar a dos finales corridas y por fin probar el sabor de un campeonato?
WP: Llegar a esa final en mi segundo año, era un ambiente fuerte, contra Ponce. Ellos estaban arriba en la serie 3-0, jugábamos allá y ellos tenían todo preparado para celebrar el campeonato y ‘Quijote’ Morales les dañó el plan con aquel tiro para acabar el juego. Yo era niño, no asimilaba lo que estaba pasando, pero son buenos recuerdos. Entonces, quedar campeón era de las cosas que más anhelaba, después de ganar tres títulos en México y no poder lograrlo acá. Fue un año fuerte (2015), pero el equipo se unió. Al final Carlos Rivera sufre un percance y se presenta la oportunidad de ser protagonista. Fue bien especial.
D: Háblanos de tu año MVP, ¿cómo se sintió ser reconocido como el mejor jugador de esa temporada?
WP: El año MVP fue algo bonito, la fanaticada me coreaba “¡MVP, MVP! en la cancha de Guayama. Uno comienza a sentir la presión, pero todo fue en conjunto. No podía hacerlo solo, llegamos primeros ese año. Fue todo bien bonito, la organización me hizo hasta un cruza calles para felicitarme. Pero no lo logré solo. En el 2007 (16.3 puntos, 7.6 asistencias y 4.2 rebotes por juego) pensé que me lo podía ganar de nuevo, pero ya esas cosas individuales no las tenía en prioridad.
D: ¿Crees que la temporada MVP fue tu mejor campaña, o hubo alguna otra?
WP: Colectivamente el impacto que tuve en el equipo ese año y el siguiente, fueron mis mejores. En un plano individual, creo que el 2002 (21.5 puntos, 5.6 asistencias y 3.1 rebotes por juego con los Titanes de Morovis) fue mi mejor temporada.
D: ¿Qué se siente haber terminado tu carrera entre los mejores diez en tres categorías en la historia del BSN?
WP: Diantre, uno nunca se lo puede imaginar. Cuando terminas de jugar y sigues recibiendo llamadas y felicitaciones, [dices]‘wow’. Se siente bien saber que aporté algo al baloncesto puertorriqueño, y que en algún momento hablarán de Wilfredo Pagán en las convenciones de baloncesto.
D: Comenta sobre el estado que encontraste la liga y en el que lo dejas.
WP: La liga en aquel momento era muy física, y a través de los años ha ido perdiendo fanáticos a pesar de que ahora tiene mucho mejor promoción. Antes los pueblos se identificaban más con los jugadores, ahora es más un negocio, cambian mucho de equipo. La liga ha pasado por momentos complicados, antes había mucho problema de dinero, pero afortunadamente ha ido incrementado el compromiso.
D: Luego de dos décadas y media, ¿en qué momento dijiste “no más”?
WP: El año pasado me lo estaba planteando y hablé con mi esposa, este año me fue súper bien en México pero yo sabía que esto era el paso a tomar. Era el momento indicado.
D: Evidentemente el baloncesto es algo de suma importancia en tu vida. Al final del día, ¿qué te llevas de él?
WP: La verdad que me llevo mucho del baloncesto. Fue mi gran amor. Con eso conocí a mi esposa, logré todo lo que quise, y he podido ser mejor ciudadano y mejor persona. Eso es lo más que le enfatizo a mis hijos. También me llevo a mis buenos amigos, a los fanáticos, en fin, me llevo tantas cosas que si empiezo no termino. Por eso es que quisiera seguir ligado a él.
D: Entonces, ¿te vas satisfecho con todo lo que viviste en tu carrera?
WP: Me voy contento con haber podido representar a Puerto Rico. Me hubiera gustado hacerlo más tiempo, pero eso no está en mis manos.
D: Dices que quisieras seguir ligado al baloncesto. ¿Qué planes tienes ahora que concluiste tu carrera como jugador?
WP: Pues hay una posibilidad de seguir jugando en México, soy naturalizado allá y me tienen mucho aprecio. Llevo cinco finales y dos campeonatos. Quisiera empezar a dar clínicas de baloncesto, pero ahora mismo estoy terminando mi maestría de Administración en Tech Millenium de Monterrey, México. También he tenido acercamientos para ser asistente en el BSN.