El periodismo de investigación conlleva muchos sacrificios, pero tiene muchas satisfacciones. Sabes que estás trabajando en historias que importan y que tienen el potencial de cambiar las cosas. Con la verdad y la adjudicación de responsabilidades por los abusos contra el pueblo como norte, te dedicas a buscar aquello que los poderosos tratan de ocultar para robar y hacer daño a los más vulnerables.
Sin embargo, la frustración recae en que frecuentemente las investigaciones periodísticas no tienen consecuencias de parte de las autoridades.
El pasado viernes en la noche fue la excepción. Una de esas excepciones que te inyectan energía después de 20 años en el oficio y que te dan ganas de continuar. Mientras me disponía a vestirme para ir a cenar llegó la llamada de la vecina isla: “El Presidente Danilo Medina acaba de destituir a Diandino Peña”, me dijo el colega Dennis Rivera, también puertorriqueño, que por azares de la crisis boricua es jefe de fotografía de un medio en República Dominicana.
Y es que el Caribe, como el mundo, cada vez se hace más pequeño e interconectado. Las familias, los trabajos, las conexiones de todo tipo, así como las historias, trascienden fronteras.
El despido fulminante de Diandino Peña Criqué vino como consecuencia de la investigación transfronteriza y colaborativa realizada por la periodista dominicana Alicia Ortega, esta servidora y el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) como parte de la continuación de los Panama Papers. Nueve meses invertimos en la búsqueda de documentos en la gigantesca base de datos del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en los archivos públicos de corporaciones de la República Dominicana, y con las fuentes y entrevistas de Ortega sobre el terreno, trazando conexiones y buscando más. Usamos todo tipo de métodos de comunicación y reuniones presenciales, asegurándonos que toda la información que presentaríamos sobre las violaciones de ley y fraude al Estado de este poderoso funcionario, el que ha manejado el proyecto de infraestructura más grande en la historia de Quisqueya, estaba sólida, contundente. Y así fue: encontramos que Peña había levantado un emporio multimillonario durante sus 13 años en el “servicio público”, con 29 empresas 15 de las cuales estaban registradas en Panamá e Islas Vírgenes Británicas, países donde también nos dio la mano el colega Ken Silva.
En el CPI hemos decidido comenzar a liderar trabajos regionales además de continuar investigado en Puerto Rico. Esta investigación conjunta, realizada por Noticias SIN y el Centro de Periodismo Investigativo, fue el comienzo de lo que esperamos sea una agenda permanente para nuestra organización.
Alicia preparó su programa de televisión, mientras en Puerto Rico escribimos la historia para prensa e internet, y la distribuimos para republicación libre de costo a todos los medios de la República Dominicana, Puerto Rico y otros aliados internacionales.
Da vergüenza que ninguno de los periódicos impresos de República Dominicana publicó la historia que se les ofreció de antemano, y luego apenas reseñaron la destitución del funcionario, no los escandalosos hallazgos de la investigación que provocaron su despido. Esos mismos periódicos con larga trayectoria y amplia difusión que publican otras historias sobre Puerto Rico, no publicaron esta demoledora historia sobre la corrupción en su propio país. Solo publicó el diario digital Acento, el único medio escrito valiente en este hostil ambiente mediático.
En Puerto Rico, el cerco mediático también se hizo patente y muchos medios ignoraron la historia. Publicaron El Vocero, la agencia de noticias Cybernews y el periódico digital de economía Sin Comillas.
Asimismo, Ortega tuvo que enfrentar una semana de ataques de Peña quien se abocó a un “media tour” para intentar difamarla, acusándola de haberlo entrampado, de estar financiada por la oposición política y de estar ligada a manejos oscuros. Por añadidura, el destituido funcionario atacaba el trabajo del CPI, quien estuvo a cargo de supervisar editar toda la investigación. Ninguna asociación de periodistas o medio, exceptuando nuevamente a Acento, salió en su defensa.
Así es que esa llamada del viernes en la noche fue particularmente dulce. Contrario a la mayoría de las ocasiones en que se hacen investigaciones periodísticas, donde sientes que el trabajo fue un poco en vano, en este caso la historia tuvo un final alentador. Al menos en principio, porque aún falta que el gobierno del Presidente Danilo Medina investigue y encauce quien también fue activista de campaña del aún poderoso expresidente Leonel Fernández. Además, se reivindicó el trabajo arduo y valiente de Alicia Ortega y de su producción El Informe, cuya entrevista en cámara a Peña no dejó espacio a dudas.
El sábado, todos esos periódicos dominicanos que no publicaron la historia, tuvieron que publicar la destitución en sus primeras planas. Espero que hayan aprendido su lección.