TEGUCIGALPA- El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, buscará apoyo de México –país al que arribó en la madrugada de este martes- en su pugna por regresar al poder, mientras el Gobierno de facto segue firme en su rechazo a críticas internacionales por el derrocamiento del líder y la represión de sus partidarios. Zelaya, que abandonó la frontera de Nicaragua con Honduras -donde estuvo instalado por más de una semana presionando por su retorno- y actualmente se encuentra en Managua, tiene previsto entrevistarse el martes con el presidente de México, Felipe Calderón, y tal vez viajar a Brasil. “Hemos dado todo nuestro apoyo a la democracia hondureña y al presidente Zelaya en consecuencia, y estamos dispuestos a seguirlo haciendo más intensamente, a desempeñar los roles que se nos pidan o se nos asignen”, dijo Calderón en una conferencia de prensa conjunta con Zelaya. “Ahí está nuestro principal apoyo, en lograr precisamente que el plan Arias prospere”, agregó el mandatario mexicano. Por su parte, Zelaya dijo que sigue apoyando el plan de Arias, pese a que días atrás dio por fracasadas las conversaciones y se dirigió hacia la frontera de Nicaragua con Honduras, en un abierto desafío al Gobierno interino que encabeza Roberto Micheletti. “Estamos dispuestos a firmar el plan Arias en Tegucigalpa con mi restitución a la presidencia de la república, pero no estamos dispuestos a hacer un juego diplomático en el exterior de Honduras con el único fin de dilatar el proceso de reconstitución de la democracia en el país”, dijo Zelaya. Actualmente, el Gobierno de facto ha dilatado una respuesta a la última propuesta de Arias, que incluye integrar un Gobierno de unidad nacional con Zelaya como presidente y una amnistía para delitos políticos, entre otros puntos. México y Brasil, las dos mayores economías de Latinoamérica y países con un peso geopolítico clave, se han mantenido al margen de la crisis política en Honduras, aunque respaldando la mediación hasta ahora sin resultado del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, y observando las reacciones de Estados Unidos. “Por el momento he recibido la invitación de México y otra invitación de Brasil. Voy a atender la invitación de Felipe Calderón que es el presidente en este momento del Grupo de Río”, dijo Zelaya a la cadena venezolana Telesur. Zelaya fue sacado de su casa a punta de rifle por militares y expulsado del país el 28 de junio, el mismo día en que pretendía realizar una consulta popular sobre la reelección presidencial que sus opositores vieron como un intento de perpetuarse en el poder, influenciado por su aliado, el mandatario venezolano Hugo Chávez. El presidente interino, Roberto Micheletti, insistió ayer en que una misión internacional debe visitar Honduras para ayudar a zanjar la crisis y rechazó las continuas críticas desde el exterior que han derivado en sanciones económicas para el empobrecido país centroamericano y su expulsión de la OEA. “El mundo entero que venga a ver lo que está pasando en Honduras (…) eso es lo que a nosotros nos interesa, que el mundo se empiece a dar cuenta que nosotros estamos haciendo las cosas correctamente y dentro de la Constitución”, dijo Micheletti después de una ceremonia en la casa presidencial. En Costa Rica, Arias y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, recogieron la idea como una señal para avanzar en la mediación, que entre sus puntos incluye el retorno de Zelaya al frente de un Gobierno de unidad. “Hemos acordado aquí que (se) debería mandar de la Organización de Estados Americanos una nueva misión allá, con el mismo propósito de acercar las dos posiciones de los dos bandos para ver si se puede cumplir con el acuerdo de San José”, dijo Arias. “En el marco de la gestión del presidente Arias y también del acuerdo de la Asamblea General, el miércoles debemos discutir la asignación de la comisión del alto nivel”, precisó Insulza en San José. En tanto, el Congreso hondureño aprobó un informe en el que manifiesta su voluntad para discutir un decreto de amnistía política en el caso que las partes aprueben el acuerdo propuesto por Arias. Micheletti, viajó a la ciudad industrial de San Pedro Sula para reunirse con empresarios privados -muchos de los cuales apoyaron el golpe de Estado- y representantes civiles en un intento por fortalecer su Gobierno, que promete entregar el poder al ganador de las elecciones de noviembre. La presidencia interina emitió un comunicado en el que insistió en su disposición al diálogo mediado por Arias, pero se mantuvo intransigente respecto a la restitución de Zelaya. “El anterior presidente de Honduras nunca podrá volver a asumir la presidencia porque ha declarado fracasada la mediación y la opción negociada”, señaló. Ante un grupo de empresarios, Micheletti había dicho horas antes que no creía que el Congreso de su aprobación a una amnistía general, considerada dentro de la mediación para los delitos políticos cometidos en torno a la crisis. “Yo dudo mucho, y esta es una apreciación muy particular, que en el Congreso Nacional, o donde corresponda, no habrá amnistía para nadie. Yo creo que ya basta”, dijo entre aplausos de los participantes en el encuentro. Mientras, partidarios de Zelaya tenían previsto comenzar a marchar el miércoles desde distintos puntos del país y llegar a la capital la semana siguiente, reclamando el regreso del destituido mandatario. Analistas han advertido que el estancamiento en la búsqueda de una salida al conflicto podría desatar disturbios. Dos partidarios de Zelaya han muerto en manifestaciones desde el golpe de Estado. Otras dos personas fallecieron apuñaladas en incidentes separados que según simpatizantes de Zelaya estarían relacionados con violencia política, algo que la policía y el Gobierno interino niegan.