La calma del Paro Nacional fue abruptamente interrumpida con la aparición de oficiales de la Policía de Puerto Rico en la avenida Luis Muñoz Rivera, a alturas del Oriental Bank y a pasos de la tarima del evento.
Un grupo de la Uniformada hizo una línea de defensa ante los manifestantes, quienes se aprestaban a finalizar las actividades del día. En respuesta, los manifestantes comenzaron a cuestionar por qué los atacaban, pues entendían que los reclamos del Paro Nacional les correspondían a todos.
“Policía, esto no es solo sobre [el Proyecto de la Cámara] 938, a ti también te afecta”, gritaron los manifestantes. Mientras, la Policía mantuvo su línea de defensa.
Los manifestantes entonces lanzaron piedras y botellas rellenas con agua y jabón. A esto, los policías respondieron con gas pimienta y gases lacrimógenos, lo cual afectó también a numerosos miembros de la prensa.
Luego de un forcejeo y la mediación de diversos grupos—como el Colegio de Abogados—, la acción se transfirió a la calle Chardón. Allí, además de la Policía de Puerto Rico, también se presentó la unidad motorizada, la Unidad de Operaciones Tácticas—mejor conocida como la Fuerza de Choque—, y el Special Weapons And Tactics (SWAT). Estos últimos portaban pistolas con balas de goma. Así, los eventos se distribuyeron entre la Muñoz Rivera y la Chardón.
Luego de unos minutos, los grupos de uniformados se retiraron y se acuartelaron en el sótano del Oriental Bank.
Aunque todo permaneció en calma por breves momentos, los ánimos se caldearon nuevamente frente al Popular Center, en la avenida Ponce de León. Los cristales del lugar estaban rotos, producto de pedradas de los manifestantes. También, una de las paredes fue marcada con el mensaje “Basta ya” en grafiti.
Con los oficiales en la Ponce de León y en la calle Bolivia, los manifestantes comenzaron a retirarse, no sin antes sentir el embate de los gases lacrimógenos y el gas pimienta otra vez.
La Policía continuó en avanzada por la avenida, por lo que los presentes se dispersaron entre las áreas aledañas, como la estación Roosevelt del Tren Urbano, el edificio de Liberty Cablevision y la farmacia CVS.
Incluso, un grupo de personas quedó encerrado en la estación Roosevelt. Más adelante salió a relucir que el Tren Urbano cesó operaciones por el día.
Cabe destacar que la superintendente de la Policía, Michelle Hernández de Frailey, tuvo una reunión con los líderes sindicales durante el fin de semana. En el cónclave, según salió a relucir en distintos medios, sentaron las bases para lo que sería un acuerdo de paz que permitiera la libertad de expresión y la cero violencia. No obstante, ese acuerdo se rompió—según la Policía—ante actos de vandalismo.
Luego la Uniformada llegó hasta la altura de la Avenida Universidad. A través de redes sociales, estudiantes pedían que más personas se acercaran a la Universidad de Puerto Rico (UPR), puesto que temían que la Fuerza de Choque intentara ingresar a la institución que permanece en huelga desde el 5 de abril. Poco después los oficiales se marcharon.
En conferencia de prensa a las 4:00 p.m., el gobernador Ricardo Rosselló Nevares reprendió a los participantes de los sucesos y los tildó de criminales.
“Los actos de hoy constituyen actos criminales y vamos a buscar a los responsables por esos actos. He impartido instrucciones a todas las agencias para que investiguen profundamente y tomen acción inmediata”, declaró el gobernador, refiriéndose al vandalismo.
Por otro lado, durante la conferencia de prensa el primer ejecutivo aprovechó para felicitar a la Superintendente de la Policía y los oficiales por “velar por la seguridad del pueblo”.
“Quiero felicitar a los hombres y mujeres de la Uniformada quienes se mantuvieron en la calle velando por la seguridad del pueblo”, expresó Rosselló Nevares.
Asimismo, el gobernador responsabilizó a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, por alegadamente incitar a la violencia durante el paro y días previos.
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