Luis Laracuente tiene 72 años y acostumbra a trotar todas las mañanas por alguna costa arecibeña. Entre la arena y el mar, no tan solo se ejercita, sino que también hace “relaciones públicas”, invitando a todos los jóvenes que ve a su paso a hacer alguna actividad física. Los padres y madres tampoco se salvan, pues este profesor, atleta y entrenador no se cansa de promulgar los beneficios del deporte a todo el mundo.
Por años, Laracuente ha estado inmerso en varias comunidades pobres de Puerto Rico y en las escuelas públicas del área norte de la Isla ofreciendo clínicas deportivas y educativas. Sus ejecutorias y trayectoria le serán retribuidas este año, porque se le dedicará el festival deportivo de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI), junto al también entrenador Edwin “Coso” Morales.
Actualmente, es profesor de educación física en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPR Arecibo). Allí lleva desde el “73 o 74” (no recuerda exactamente la fecha), ofreciendo cursos. También fue director atlético de la Institución durante trece años.
Sus primeros pasos en el deporte los dio en Hormigueros, su pueblo natal, donde comenzó jugando béisbol. “Modestia aparte, tenía buen brazo”, comentó a Diálogo.
Su talento lo hizo merecedor de una beca deportiva en la Universidad Interamericana de San Germán en el 1962. Allí también jugó tenis de campo hasta que se graduó, en el 1966, de su Bachillerato en Educación Física. Mientras estudiaba, intentó practicar el atletismo, pero sus números no eran “tan buenos” como los de otros competidores, así que le dio paso a otras personas.
Más tarde, hizo una Maestría en Administración y Supervisión Educativa, también en la Universidad Interamericana, esta vez en el recinto Metropolitano. Aunque cuenta con estudios posgraduados, lo que realmente fortalece la labor de un maestro es la entrega “total”, según él.
“Hay que tener pasión por lo que uno hace. Puedes tener mucho conocimiento, pero si no tienes pasión no puedes ser buen maestro”, agregó. Es por esto que se describe a sí mismo como un “maestro fiebru”.
El amor por enseñar, contó, comenzó con su labor magisterial en el municipio de Mayagüez como parte del programa Job Corps, iniciativa de estudio y trabajo del Departamento de Educación. Como integrante del programa recibía talleres de educación continua con el propósito de prepararse para trabajar con niños y jóvenes de comunidades desventajadas.
“Yo estaba enamorado de ese programa porque estábamos sacando a estos jóvenes de la calle. Viajé Morovis, Orocovis, Jayuya… visitando casas, campos, etcétera”, afirmó.
Como parte de Job Corps, Laracuente también ofreció talleres en Arecibo. En ese municipio norteño le surgió una oportunidad que siempre quiso: trabajar como maestro de escuela superior. Así comenzó en la Escuela Trina Padilla de Sanz. No obstante, este trabajo le duró poco, porque algunos años más tarde fue reclutado como profesor en la UPR Arecibo, donde aún continúa laborando.
Con humildad y timidez, Laracuente atribuye el reconocimiento de la LAI a su gesta en las comunidades pobres de nuestro país y a sus años como entrenador de atletismo. Aunque no fue atleta de alto rendimiento en este deporte, sí dedicó su vida a preparar decenas de deportistas de toda la Isla.
Teniendo como sede la pista de la UPR Arecibo, desde la década de los ‘70, Laracuente entrenó a jóvenes de dicho pueblo, así como de Hatillo, Jayuya, Morovis, Orocovis, Quebradillas e Isabela. Atletas que de su mano ganaron becas universitarias y quienes hoy son profesionales que aportan al País. Su labor allí era de forma voluntaria, nunca cobró por sus servicios como entrenador.
“Yo tenía la Asociación de Atletismo Juvenil-Infantil de Arecibo; todos querían llevar a sus niños allí para que yo los entrenara [ríe]”, relató.
Además del programa de atletismo, Laracuente, a través de la Asociación de Tenis de Puerto Rico y de Estados Unidos, ha logrado la financiación de varios proyectos para difundir la enseñanza de este deporte. Actualmente, se encuentra trabajando como coach en el municipio de Barceloneta.
A pesar de que han pasado los años, este maestro de educación física continúa visitando las escuelas públicas cada vez que uno de sus pupilos lo llama. “Mis exestudiantes me invitan a dar talleres y a preparar días de juegos para sus estudiantes, porque dicen que yo soy el papá de los pollitos”, destacó el educador. Recientemente, visitó la escuela Francisco Pachín Marín de Arecibo, la Julio Seijo y la Víctor Rojas.
La UPR, un valuarte que debemos defender
Para Laracuente, el contexto de la LAI es una oportunidad para defender la Universidad de Puerto Rico, pues la Junta de Control Fiscal y el gobierno de Ricardo Rosselló buscan recortar $450 millones de su presupuesto. Esta acción ha encontrado resistencia dentro de la Institución, principalmente por parte de sus estudiantes, quienes han decretado una huelga indefinida en nueve de las once unidades.
“El Gobierno debe identificar fondos para allegar a la Universidad y evitar los recortes. La Universidad tiene una historia cultural y educativa inigualable. Hay una falta de esfuerzo mayor por parte de los políticos del País para generar otras alternativas a la crisis”, manifestó el profesor.
Asimismo, destacó que en estos momentos de crisis económica debemos utilizar el deporte para liberar el estrés y generar positividad entre la población. Como ejemplo, destacó la pasada gesta del equipo de béisbol de Puerto Rico en el Clásico Mundial. “Nadie estaba pensando en los problemas, todos querían ser Team Rubios. Pues para eso debemos usar el deporte”, puntualizó.